tag:blogger.com,1999:blog-38479186458717091222024-03-17T17:53:45.459+01:00Kefetlas escrituras de la nocheJesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.comBlogger120125tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-19435916342303928272024-01-31T19:51:00.000+01:002024-01-31T19:51:19.702+01:00A la entrada de un nuevo laberinto...<p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;">Heme aquí, a la entrada de un nuevo laberinto.</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;">Si regreso, daré cuenta del viaje...</span></p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi9N93wlBp2az7NTlF4dj_vWAb5T9_83yrNwnlgf2FGSfC-SMyKq74gOfIdv1by3B6B9ZJGV7p3DcJe008qxRHdEx_cI9dewxYxUazg-YA1LSYtNAdjWRzgmUgEJqEa86EnZDoJkMovSCFob9-7uR-eGkO3tx9UECw7NCZN_sM36n6JQu4vcPxzFRH4OOKf" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="995" data-original-width="990" height="560" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi9N93wlBp2az7NTlF4dj_vWAb5T9_83yrNwnlgf2FGSfC-SMyKq74gOfIdv1by3B6B9ZJGV7p3DcJe008qxRHdEx_cI9dewxYxUazg-YA1LSYtNAdjWRzgmUgEJqEa86EnZDoJkMovSCFob9-7uR-eGkO3tx9UECw7NCZN_sM36n6JQu4vcPxzFRH4OOKf=w558-h560" width="558" /></a></div><br /><br /><p></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-11526161568324497022023-12-31T16:59:00.000+01:002023-12-31T16:59:04.681+01:00Las lecturas de un otoño lleno de claroscuros<p><br /></p><p>Finalizado a últimos de septiembre el ciclo no-correspondencia, no-diarios de lecturas de <b>Kafka</b> la imposibilidad de abandonar siquiera sea rescoldos de su mundo me llevó a las <i>Cartas a Milena</i>. Y así, junto a la Basílica de las Angustias de Granada lei las primeras misivas dirigidas a su traductora.</p><p>Quería Kafka comunicarse con el mundo? Quería hacerlo en el momento de escribir y luego se arrepintió? Qué significaba realmente esa lucha contra / con la escritura?</p><p>Creía estar dando cumplimiento a un destino? O era absolutamente al contrario: creía luchar sin fuerzas al borde de la enfermedad y la muerte contra un destino que lo condenaba al silencio?</p><p>No son todos los miedos uno solo? O dicho de otro modo: no se expresa un miedo de múltiples formas? Quizá el miedo sea algo en sí mismo que busca constantemente la forma de expresarse.</p><p>K y yo estamos agobiados, sumidos en la angustia, peleando contra nada —imposible vencer.</p><p>K y yo escribimos página tras página sin saber a dónde irá a parar lo que escribimos: será parte de una carta, de un diario, fragmentos de novela, textos que acabarán considerados ficción, fantasía transformada en realidad?</p><p>Las cartas de K... las inquietudes de K tal y como las expresa en esas cartas a un ser especial para él... me remueven, me inquietan, me libersan por momentos, me consuelan, me hacen sentir que puedo viajar hasta Praga, Viena, Gmünd... esos lugares en los que aún palpita un rastro suyo.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiQnJJ3IXE4CGweofjGixqTuDnRjAshoAMswZBvnD8ltPf3R0q8G3qA0ZvfeyzWHeVoA__LRa3fBjCoUw_-eKZKuzJKy_T5LktowpD7hWLXUAxes3TyTu4Y2RYoqZhU9Q9MDKYsX5h9pf-cOMnEB0awjMsjOw9r-LUSRuucmM8XVBMbcetY_Jeqcl18UqJg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="500" data-original-width="333" height="571" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiQnJJ3IXE4CGweofjGixqTuDnRjAshoAMswZBvnD8ltPf3R0q8G3qA0ZvfeyzWHeVoA__LRa3fBjCoUw_-eKZKuzJKy_T5LktowpD7hWLXUAxes3TyTu4Y2RYoqZhU9Q9MDKYsX5h9pf-cOMnEB0awjMsjOw9r-LUSRuucmM8XVBMbcetY_Jeqcl18UqJg=w380-h571" width="380" /></a></div><br />Si leer a Kafka es una experiencia intensa, leer las cartas que escribió a Milena supone una vuelta de tuerca de enorme intensidad por una razón clave: la personalidad de Milena. Nadie parece haber comprendido a Kafka como ella, nadie lo liberó —momentáneamente, por supuesto— de sus miedos y sufrimientos, y nadie le concedió como ella la posibilidad de confesarse, de abrirse, de expresarse, de retirar sus barreras de protección.<br /><p>Acabadas esas tremendas cartas, no podía dejar de leer el libro de <b>Margarete</b> <b>Buber-Neumann</b> titulado en su edición original <i>Milena la amiga de Kafka</i> y aquí en traducción de Tusquets simplemente <i>Milena</i>. Pero mientras las inefables agencias de transporte transportaban el libro se me cruzó otro: <i>El último proceso de Kafka</i>, de <b>Benjamin Balint,</b> que resultó ser una apasionante narración del destino de los manuscritos de K, tan retorcido como el de sus alter ego de ficción.</p><p>Y la conclusión es que a pesar de todo, no tenemos la certeza de localización de los manuscritos. Cuántos papeles, cuadernos, cartas, andan por ahí en lugares desconocidos llenos de palabras esculpidas por K?</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiXsPA7rLRI1yytK16OxduLT9mLAflm2y1bf_If3z83B_Cr5nYPsdKxDOBAxrSqaEButN2_-_Z42FFkUk-noIYUa6RpGc6sYDCKVUdhBcC7Ob4VPs96S4KdoQ_nmOjLB8pQCbMXcqI0MyUpMNrnLESYFDuFCcRJLTBDodLB6w8d_rZuonS48-__E8IKEaKj" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="864" data-original-width="552" height="576" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiXsPA7rLRI1yytK16OxduLT9mLAflm2y1bf_If3z83B_Cr5nYPsdKxDOBAxrSqaEButN2_-_Z42FFkUk-noIYUa6RpGc6sYDCKVUdhBcC7Ob4VPs96S4KdoQ_nmOjLB8pQCbMXcqI0MyUpMNrnLESYFDuFCcRJLTBDodLB6w8d_rZuonS48-__E8IKEaKj=w367-h576" width="367" /></a></div><p><br /></p><p>15 de marzo: las tropas alemanas entran en Praga. Recorren la calle principal de la Praga vieja mientras en las aceras la gente mira hacia abajo. Estamos al borde de otra tragedia inminente comparable con aquella?</p><p>Si las cartas a Milena son una desgarradora novela de amor, <i>Milena</i> es un testimonio sencillo y brutal de lo que significó la II Guerra Mundial pera millones, pero especialmente para personas sensibles, creativas y solidarias de las que Milena constituye un ejemplo sobrecogedor.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg8_fIXWUW1W87477edBorfF4f0v020Cliyt8lCgwyGCLU0VsL4CZzKjNd5Dz8TgWeaakvRRjv8q6kBmC1vKuMf9_CaZBTP5NMkQCPJWUmqPJ9o3xOAIDDZuHB85ZD8CrOUEQASsFHGkeeJVV62TXQyhoweXLV7YTmv1Q7tgmDVStV-1O4xbSIAp9bnUq5X" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="500" data-original-width="334" height="521" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg8_fIXWUW1W87477edBorfF4f0v020Cliyt8lCgwyGCLU0VsL4CZzKjNd5Dz8TgWeaakvRRjv8q6kBmC1vKuMf9_CaZBTP5NMkQCPJWUmqPJ9o3xOAIDDZuHB85ZD8CrOUEQASsFHGkeeJVV62TXQyhoweXLV7YTmv1Q7tgmDVStV-1O4xbSIAp9bnUq5X=w347-h521" width="347" /></a></div><br /><p>Y en esas llegó el Dia de los Muertos, en este caso no solo de la mano del calendarios sino de primerísima mano en los relatos de mi hijo Olmo que pasó esos días en México en 2021 y recorrió la ruta del Cónsul leyendo <i>Bajo el Volcán.</i></p><p>Y ahora, dos años después casi viajamos con él a beber mezcal en los tugurios de Lowry. </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgm48qnSNCOzy0c6yY4WLLz1086q58R7AwfkZRDuwTNdtaH92sbwJFFi9_A7FAPaFSHTifiVYe3NlSAeZFP4WM9owpDlYTYNpRqeKO8gv200HkKOewVDtEIkoO0Qccm_tpGwmcC09OghlcdrQFmUI5C1tUikppK8d4vGYsn599p5xwRyrKh-ZoYpV7SrNBG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="364" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgm48qnSNCOzy0c6yY4WLLz1086q58R7AwfkZRDuwTNdtaH92sbwJFFi9_A7FAPaFSHTifiVYe3NlSAeZFP4WM9owpDlYTYNpRqeKO8gv200HkKOewVDtEIkoO0Qccm_tpGwmcC09OghlcdrQFmUI5C1tUikppK8d4vGYsn599p5xwRyrKh-ZoYpV7SrNBG=w485-h364" width="485" /></a></div><br /><p>Eso sí, inevitable pensar en Antonio y en todo lo que nos une como escritores, como lectores y como amigos durante más de cincuenta años.</p><p>Pensar en eso es como pulsar un conmutador que dispara imágenes y las veo como en aquellos pequeños juguetes en los que metíamos una diapositiva de plástico y lo mirábamos a contraluz. Son imágenes reales y al mismo tiempo falsas. Reales poirque corresponden a personas y objetos que existen de verdad (o eso creo), y son falsas en el sentido de que están ahí, entre la luz y tu ojo, como flotando en un mar de tiempo irreal que hoy te inunda de alguna forma pero que mañana ya no estará. </p><p>Son imágenes o son memoria? Son recuerdos o imágenes de recuerdos? Todo está ahí. Son al mismo tiempo una cosa y la otra: se unen en el contraluz para cobrar existencia.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhCiaSNdvAiajuVyCdT90k0t0ooBi-ZWYUTHePetVfTBxkDLnxbIj53erSiq-W2anznJN9z4pu_WvysBGGHiXQm2qWEialgA3b7q1c2txLpGMYlZzGugD-m-BXhglIaQiVDrXxZfmLQWWATcPkfn7WJOURYHtF9wiLoFRcDLHqUEVBA5dt_2BoFUVD13HRF" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="349" data-original-width="612" height="303" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhCiaSNdvAiajuVyCdT90k0t0ooBi-ZWYUTHePetVfTBxkDLnxbIj53erSiq-W2anznJN9z4pu_WvysBGGHiXQm2qWEialgA3b7q1c2txLpGMYlZzGugD-m-BXhglIaQiVDrXxZfmLQWWATcPkfn7WJOURYHtF9wiLoFRcDLHqUEVBA5dt_2BoFUVD13HRF=w534-h303" width="534" /></a></div><br /><p>Día de los Muertos, dia de Malcolm Lowry, día del Cónsul, día de <i>Bajo el Volcán</i> para siempre.</p><p>Una búsqueda que es la nuestra —la de todos los lectores— un viaje que es el nuestro, un recorrido hacia el infierno que repetimos una y otra vez.</p><p>Caminamos con Lowry en la noche mágica de Cuahunauac, subimos con el Cónsul a la rueda de la vida, tomamos mezcal en las incontables tabernas bajo el Popo y recorremos el camino iniciático que nos arroja al barranco para comenzar de nuevo al amanecer rogando a la Virgen que nos devuelva el amor perdido.</p><p>Y el 3 de noviembre, con la resaca de los muertos una fotografía mostrando una novela recién sacada del horno por Anagrama me lanzó de nuevo a la calle y a mi recorrido habitual de tiendas de libros con un resultado jugoso.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgFaEKClpZOje69X5T4O9xZmiO86QmsC-HzbtxCCVy9nDnNYg_vkN0N3gY7iF_gH2OaGny_H8iD4zJX6gcDMjPg9od3-3LxiW80SLniguFO680sN0KOh3g58jJmMvW5UczsaqyWQ1svLblK4cxmleLDNw0AXREzelLPUcxGkN8JgKS3OyENLptV2RPBuTbN" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1024" data-original-width="652" height="613" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgFaEKClpZOje69X5T4O9xZmiO86QmsC-HzbtxCCVy9nDnNYg_vkN0N3gY7iF_gH2OaGny_H8iD4zJX6gcDMjPg9od3-3LxiW80SLniguFO680sN0KOh3g58jJmMvW5UczsaqyWQ1svLblK4cxmleLDNw0AXREzelLPUcxGkN8JgKS3OyENLptV2RPBuTbN=w391-h613" width="391" /></a></div><br /><p>He entrado en el mundo de <b>Benjamin Labatut</b>: solo unos pocos párrafos que me han conducido al abismo. </p><p><i>MANIAC</i> tiene un arranque magnífico y sus primeras páginas sugieren una novela potente y densa. Creo que tengo un nuevo escritor al que seguir y perseguir</p><p>Para que no resulte excesivamente chiripitifláutica la elección de los tres siguientes libros, hay que comprender que los personajes de Labatut son algo así como avatares modernos de los sabios de la antigüedad y que muchos de estos pueblan las páginas de <i>El Segundo Río</i> en cuyo trance de escritura me hallaba en esos momentos.</p><p>Esos libros son: una biografía de Kurt Gödel, un recorrido por las ideas de la secta pitagórica y el <i>Apocalipsis</i> de <b>D H Lawrence </b>que incluye frases como esta: <i>"es muchísimo mejor leer un libro seis veces a intervalos, que leer seis libros distintos"</i>, o esta: <i>"Un libro solo vive mientras tiene el poder de conmovernos, y conmovernos de una manera distinta, mientras nos parezca diferente cadsa vez que lo leemos".</i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg4uxt6-0qqznRg_17l06ru8JBw-UiXYbdnG2AcFi84xvS6iQLOWkqe7Vo76c-lprJpUldcjEzdPCgLybUCIIccI7fuoKcHcQE-WcQIFEVbxD6mnD0tcpf4TLts1LLh-s_J0hkkMk9heMJ38c6qlgqyA5CYwJfYwqlSZxYF79Sqih44Bod1obsf-hGhO9bm" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1500" data-original-width="981" height="569" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg4uxt6-0qqznRg_17l06ru8JBw-UiXYbdnG2AcFi84xvS6iQLOWkqe7Vo76c-lprJpUldcjEzdPCgLybUCIIccI7fuoKcHcQE-WcQIFEVbxD6mnD0tcpf4TLts1LLh-s_J0hkkMk9heMJ38c6qlgqyA5CYwJfYwqlSZxYF79Sqih44Bod1obsf-hGhO9bm=w372-h569" width="372" /></a></div><br /><p>Regreso a los cuadernos acompañado de dos lecturas simultáneas: <i>Chevreuse</i>, lo último traducido de <b>Modiano</b> y <i>La noche más oscura</i>, que narra la investigación del escritor estadounidense <b>John Evangelist</b> de la misteriosa muerte de <b>Edgar Allan Poe</b>.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg8_qX2fQ0J_3YtAc3o5WR87_Ho6_KUOaz31daTORonMC-EoDBwhmu57KYaJOAI8x_2H8iailYaDK5RtI7K9AT1vhW1zuVL39f3ThVWlI6mrW7XD1oZs1QKVAlVLyZL-9iTXD9s9I0izywxxcGwbrQwaVVWPtuxoj54r4Y6qw32oDAT3kdbavb_MuL10Osa" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="868" data-original-width="552" height="435" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg8_qX2fQ0J_3YtAc3o5WR87_Ho6_KUOaz31daTORonMC-EoDBwhmu57KYaJOAI8x_2H8iailYaDK5RtI7K9AT1vhW1zuVL39f3ThVWlI6mrW7XD1oZs1QKVAlVLyZL-9iTXD9s9I0izywxxcGwbrQwaVVWPtuxoj54r4Y6qw32oDAT3kdbavb_MuL10Osa=w277-h435" width="277" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhebeF_QCMJqfut-9OxYDYc5D4SVVqlP9v2CSmVstKzfwo21tO1K5fVLUvwdSbS2ycNjcw3iQYnz9kJFVvH1uHXckz3-yPy_xTp_6FtSJsICk9PzCrJNZRJcDDZaf76a5pUbrEVyztnTFBez9WUGP0dAmZCOaaMP6lpDix5TpdYoq5KDwkLERO1QqbeUb7P" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="657" data-original-width="400" height="436" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhebeF_QCMJqfut-9OxYDYc5D4SVVqlP9v2CSmVstKzfwo21tO1K5fVLUvwdSbS2ycNjcw3iQYnz9kJFVvH1uHXckz3-yPy_xTp_6FtSJsICk9PzCrJNZRJcDDZaf76a5pUbrEVyztnTFBez9WUGP0dAmZCOaaMP6lpDix5TpdYoq5KDwkLERO1QqbeUb7P=w265-h436" width="265" /></a></div><br /><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-84645213574320226442023-11-03T19:13:00.002+01:002023-11-03T19:13:22.344+01:00Ver el mundo con la mirada de K<p>Ayer puse fin a mi lectura sistemática de los textos de ficción de Kafka que inicié en 2006.</p><p>Aclaro que me refiero a todos los textos que no son correspondencia o diarios y que he leído por estricto orden cronológico en la edición española publicada por Debolsillo al cargo de Jordi llovet.</p><p>Y aclaro también que además de las pausas para otras lecturas he dilatado algo todo el proceso al intercalar libros relacionados con Kafka que me he ido topando en librerías o mercadillos de Andalucía, Portugal, Francia o Alemania... incluyendo la portentosa biografía de Reiner Stach, el estudio de Pietro Citati, los prólogos e introduccionesd de diversas ediciones en varios idiomas, la aproximación al Kafka anarquista, las turbadoras cartas a Milena o los pormenores del larguísimo proceso relacionado con los manuscritos que poseía Max Brod.</p><p>Impactado aún por tan desmesurado esfuerzo renuncio a hacer aquí una valoración de la aventura en la que ha habido, como en toda navegación que se precie, momentos de paz y de tormenta, visiones del fin y sueños apacibles, deseos de llegar a buen puerto y tentaciones de abandono.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEicXHUpFG3pAMvkJBUfF54Ab550Y12y_Lh6a4KNgDH0WECxnUwpDHDK4V-hHz-1wqES_DZjz8iQ3JIPDe9oIarxmQ5PU24dUMWI-9V7K5WTFHarcx_wekq41gCCJxnXzS22RtnVbhCieGh1SjFB5SSiPlJ7EAWwpVO6NR7bYuGug2ip0ToL_qo03sxQUq8M" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="471" data-original-width="306" height="533" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEicXHUpFG3pAMvkJBUfF54Ab550Y12y_Lh6a4KNgDH0WECxnUwpDHDK4V-hHz-1wqES_DZjz8iQ3JIPDe9oIarxmQ5PU24dUMWI-9V7K5WTFHarcx_wekq41gCCJxnXzS22RtnVbhCieGh1SjFB5SSiPlJ7EAWwpVO6NR7bYuGug2ip0ToL_qo03sxQUq8M=w347-h533" width="347" /></a></div><br /><p>La fascinación que Kafka ejerce sobre cualquiera que se acerque a él o a su obra se multiplica cuando se trata de alguien que escribe. En ese caso es imposible romper el magnetismo, imposible sustraerse al poder de atracción del "larguirucho" —como se autodenominaba en sus cartas— condenado de por vida a un pulso desigual, inexcusable, irremediable con los fantasmas que lo cercaban sin descanso. Un pulso que asoma con intensidad a sus ojos en la mayoría de las fotografías que se conservan de él abarcando varias décadas.</p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-21240524899393931042023-10-05T18:09:00.000+02:002023-10-05T18:09:36.790+02:00Los textos que Kafka no escribió...<p><span style="font-size: large;"> ... y si los escribió se perdieron</span></p><p><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p><span style="font-size: medium;">Hace unos días una de mis librerías habituales de Granada —El Tiempo Perdido— puso a la entrada una caja de madera con libros a mitad de precio. Entre varias cosas de interés mis dedos se fueron directamente a un lomo de la editorial Acantilado. Y efectivamente, ese era el libro que iba a comprar: <i>¿Es este Kafka? 99 hallazgos</i>, de Reiner Stach.</span></p><p><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.acantilado.es/wp-content/uploads/COB-Este-es-Kafka-850x1341.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: medium;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="507" height="800" src="https://www.acantilado.es/wp-content/uploads/COB-Este-es-Kafka-850x1341.jpg" width="507" /></span></a></div><span style="font-size: medium;"><br /><span><br /></span></span><p></p><p><span style="font-size: medium;">Entre anécdotas simpáticas y casi intrascendentes y curiosidades literarias, lo que más intensamente me atrapó se refiere a escritos que Kafka escribió o debió escribir y nunca fueron hallados, o quizá escritos que nunca escribió pero podría haber escrito, en particular, escritos no explícitamente "literarios" (por llamarlos de alguna forma aunque con unas prudentes comillas de complicidad con los lectores de Kafka).</span></p><p><span style="font-size: medium;">En abril de 1918 Kafka escribió unas tercera carta a su padre que conocemos por los comentarios de una prima y amiga de Ottla que a su vez era empleada de Herman Kafka. Al contrario que las dos cartas conocidas y publicadas, parece ser que esta sí que la leyó el destinatario.</span></p><p><span style="font-size: medium;">En enero de ese mismo año, Kafka le contó a Oskar Baum el argumento para un relato que no llegó a escribir --o al menos no se ha conservado-- y que trataba sobre un círculo de personas que se reunen sin que nadie sea invitado.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Un año antes, el 10 de abril de 1917 un tal Sigfried Wolf escribió una carta a Kafka explicándole que había regalado <i>La Transformación</i> a su prima y que ésta no había entendido la historia así que se la dió a leer a su madre que a su vez tampoco se enteró del asunto y se la dió a leer a su otra prima que tampoco. Todas las lectoras le pidieron una ecplicación de la historia al señor Wolf que, puesto que tampoco la había entendido, se dirigió por carta a Kafka ya que consideró que su reputación estaba en juego. No sabemos si recibió respuesta.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Una de las anécdotas más contadas sobre Kafka es la de la "muñeca viajera". Según Dora Diamant —la quinta compañera de Kafka— nuestro autor escribió una buena cantidad de cartas a una niña que había perdido su muñeca y a la que dijo que en realidad se había ido de viaje. Eso fue entre septiembre del 23 y marzo del 24 en los últimos meses de vida de Kafka. A pesar de los esfuerzos no se consiguió dar con la destinataria de las cartas ni mucho menos con las cartas mismas. </span></p><p><span style="font-size: medium;">Las únicas palabras que tenemos la certeza de que Kafka tenía intención de escribir pero nunca escribió son las que hubieran completado su última carta. Kafka murió literalmente escribiendo y se conserva esa últimna carta interrumpida en la que Dora escribió: <i>"Le quito la carta de las manos. De todas formas ha sido un gran logro. Solo unas líneas más que, por sui insistencia, parecen ser muy importantes"</i>. Y más abajo, Otla escribe: Escrito el lunes 2.6.1924, muerto 3.6.1924.</span></p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-79454095174967730442023-10-02T20:29:00.001+02:002023-10-02T20:29:59.032+02:00Lecturas de El Segundo río (2)<p><i><br /></i></p><p><i>La primera entrega de </i>El Segundo Río, El Manuscrito de Apolonio<i>, tiene un largo recorrido desde que escribí los primeros textos en 1980. Y desde entonces ha ido reuniendo un puñado de lectores, personas cercanas que han tenido la paciencia y casi diría el arrojo de dedicar su tiempo a leer esas páginas paridas con placer y dolor que me han acompañado casi toda mi vida.</i></p><p><i>En algunos casos, esas personas me han hecho llegar sus comentarios sobre la experiencia de su lectura, palabras de apoyo o simplemente impresiones de un viaje que cada cual ha vivido a su manera.</i></p><p><i>Voy a continuar compartiendo fragmentos de esos mensajes que quizá animen a otros lectores a emprender ese viaje ahora que tras un duro y minucioso trabajo de corrección la novela está disponible públicamente.</i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://m.media-amazon.com/images/I/61m6Q11rvAL._SL1491_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="537" height="702" src="https://m.media-amazon.com/images/I/61m6Q11rvAL._SL1491_.jpg" width="471" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Se hace difícil dirigirse así, sin conocerse en persona, e intentar expresar con palabras lo que nos hace vivir un libro, máxime cuando se trata de un libro como el tuyo que denota tanto trabajo interior y exterior, y un proceloso camino donde se van destilando poco a poco emociones, intenciones y pensamiento. Es tu mirada y son tus ojos los que se esconden sin duda detrás de unos personajes construidos con intensidad, esmero y casi podría decirse cierto dolor.</p><p>No sé realmente qué puedo decirte: si hablar de las influencias que gratamente traslucen tras la narrativa, o ahondar en el estilo denso a veces que rezuma entre las letras, con el que vas envolviendo al lector y sumergiéndolo poco a poco en la compleja trama, como si de unas arenas movedizas se tratase; no sé si tratar de la visión socio-política que parece subyacer en los planteamientos basales, si quedarme en una disección de la técnica fríamente hablando a través de la cual impregnas lentamente en el ánimo sensaciones y sentimientos.</p><p>Sin duda no soy el más indicado para hablar de todo ello en tanto en cuanto soy un simple lector "de la calle" y ni por formación ni erudición tengo potestad para defender mucho más allá mis impresiones, quién sabe si solo intuiciones.</p><p>Supongo que es mejor comenzar por decirte que me ha gustado mucho el libro a pesar de encontrar tramos donde se hace digestión más dura su lectura. También me es obligado advertirte que quizá en gran parte haya disfrutado con él al tratarse de una forma de escribir que me resulta cercana a mi forma de pensar, de ver ciertas cosas, de expresarlas. Tu libro para mí necesita de una segunda lectura en un futuro para poder interiorizar más aspectos sutiles que solo se pueden percibir con claridad cuando uno ya ha pasado por una lectura más avanzada.</p><p>Angustia. Confusión. Opresión, Dolor. Desasosiego. Oscuridad. Incógnita. Estupor. Ominosidad. Desesperanza. Búsqueda. Miedo. Son las palabras sombrías que están marcando todo el texto, la historia y la narración. Las que enmarcan un misterio, las que señalan los días de casi todos los personajes. Las que definen el espectro abominable e inasible que rodean y construyen el universo que describes. Y no están todas. El Horror. Recordemos a Coppola. Recordemos a Conrad.</p><p>Luz. Devoción. Escritura. Fe. Amistad. Búsqueda. Amor. Tesón. Esmero. Lucha. Mar. Fuerza. Son algunas de las que iluminan en breves destellos el texto permitiéndonos tomar aire, continuar vivos en el infierno, y a pesar de todo, e incluso como una ilusión pasajera, ser felices. Tampoco están todas: Leer.</p><p>Son dos ejercicios en cierto modo inútiles los que acabo de esbozar ya que siempre el tintero arroja más, ya que segundos más tarde siempre aparece otra más adecuada. Existe una constante desde la primera página y que conduces hasta el final, y es la sensación de persecución, del enemigo desconocido, del futuro incierto. </p><p>No sé si has tenido la oportunidad de ver una película, Titus, altamente recomendable, impactante. Pues su banda sonora (Elliot Goldenthal) por momentos pareciera la más indicada a tu libro. Y por cierto la escucho de fondo ahora.</p><p>He visto trazas y aromas a escritores que aprecio mucho (en mi modesta ignorancia, ojalá fuese un entendido), entre ellos te citaría a Borges (sí, San Borges) y a otro ser celeste, Cortázar, y quizás a alguno más que no tengo base para sustentar. </p><p>No quiero alargarme mucho más por no abusar de tu tiempo, aunque los avatares de Apolonio, Démades, Dinarco y los otros meritan de profundas disecciones.</p><p>Pero la noche avanza y la cerveza comienza a hacer mella.</p><p>Continuaremos hablando si tenemos ocasión. Un saludo y un abrazo.</p><p>Alejandro, 2008.</p><p><br /></p><div style="text-align: left;">Primera entrega:<br /><a href="https://kefet.blogspot.com/2022/06/lecturas-de-el-segundo-rio.html" target="_blank">Lecturas de El Segundo Río (1)</a></div><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-10961649289209185232023-09-15T19:03:00.001+02:002023-09-15T19:05:12.026+02:00La pereza del lector<p><br /></p><p>No sé cuanto tiempo lleva esta entrada en la categoría de "borrador".</p><p>Ni cuantas veces la he abierto para añadir títulos y actualizar una lista sin comentario alguno.</p><p>Ahora que he llegado a un límite, a un autor que no me deja seguir esta dinámica porque le debo demasiado como para pasar sobre él de puntillas consignando solo un título, me propongo cerrar definitivamente tanta pereza y publicar la entrada.</p><p>Tras mi relectura del boom recogida en una entrada del 5 de enero de 2021 fui alternando mis lecturas de batalla con las novelas que paso a consignar:</p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><i>Cegador 2</i></p><p style="text-align: center;"><i>La Línea del horizonte</i></p><p style="text-align: center;"><i>El tiempo envejece deprisa</i></p><p style="text-align: center;"><i>Nocturno hindú</i></p><p style="text-align: center;"><i>Viaje a Oriente </i></p><p style="text-align: center;"><i>Cegador 2</i></p><p style="text-align: center;"><i>Las puertas de la percepción</i></p><p style="text-align: center;"><i>Una casa para siempre</i></p><p style="text-align: center;"><i>Mac y su contratiempo</i></p><p style="text-align: center;"><i>Kassel no invita a la lógica</i></p><p style="text-align: center;"><i>El reino: Un hombre, Klaus Klump</i></p><p style="text-align: center;"><i>El reino: La máquina de Joseph Walser</i></p><p style="text-align: center;"><i>El reino: Jerusalén</i></p><p style="text-align: center;"><i>Un crimen japonés</i></p><p style="text-align: center;"><i>La más recóndita memoria de los hombres</i></p><p style="text-align: center;"><i>Grafomaquia</i></p><p style="text-align: center;"><i>El quincornio</i></p><p style="text-align: center;"><i>Montevideo</i></p><p style="text-align: center;"><i><br /></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://tse2.mm.bing.net/th?id=OIP.YO2pUGUHO4g6bXytZwKm2wHaFj&pid=Api&P=0&h=180" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="180" data-original-width="240" height="390" src="https://tse2.mm.bing.net/th?id=OIP.YO2pUGUHO4g6bXytZwKm2wHaFj&pid=Api&P=0&h=180" width="520" /></a></div><br /><p>Dejando aparte las decepciones: los libros de Palol y el crimen japonés de Guebel, todas han sido lecturas suculentas, en particular <i>Montevideo</i>, una de las mejores novelas de Vila-Matas a la que he dedicado otra entrada reciente.</p><p>Quede la lista como constancia de lecturas. Cierro aquí y abro nueva entrada para Kafka.</p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-61483105725535951682023-08-13T19:57:00.002+02:002023-08-13T20:46:13.047+02:00Montevideo no invita a la lógica<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><p></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-size: large;">Junto al café, el último libro de Vila-Matas: <i>Montevideo</i>. ¿Por qué hay ciudades que suenan a Vila-Matas? ¿Por qué siento ese abismo que provoca el universo Vila-Matas y que me atrapa desde sus imposturas, fingimientos, metaverdades, ficciones reales y falsas realidades? Una vez abres un libro suyo quedas fascinado por esos personajes que pueden ser y no ser el propio Vila-Matas, o por esos otros que pueden estar o no estar en la Wikipedia pero que cruzan sus novelas con aire de realidad, o al menos con un <i>qué más da si existen o no</i> y dónde y cuándo…</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhAdzMyYLdwJVYsprgqIB5Mtuu0XkuaOo01y4N_l--lrVT9m76fECRWoSIg-TXuJdQ2XPYhp_StgDvhjYlIqqPt4jR3NuvGRkf5CmWT6MZV8zYF2rLxmRvJduhfRhmEBXDYyfadPgKsOORaJurE3h9f5dC_hbXt1Vsu7g4cM-Ad2hfMCYZMW0D29Ts7tDkH" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img alt="" data-original-height="3435" data-original-width="2000" height="499" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhAdzMyYLdwJVYsprgqIB5Mtuu0XkuaOo01y4N_l--lrVT9m76fECRWoSIg-TXuJdQ2XPYhp_StgDvhjYlIqqPt4jR3NuvGRkf5CmWT6MZV8zYF2rLxmRvJduhfRhmEBXDYyfadPgKsOORaJurE3h9f5dC_hbXt1Vsu7g4cM-Ad2hfMCYZMW0D29Ts7tDkH=w291-h499" width="291" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><p></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-size: large;">Imposible saber si uno ha leído ya o no el libro de Vila-Matas que tiene entre sus manos. El juego fenomenal de confusión en el que uno se adentra cuando decide leer a Vila-Matas hace empresa imposible distinguir una novela de otra, una impostura de otra, un laberinto de otro —o diferentes zonas dentro del mismo laberinto. Así que da igual si uno compra dos veces el mismo libro o se trata de dos libros diferentes. A esto añaden cierta inquietud las diferentes ediciones de un mismo libro, por no hablar de las entrevistas en las que Vila-Matas mezcla realidad y ficción hasta dejar estas palabras colgando del abismo del significado vacío.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Llevo cuatro días leyendo <i>Montevideo</i> con la extraña sensación de haberlo leído ya, cosa totalmente imposible por varias razones, entre ellas, que no había comprado este libro hasta el 20 de mayo, hace cuatro días. Pero entonces… y teniendo en cuenta que el asunto no se menciona en la contraportada del libro, ¿cómo he establecido la relación entre este libro, Cortázar, su cuento en el hotel y la habitación…?</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Vuelvo atrás en las pocas decenas de páginas leídas y no hay ninguna mención del asunto. He pensado que quizá había leído una entrevista con Vila-Matas en la que explicaba la anécdota de Cortázar y su cuento <i>La puerta condenada</i>, del libro <i>Final de juego.</i> Pero tras mucho buscar en la red no he dado con esa entrevista, si es que existe.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">He pensado que Vila-Matas podía haber contado la anécdota en su prólogo a los cuentos de Sergio Pitol publicados por Anagrama y que yo había adquirido en una de las pocas librerías de viejo que van quedando en Granada y leído muy recientemente: negativo; allí no hay nada que aluda a Montevideo, a los hoteles misteriosos ni al cuento de Cortazar. Y eso que era un lugar enormemente apropiado para ello.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Teniendo en cuenta que desde hace casi un año mi biblioteca está guardada en cajas de cartón almacenadas en un trastero, sigo leyendo <i>Montevideo</i> tratando de precisar si el texto me suena, si he leído antes la novela de Vila-Matas y la he comprado por segunda vez sin recordarlo…</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Vuelvo al <i>dejavú</i><span class="Apple-converted-space"> </span>con Vila-Matas: hoy es Macedonio Fernández y su <i>Museo de la Novela de la Antigua</i>. ¿Me lo había topado antes en otro lugar? ¿En otro libro de Vila-Matas? ¿O verdaderamente estoy leyendo <i>Montevideo</i> por segunda vez sin saberlo, sin recordarlo, o recordando retazos, detalles, sobre todo autores?</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Atrapado en la sexta tendencia narrativa, esa que Vila-Matas confiesa no acertar a encontrar: la de los escritores que quieren abarcar no un todo, sino el todo, y se ven impelidos a luchar día tras día con la angustia que supone hacerlo sabiendo o sospechando que no se puede hacer pero tampoco se puede dejar de hacer.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Nada. No paro de buscar una solución al enigma y no hay forma: tendré que ir al trastero.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Sigo sin saber si ya había leído Montevideo y eso que he avanzado otro buen puñado de decenas de páginas. Creo que las alusiones que me resultan repetitivas podrían estar en otro libro de Vila-Matas. En alguno de los tres últimos que he leído: <i>Mac y su contratiempo, Kessel no invita a la lógica </i>y <i>Esta bruma insensata</i>. Así que decido hacer un listado sistemático que pueda facilitarme la búsqueda: Herzog, Calvino, Tabuchi, Hardwick y sus noches insomnes, Melville, Junger, Margaret Moore, Pla, Macedonio Fernández, Walter, Kafka, Joyce, Sterne, Bolaño… casi todos, como se ve, habituales de Vila-Matas. Pero Cortázar y su cuento no aparecen por ningún lado.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Ayer fui por fin al trastero y después de mucho esfuerzo, logré localizar la caja que ostenta la etiqueta <i>Lit Esp V-M </i>escrita con rotulador grueso azul. Estaba cerca del suelo con una pila de cajas por encima. Finalmente, con fuertes dolores de espalda logré extraerla y abrirla. Fui sacando apresuradamente los libros de Vila-Matas entremezclados con otros autores de la V pero también de la T, como Torrente Ballester. Allí parecía estar todo lo que recuerdo que tengo de Vila-Matas y no apareció por ninguna parte <i>Montevideo</i>, de modo que la opción de haberlo comprado dos veces era ya un callejón sin salida así que decidí llevarme los últimos libros que había leído de Vila-Matas para explorar otra de las posibilidades: que la anécdota de Cortazar —y quizá otras menciones que me sonaban repetidas— estuviese ya anunciada en alguno de esos libros. Así que puse en mi mochila el <i>Kessel</i>, el <i>Mac</i> y la <i>bruma insensata</i>. Y ya de paso decidí llevarme para releer <i>Perder teorías</i> —que parecía conectado de modo aún desconocido con lo que estaba sucediendo— y mi primer libro de Vila-Matas, <i>El viaje vertical </i>por el puro gusto de retornar.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Resulta que Raymond Roussel aparece mencionado en la <i>bruma</i>, motivo suficiente para que yo lo buscara en google y apareciera su libro <i>Locus Solus</i>. Esto deja zanjado uno de los <i>dejavus</i> de <i>Montevideo</i> y abre la puerta al resto…</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Hoy he leído un párrafo clarificador y misterioso al mismo tiempo en la página 105 de <i>Montevideo</i>. Escribe Vila-Matas: “Pensé: de volver un día a escribir, mi libro trataría de un asunto invisible. El lector notaría que el asunto yo jamás lo perdía de vista, pero no me extendía sobre él, más bien lo daría por sobreentendido y por indescriptible, y ni lo nombraría, dejando que planeara sobre los lectores, que sobrevolara el núcleo duro del asunto, tan invisible, pero tan presente todo el rato, precisamente por indescriptible”.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Conforme avanzaba en estas palabras me hacía más consciente de que Vila-Matas las había escrito para quienes como yo se habían visto tan atrapados por la lectura de su última novela que parecían —parecíamos— haber perdido completamente el norte. Y esas palabras, por decirlo así, nos devolvían la cordura, un clavo al que agarrarnos: había un asunto invisible del que trataría su libro, invisible por indescriptible… y cuatro páginas después coloca en cursiva nada menos que estas palabras clarificadoramente cortazarianas: <i>“tomó mi habitación”</i>. Que la anécdota de Cortázar y la habitación inexistente tras la puerta condenada eran la clave de este nuevo libro de Vila-Matas ya no ofrecía dudas, pero todo ello no solucionaba el problema de partida: ¿dónde había leído yo esa anécdota de la mano de Vila-Matas? ¿Y dónde el resto de anécdotas que resonaban en mi cabeza: la novela de Macedonio Fernández o el libro <i>Noches insomnes</i> de Hardwick, dando por resuelta la última y menos significativa: Raymond Roussell y su libro <i>Locus Solus</i>, y descartando un puñado de autores tan recurrentes en los escritos de Vila-Matas que no cabía incluirlos en la liste misteriosa de Montevideo: Kafka, Tabuchi, Joyce, Walter. Bolaño, Stern…</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Me sirven el café y abro el libro de Vila-Matas para leer estupefacto estas palabras: “Hay un cuento formidable de Julio Cortázar en el que el cuarto de al lado de una habitación de hotel juerga un papel fundamental. Es “La puerta condenada”, pertenece tanto al mundo de la ficción como al mundo real, y tiene como escenario la ciudad de Montevideo, en Uruguay”.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Estoy en la página 115, en el arranque de la tercera parte titulada precisamente <i>Montevideo</i>. Cierro el libro y miro por la ventana para comprobar que no estoy en un sueño deslucido y vuelvo a abrirlo para encontrarme con las mismas palabras. Para empezar queda claro por qué no encontraba la mención de Cortázar y su cuento: aún no había llegado a ella. Pero eso supone abandonarme sin protección al mundo cortazariano de la mano de Vila-Matas.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Llevo varios días buscando en <i>Montevideo</i> algo que aún no había leído pero que estaba convencido de haber leído… por segunda vez. Segunda lectura que no podía remitirme a una primera puesto que aún no se había producido. De los otros <i>dejavus</i> textuales —Macedonio Fernández, Raymond Roussel y Elizabeth Hardwick— ya tenía resuelto uno y probablemente podría resolver los otros dos si perseveraba en la búsqueda que me había propuesto revisando hoja por hoja las tres últimas novelas recuperadas del trastero. Pero el asunto Cortázar es radicalmente diferente: para empezar porque esa anécdota es central en la novela, pero además, y a diferencia de los otros tres casos, no he localizado la segunda aparición en las páginas que ya había leído, sino que, con evidente desafío de la lógica me lo acababa de encontrar en la página 115.</span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><br /></p></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjgdWUg7RZMhOqEZdbNtMZNUh8XPv31f9Wm3CGes429ZGY1jUjhvDuy1AoiFVIu9fwklpGVTOIAeXk683TVlfaj3F917ElkcifLotnS4_01Z-RcVu0Ylr_SwIO2lv3z1af1j2-zA4kdVTYj65mQ1DciUo---xCv_63peWQZZsUunK33GJsIHL--vt1Mk7_r" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img alt="" data-original-height="584" data-original-width="875" height="310" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjgdWUg7RZMhOqEZdbNtMZNUh8XPv31f9Wm3CGes429ZGY1jUjhvDuy1AoiFVIu9fwklpGVTOIAeXk683TVlfaj3F917ElkcifLotnS4_01Z-RcVu0Ylr_SwIO2lv3z1af1j2-zA4kdVTYj65mQ1DciUo---xCv_63peWQZZsUunK33GJsIHL--vt1Mk7_r=w464-h310" width="464" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><p></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-size: large;">Avanzo por <i>Montevideo</i>, la tercera parte de la novela <i>Montevideo</i> mientras Vila-Matas va desgranando su investigación sobre ese cuarto quizá inexistente tras la puerta condenada del cuento de Cortázar y yo continúo investigando cómo me encontré con esa historia por primera vez y cómo sucedió que me convencí de haberla encontrado por segunda vez en una página aún no leída de su novela. Lo que parece fuera de toda duda —si es que efectivamente puede existir algo así— es que tanto Vila-Matas como yo estamos atrapados en un cuarto <i>tomado</i>, es decir, un cuarto aledaño a lo real en el que no me sorprendería encontrar también a Cortázar y, por qué no, a Bioy Casares.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Se cuenta, y lo cuenta el propio Bioy Casares que Cortázar y él escribieron casi casi el mismo cuento. Eran personalidades opuestas, lo que no impidió que a decir de ambos mantuvieran una intensa relación de amistad. Pero la amistad por sí misma no puede explicar que los dos escribieran el mismo cuento, o mejor dicho, que los dos se propusieran dar cuenta del fenómeno de las habitaciones situadas en los límites de la realidad, y lo hicieran mediante historias casi idénticas.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Anoche, mi búsqueda sistemática dio resultado otra vez: Raymond Roussel y su libro Locus Solus aparecen en el <i>Kassel no invita a la lógica</i>, y Macedonio Fernández en el <i>Mac y su contratiempo</i>.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Acompaño a Vila-Matas en su visita a los subterráneos del antiguo Hotel Cervantes, ahora llamado El Resplandor, como la película de Kubrick que transcurre en un hotel con una habitación misteriosa y terrorífica. La idea en principio es averiguar algo más sobre la habitación 104 aunque de momento lo único que el gerente nos dice es que no recuerda el paso de Cortázar por el hotel aunque sí el de otros huéspedes famosos que por cierto también se quejaron de ruidos inexplicables en habitaciones contiguas a las que ocupaban sin poder precisar si esta última era o no la 104.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Ayer, mi investigación en la red sobre los dos cuentos coincidentes y misteriosamente idénticos de Cortázar y Bioy, obtuvo como resultado una explicación bastante prosaica ya que lejos de haber sido escritos al mismo tiempo —que es la impresión que daban algunos al contarlo incluyendo al propio Bioy Casares— se escribieron con mucho tiempo entre ambos. Bioy escribió el suyo años después, de modo que la sombra del plagio planea sobre él.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Mientras Vilas-Matas se dejaba arrastrar por la fascinación de lo invisible, de lo inexistente quién sabe dónde y luchaba valientemente contra los Presuntos que querían a todas luces enloquecerlo o al menos confundirlo en torno a las andanzas de Cortázar en Montevideo, yo continué buscando entre líneas la explicación a tanto dislate intertextual temiendo acabar como el protagonista de la novelista de Melville mirando siempre una pared vacía. “Preferiría no acabar así”, me dije a mi mismo o a Vila-Matas que al fin y al cabo era quien decidía los destinos en las inmediaciones de este territorio cortazariano.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">En la novela —concretamente al final de la tercera parte— Vila-Matas consigue adentrarse en la habitación 206 —de sus pesquisas en la gerencia pudo deducir que la habitación correcta no era la 104 sino la 205, de modo que la habitación condenada, sellada, olvidada o inexistente debía ser la 206. Tras desafiar la oscuridad, no puede evitar retroceder para tomar distancia siguiendo un consejo de su amiga Margaret Moore cuando, situado en el centro de la habitación se topa con una “robusta, inmensa, repugnante” araña de unos 15 centímetros con sus cuatro pares de patas.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Me estremezco en esa página 165 con el libro entre las manos y la tentación de cerrarlo de golpe y soltarlo en la mesa por miedo a que el “artrópodo repugnante” salte de entre sus páginas a mis manos.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Mi araña había hecho su repugnante aparición unos días antes de comprar <i>Montevideo</i>. Me había levantado de madrugada y caminado en medio de la oscuridad hasta el baño muy levemente iluminado por la lucecita blanca que pusimos en el único enchufe junto al lavabo. Mirando sin gafas en la semioscuridad abrí la tapa del water y enseguida, como afectada por m i gesto o por la levísima luz, apareció la araña, negra, de unos 15 centímetros con cuatro pares de patas negras que chapoteaban en el agua y en seguida, nerviosamente, volvió a sumergirse mientras yo daba un paso atrás, no tanto para tomar distancia, sino empujado por la monstruosidad.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Durante los días que siguieron, me pregunté una y otra vez si aquello había sido un sueño, una alucinación o un puro ejercicio de imaginación perturbadora que desde muy pequeños me hacía ver toda clase de criaturas extrañas en la oscuridad. Esperaba con tensión incontenible volver a ver la araña cada vez que iba al baño, pero al leer <i>Montevideo</i> comprendí que eso no sucedería, que la araña negra no volvería porque tras recorrer incontables alcantarillas y oscuras tuberías<span class="Apple-converted-space"> </span>subterráneas, había quedado encerrada por dentro en una habitación única perdida en un cuento de Cortázar.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Próximo al final de la novela, las palabras de Vila-Matas me han transportado a dos recuerdos de esos que dejan la estela tanto tiempo que puedes revisitarlos durante años. Y los dos están relacionados aunque de formas bien diferentes con Rimbaud a quien leí cuando yo tenía la misma edad que el poeta maldito cuando escribió sus versos llenos de pasión.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">El más antiguo es el Pont des Arts donde Vila-Matas vio al propio Rimbaud cuando estaba en pleno ataque del Síndrome de los Virtuosos de la Suspensión, y yo vi una pareja de enamorados que se tapaba con un paraguas no por esconder sus besos sino por la lluvia que caía aquella noche sobre París, cuando recorrí parte de la orilla izquierda del Sena en pleno Síndrome de los afectados por la Sexta Casilla de Vila-Matas.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Es posible —lo pienso ahora con la ventaja de los años y de haber leído a Vila-Matas— que aquel joven tras el paraguas fuese Rimbaud buscando inspiración. O quizá no, quizá era una de las incontables parejas de amantes parisinos que buscaba refugio por miedo a quedarse encerrados en una habitación oscura del París de Cortázar.</span></p><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">El otro recuerdo es en realidad un fotomontaje que reúne dos imágenes, dos portadas de libro en realidad: la de <i>Bartleby el escribiente</i> en edición de Bruguera que encontré en Jerez en 1985, y la de <i>Bartleby y compañía </i>que compré años después, cuando ya me había dejado atrapar por el shandy barcelonés gracias al viaje vertical que me regaló mi mujer —que tenía por costumbre para mi solaz regalar no libros sino escritores.</span></p></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgAoXXMbd9vj0Cx9sUBPAMhoM6nqQnYtbdRni94pkIUjMYSUp092tswk_bcVdZImeZi-McJH6Zc8VVAqN3Bg_XyzvUrvHlADkhxRAKEHf9tQ0Y3XQJd4XSPBHPo0-S3t5gWVbtL6JRe20dNS1mL4fBXE6j1IJ4WCAgHO-O8APkHRep-3JFNLv8Y5B2RQakD" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img alt="" data-original-height="518" data-original-width="750" height="321" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgAoXXMbd9vj0Cx9sUBPAMhoM6nqQnYtbdRni94pkIUjMYSUp092tswk_bcVdZImeZi-McJH6Zc8VVAqN3Bg_XyzvUrvHlADkhxRAKEHf9tQ0Y3XQJd4XSPBHPo0-S3t5gWVbtL6JRe20dNS1mL4fBXE6j1IJ4WCAgHO-O8APkHRep-3JFNLv8Y5B2RQakD=w465-h321" width="465" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-size: large;">Todo se conecta. Como si Cortázar lo hubiera planeado así. O mejor dicho, como si lo hubiese improvisado en clave Be bop. Qué horror: entrar en la escritura y comprobar que ya no puedes regresar. Escribir es entonces —como hubiera podido decir Kafka, o Cortázar hablando de Kafka, o Vila-Matas hablando de Cortázar hablando de Kafka, o Bartleby sin hablar de ninguno de ellos— la suma de los intentos de retorno… desde un punto del que no se puede regresar. De ahí que Rimbaud dejara de escribir tan joven y envejeciera solo en la imaginación de Le Clezio, o de Vila-Matas hablando de Le Clezio.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><p class="p2" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px; text-align: start;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: "Arial Narrow"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: start;"><span style="font-size: large;">Lo adictivo de sus libros —de Vila-Matas, no de Le Clezio— al menos desde <i>Virtuosos de la Suspensión</i>, es que puesto que nunca estás seguro de si lo que cuenta es realidad o ficción, por mucho que consultes la Wiki, termina creando una telaraña de personajes y sucesos ambiguos que pueblan la imaginación del que lee y relee y relee sin librarse de la sensación de atravesar una puerta, otra puerta, otra puerta… hasta cuándo… o hasta dónde…</span></p></div><span style="font-family: "Arial Narrow";"><span style="font-size: large;"><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Jesús García Blanca</div><div style="text-align: left;">Contacto: keffet@gmail.com</div></span></span><p></p><div style="text-align: left;"><br /></div><p></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-63728041593298997852023-07-27T22:05:00.001+02:002023-07-30T16:21:15.002+02:00PH en la noche de brujas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgN1Js3xAfW9BWUD9QsbVAtOxl1mjdYT0M9g_JdGLmSHUdC0ItCiY41lo5ZTfta3MC78ACCj3EuU9OzTJKNvW5Si6WIVXXDnrLBsigrsHVgRR-hhsY_lofWbuCkwr4RvwXrUcz2KVeEOoiONXsFafKvO14XsJzYl8ZJ_ROtgABDKTaHy_YXAD3XDtYXt8z0" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="378" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgN1Js3xAfW9BWUD9QsbVAtOxl1mjdYT0M9g_JdGLmSHUdC0ItCiY41lo5ZTfta3MC78ACCj3EuU9OzTJKNvW5Si6WIVXXDnrLBsigrsHVgRR-hhsY_lofWbuCkwr4RvwXrUcz2KVeEOoiONXsFafKvO14XsJzYl8ZJ_ROtgABDKTaHy_YXAD3XDtYXt8z0=w504-h378" width="504" /></a></div><div><br /></div><div><br /></div><br /><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Aquí, en el café Peregrino, en el corazón del casco viejo de Pamplona, mientras ella descansa en la furgona que es ahora nuestro hogar, recordando una vez más la noche de emociones encendidas en el claustro del antiguo convento de Santa Chiara, en Piacenza.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Tras un rato de espera y discursos de presentación, PH camina rodeando las butacas alineadas en el patio del claustro y sube al escenario sosteniendo la guitarra en una mano y un puñado de hojas sueltas<span class="Apple-converted-space"> </span>en la otra. Ella y yo nos apretamos las manos y cruzamos una mirada que recoge tantas cosas que hemos hablado sobre este momento…</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">PH suelta la guitarra y se sienta al piano de cola que ha presidido con su majestuosa figura el rato de espera. Permanece inmóvil apenas unos instantes y a continuación posa sus dedos sobre las teclas: el tiempo se rompe y mis ojos estallan.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Siete días antes, el 16 de junio, sentado en la terraza del café Limette, en Friburg, yo había escrito: “PH sale lentamente de la oscuridad y tras unos pasos se sienta ante el piano: suenan las primeras notas, las que había imaginado como arranque entre el lirismo y el misterio de una noche mágica: <i>My room</i>”…</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Y en los días que siguieron volví a describir el comienzo del concierto con ese mismo tema. Lo escuchaba, veía sus manos interpretándolo, sentía esas primeras notas, esas palabras iniciales: “Sear… ching for diamonds in the sulphur mine… leaning on props which are rotten”…</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Así que ese momento inicial, ese arranque de la noche con PH al escuchar esas notas, esas palabras de uno de los discos emblemáticos de Van Der Graaf, provocó en mí un desgarro por la confirmación de mi certeza y por el cruce de emociones por lo que ello significaba.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">“Dreams, hopes and promises… promises… promises…”</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Después, un <i>Just good friends</i> aún más melancólico que el de <i>Love songs</i> y otro impacto que me impulsó a agarrarme a ella para sentir su piel entre el frescor del rectángulo de piedras y andamios:<i> Easy to slip away…</i></p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Y así, una hora y tres cuartos en un recorrido nada sistemático de esos cincuenta años de creación, más bien parecía que cada tema le sugería el siguiente, como enlace o como contraste, o siguiendo quién sabe qué itinerario emocional hecho de recuerdos o de retos o de imaginación desbordada: <i>The mercy</i>, <i>The descent</i>; el cambio ritual a la guitarra: un <i>The Comet</i> particularmente violento, los susurros de <i>Shingle song</i>, la solidez de <i>Comfortable</i>, el frágil lirismo de <i>Ophelia</i>, un <i>Modern</i> rotundamente agresivo, la delicadeza de <i>Patient</i> y el retorno al piano: <i>A way out</i> hasta lo más profundo, <i>A better time</i>, la nota de optimismo sin medida, <i>Stranger still </i>con un final de gritos estremecedores, <i>Your time starts now</i> y el final con <i>Train time…</i></p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Se levanta. Da las gracias sonriendo y baja poco menos que a la carrera para huir del escenario agarrándose la nuca con las manos, con toda seguridad agotado, como diría Sabato, habiéndose vaciado de casi todo. Casi, porque aún quedaba un maelstrom final.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Ella y yo nos habíamos levantado con los aplausos finales de<i> Train time</i> y corrido hacia el fondo, donde el camino del escenario, flanqueado por cuerdas, lleva a las escaleras y la puerta de los improvisados camerinos. PH se detiene en el umbral, parece desconcertado, abrumado por los aplausos.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">A pedido de la gente, el organizador del acto sube hasta el micrófono y llama: “Peter Hammill”. PH se detiene, se da la vuelta y camina de nuevo hasta el escenario. Se sienta al piano, levanta las manos, cierra los ojos: ahí ya lo sé; sé lo que va a tocar. Transcurren todavía unos momentos. La abrazo por detrás; los dos de pie, paralizados, estremecidos cuando suenan esas primeras notas y esa voz… “North was somewhere years ago and cold”…</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Noche de San Juan. Noche de Sabato y las brujas. Noche de PH.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Los hados me han concedido escuchar la canción más emotiva del mundo del modo más intenso e inolvidable: abrazado a ella en la penumbra veraniega de ese convento en ruinas bañado de luces irreales que transforman los muros… “west is refugees home”… cada interpretación de <i>Refugees</i> es única, pero esta vez no solo añade matices a la entonación, a ciertas sílabas, a ciertos pausas o toques del piano, también introduce un cambio casi imperceptible pero lleno de belleza e intensidad en la letra, y en lugar de decir “but we’ll be happy on our own”, dice: “trying to be happy on our own”… lo intentaremos Peter…</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Se levanta. Recoge sus partituras y su guitarra. Baja del escenario, esta vez muy despacio, y se marcha solo entre la penumbra donde lo abordo, aprieto su delgado brazo que saluda con las partituras desordenadas: “Thank you very much for all those years”. Asiente. Sube a saltos las escaleras y desaparece tras la puerta.</p><p class="p2" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size: 14px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 16px;"><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-57147847284519735782023-03-21T18:02:00.001+01:002023-08-12T17:00:19.136+02:00Jesús García Blanca publica la Trilogía 1977<div><br /></div><span style="font-size: large;">Las primeras palabras de esta trilogía fueron escritas durante el verano de 1984 en busca de respuestas a los misterios de la niñez.<br /><br />Desde entonces, la <i>Trilogía 1977</i> ha ido desarrollándose abarcando más y más recuerdos que se entrelazan con las historias de tres inventores geniales y malditos: <b>Nicéphore Niepce</b> que consiguió realizar la primera fotografía de la historia, <b>Charles Cros</b> inventor de un artefacto para grabar y reproducir sonidos y <b>Agustín Le Prince</b>, autor de la primera película conocida.</span><div><span style="font-size: large;"><br /></span><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2cl-OZ4Z7YGV5JpfTnBossbR0NFI5869JNWFe9BpYiLJGe5sqM5Q85JVBOWzIiUeaPAjfYT-E3Qg52DEHfoJ4NP9VHQPBnOb3wqcysB181MfzrBrbdhDqDbIVvTHEYTwljHPU7h6Reb4QNLFTX_X2PEv1ft_vGKi8gU4EJDfXow80hf2KlCqRsAdiDQ/s1362/Los%20tres%20libros%20(promo).jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1169" data-original-width="1362" height="478" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2cl-OZ4Z7YGV5JpfTnBossbR0NFI5869JNWFe9BpYiLJGe5sqM5Q85JVBOWzIiUeaPAjfYT-E3Qg52DEHfoJ4NP9VHQPBnOb3wqcysB181MfzrBrbdhDqDbIVvTHEYTwljHPU7h6Reb4QNLFTX_X2PEv1ft_vGKi8gU4EJDfXow80hf2KlCqRsAdiDQ/w556-h478/Los%20tres%20libros%20(promo).jpeg" width="556" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div><div><span style="font-size: large;">En la primera entrega, <i>El Fondo de la Luz</i>, el relato revela escenas casi olvidadas de la infancia del autor, palabras que no entendía, pesadillas que lo acosaban…<br /><br />Al interrogar a sus familiares sin conseguir respuestas se convenció de que algo había sucedido en su familia y comenzó a buscar pistas en las viejas fotografías guardadas en su casa.<br /><br />Con los años, esa investigación sin resultados se sumó a la atracción por la fotografía y por la historia de su invención.<br /><br />En la segunda entrega, <i>Las Escrituras de la Noche</i>, las voces narrativas se disgregan en perspectivas diferentes y el autor recupera su relación obsesiva con la música, viaja al pasado para encontrar al poeta maldito que inventó el paleófono, y a un futuro inquietante en el corazón de la Ciudad Libre… una mezcla de emociones concentradas en el mágico, nebuloso y caótico 1977.<br /><br />La tercera y última entrega, <i>Las Últimas Preguntas</i>, tiene el cine como eje argumental. Los interrogantes retornan, se retuercen, se abren para volver al pasado y llevar a cabo la búsqueda final en las profundidades de la <i>InterZona</i>, el territorio de la memoria y la imaginación.<br /><br />La <i>Trilogía 1977</i> resulta ser así un laberinto trazado en la mente de su autor por el que vagan sus descendientes buscando —por encima de sus contradicciones, sus errores, sus extravagancias— dar un sentido a su legado.</span></div><div><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: large;"><b>JESÚS GARCÍA BLANCA</b> Maestro durante treinta años e investigador social entre 1994 y 2022. Es autor de cinco libros —en castellano, catalán, italiano y francés— en los que analiza las relaciones de poder en los campos de la salud, la educación y la ecología. Y ha publicado cientos de artículos sobre estos temas en <i>Discovery DSalud, Ekintza Zuzena, Tu Bebé, Mente Sana, </i>y<i> Cuerpomente</i>, entre otras. En 2022 retomó sus proyectos literarios y ha publicado las novelas: <i>El Manuscrito de Apolonio</i>, primera entrega de <i>El Segundo Río</i>, y <i>Redención</i>, arranque de la <i>Trilogía de la Ciudad Blanca.</i></span></div><div><span style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div><div><span style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div><div><span style="font-size: large;"><b><a href="https://n9.cl/edmzl" target="_blank">TRILOGÍA 1977 en Amazon</a></b></span></div><div><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div><div><span style="font-size: large;">Primera entrega: <i>El Fondo de la luz.</i> 131 pp.</span></div><div><span style="font-size: large;">Segunda entrega: <i>Las Escrituras de la Noche</i>. 270 pp.</span></div><div><span style="font-size: large;">Tercera entrega: <i>Las Últimas Preguntas</i>. 273 pp.</span></div><div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div></div></div><br /></div>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-24224211295083496602022-06-29T20:57:00.003+02:002023-10-02T20:28:36.454+02:00Lecturas de El Segundo Río (1)<p><i>La primera entrega de </i>El Segundo Río, El Manuscrito de Apolonio<i>, tiene un largo recorrido desde que escribí los primeros textos en 1980. Y desde entonces ha ido reuniendo un puñado de lectores, personas cercanas que han tenido la paciencia y casi diría el arrojo de dedicar su tiempo a leer esas páginas paridas con placer y dolor que me han acompañado casi toda mi vida.</i></p><p><i>En algunos casos, esas personas me han hecho llegar sus comentarios sobre la experiencia de su lectura, palabras de apoyo o simplemente impresiones de un viaje que cada cual ha vivido a su manera.</i></p><p><i>Voy a compartir fragmentos de esos mensajes que quizá animen a otros lectores a emprender ese viaje ahora que tras un duro y minucioso trabajo de corrección la novela está disponible públicamente.</i></p><p><i><br /></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0WEqUkfFme5xsAu3BsuLC0yJ1NLaNQk5x1f2BvY-qDfchpqtk9mJLlocJ1PaNm_tA_LLoMM70BKUXDENcuQE14jgr-3HTEivQz-79CCDqADvnwNKBVL7naz4dLacu9uGLKIAg8CwXR6AcbCC6CrdlfJJqhiJcqztTj5l9hQvD976TSJs7i1l5mlKJeg/s800/Colosse_de_Rhodes_-_Thevet_Andre%CC%81_-_1556.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="488" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0WEqUkfFme5xsAu3BsuLC0yJ1NLaNQk5x1f2BvY-qDfchpqtk9mJLlocJ1PaNm_tA_LLoMM70BKUXDENcuQE14jgr-3HTEivQz-79CCDqADvnwNKBVL7naz4dLacu9uGLKIAg8CwXR6AcbCC6CrdlfJJqhiJcqztTj5l9hQvD976TSJs7i1l5mlKJeg/w390-h640/Colosse_de_Rhodes_-_Thevet_Andre%CC%81_-_1556.jpeg" width="390" /></a></div><p><br /></p><p>Dado que todos los días tengo que viajar dos horas ida y dos horas vuelta para ir y venir del trabajo, he vuelto a coger tu novela para hacer una segunda lectura [...]. Estoy disfrutando como una bellaca en esta nueva lectura [...] Hasta me he apuntado algunas de las recetas que salen porque me apetece comerlas.</p><p>Algunas ideas, comentarios, palabras... sin orden. Me parece fantástica la forma en que has construido la novela. [...] Cada vez que descubro cómo un trozo encaja con otro anterior, me produce como un "regusto" porque me encanta esa forma de contar una historia, esa forma de ir dejando abiertas ciertas partes para luego retomarlas. Tú mismo lo defines en este trozo: <i>"sin tiempo, con una especie de simultaneidad infinitamente diversificada, multiplicada o soñada, como si los acontecimientos de toda mi vida, pero especialmente estos que aún me atormentan, fueran unos hijos de otros, unos creados por otros, pero no en el sentido de causa o consecuencia, sino como si estuviesen unos dentro de los otros, existiendo a la vez pero en diferentes planos, unos por otros, unos concebidos en otros y a la vez sostenidos por ellos, como si la memoria no fuese dar marcha atrás, sino simplemente mirar, sin orden, en todas direcciones".</i></p><p>Creo que le he cogido un tremendo cariño a Démades y disfruto con cada palabra suya cuando va relatando su historia con Dinarco. Es para mí una persona muy especial, imponente diría yo.</p><p>Con la parte de Alejandría empecé a sospechar (y no me he equivocado) que la novela iba a suponer para mí una de las lecturas más intensas que he hecho, y que el grado de disfrute iba a ser muy superior a cualquier cosa que haya leído (como así está siendo).</p><p>Al entrar de lleno en Qa'art Hadast, me acordé que tengo el CD de la banda sonora de Alejandro, de Vangelis. Así que decidí leer algunos trozos en casa oyendo esa música [...] y la verdad es una experiencia preciosa. Casi me parecía estar con ellos en esos locales bebiendo kefet (lo sustituí por unos chupitos de pacharán). A veces levantaba la vista de los folios y me parecía que iba a ver a Eudoxo con su caja musical, o a Démades arremolinado en el sofá con su jarra de vino y esa mirada tan intensa que a veces tiene (o siempre).</p><p>En toda esta parte (y quizá en toda la novela) veo esa idea de que no somos libres, de que creemos ser libres sin serlo. Esa vigilancia que siempre ha existido, poderes de ahora y de siempre, poderes sin caras pero que muchos sabemos que están ahí acechando [...].</p><p>Para mí, Apolonio sencillamente eres tú; así de claro lo tengo. No consigo ponerle otra cara, incluyendo tu forma de vestir actual, no consigo verlo vestido con ropa de la época, y al ser él tú y tú él, es el personaje que más conozco, es entrañable y me adelanto a veces a su forma de actuar, o cuando leo algunas de sus determinaciones entiendo que no podría ser de otra forma porque sé cómo es y qué haría [...]. Te veo en sus palabras, te reconozco perfectamente.</p><p>Me atrevería a decir que hay trozo en los que me veo a mí misma, hay cosas que leo con las que me identifico totalmente y con ello, me voy conociendo mejor. Como si hubiera partes de jí que aún no he definido y al leer tus palabras entiendo que yo soy así o he sido así. Como cuando sospecho cosas de mí y no se nombrarlas porque me faltan las palabras y aquí las encuentro.</p><p>Bueno, esto es un ejemplo: <i>"Decía que nunca estábamos satisfechos con nuestras decepciones, que siempre continuamos escarbando en aquello que nos parece aún sólido y estable, siempre buscando una fisura, algo que nos lance de nuevo a ese océano de la inseguridad, que nos devuelva la duda, la necesidad de continuar interrogando a nuestro entorno, que nos reporte nuevamente excusas para la autocompasión, para la insatisfacción, para la búsqueda permanente ... que todos dejamos de ser cada uno para perdernos en aquellos que amamos".</i></p><p>Sigo con mi viaje.</p><p>Charo, 2010.</p><p><br /></p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-46812837292136454012022-06-24T16:02:00.002+02:002022-06-24T16:02:33.153+02:00111 años... última sincro-lectura: Sabato<p>Imposible no acudir a mi cita de cada año con Sabato y la noche de brujas.</p><p>Sabato hubiera cumplido hoy (o ayer) 111 años, un número irresistiblemente rocambolesco.</p><p>Y este año es especial porque <b>Antonio Ñeco</b> -autor de <a href="https://www.librosyliteratura.es/el-maestro-de-casas-viejas-de-antonio-neco.html" target="_blank"><i>El Maestro de Casas Viejas</i></a>- y yo hemos decidido abordar nuestra última Sincro-Lectura, que será, por supuesto <i>Sobre Héroes y Tumbas</i>.</p><p>Volvemos a caminar con Martin por Buenos Aires. Volvemos al Parque Lezama donde intuimos la presencia vaga de Alejandra. Volvemos a cabalgar con el general Lavalle. Volvemos a descender al mundo ominoso de los ciegos. Volvemos a hacernos las preguntas esenciales y a constatar que no tenemos respuestas...</p><p>Y eso es precisamente lo que nos mantiene escribiendo o pensando en escribir o decidiendo que vamos a escribir o aguantando el tirón de los acontecimientos cotidianos hasta volver a escribir...</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihREybxi0-4rLASRh_0hYAr404XSJJIT2nkxkq1IpVphYkV-lV9-Hl9-t4A1huY6ijyXlGGMOUMTdcxOU0K5fETc8ioaUfYd1iit5WZYvboyfcnwsSaGCkvFFPFs9EiYVdHPvKbSdy1X89jWxT_0tZ6yoxFaZYlZlUf_oI4C6T8u8cvqZySdE5diYLrA/s1599/WhatsApp%20Image%202022-06-23%20at%2010.09.34%20PM.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1599" data-original-width="899" height="565" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihREybxi0-4rLASRh_0hYAr404XSJJIT2nkxkq1IpVphYkV-lV9-Hl9-t4A1huY6ijyXlGGMOUMTdcxOU0K5fETc8ioaUfYd1iit5WZYvboyfcnwsSaGCkvFFPFs9EiYVdHPvKbSdy1X89jWxT_0tZ6yoxFaZYlZlUf_oI4C6T8u8cvqZySdE5diYLrA/w318-h565/WhatsApp%20Image%202022-06-23%20at%2010.09.34%20PM.jpeg" width="318" /></a></div><br /><p><br /></p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-90156740671999068072022-06-22T16:51:00.000+02:002022-06-22T16:51:57.149+02:00El Segundo Río edición tapa dura ya a la venta<div class="separator"><br /></div><i><span style="font-size: medium;">El Segundo Río</span><br /></i><span><i><span style="font-size: x-large;">El Manuscrito de Apolonio</span></i><br /></span>(Tomos I y II)<br /><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDejJ_yrrVX3Y2PlRlVHEYNmjeji-TDoyvZxwJ8Q2F0B93W4taVNgYWqKCHNduSlKRuvq25xuNYIQo84Lw_y5vH6AZVzZ-OOH3UUDn1Ws9t25A2cDTobMk2hQk4RC8zBHlYrg5e8icLpoV3sdFi3r-wLtFiSZKfGlUauPvucGltBDCbQ4BEX37JvbzHg/s1366/Dos%20tomos.jpeg" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1366" data-original-width="922" height="843" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDejJ_yrrVX3Y2PlRlVHEYNmjeji-TDoyvZxwJ8Q2F0B93W4taVNgYWqKCHNduSlKRuvq25xuNYIQo84Lw_y5vH6AZVzZ-OOH3UUDn1Ws9t25A2cDTobMk2hQk4RC8zBHlYrg5e8icLpoV3sdFi3r-wLtFiSZKfGlUauPvucGltBDCbQ4BEX37JvbzHg/w569-h843/Dos%20tomos.jpeg" width="569" /></a><br /><br /><br /><br />Un grupo de soldados llega a una playa desierta en el norte de Rodas. Son parte de las operaciones preliminares de uno de los más sangrientos asedios de la antigüedad dirigido por Demetrio, el hijo de uno de los generales de Alejandro. En las murallas, un joven aterrorizado contempla el comienzo de la invasión y decide huir en la noche bajo la lluvia. <br /><br />Muchos años después, ese joven desertor, Apolonio de Rodas, será director de la Biblioteca de Alejandría y comenzará a escribir el largo poema que narra las aventuras de los argonautas mientras trabaja a petición del rey Tolomeo para descifrar una antiguo manuscrito. Durante su investigación descubre peligrosos secretos que lo obligan a huir de nuevo.<br /><br />Regresa entonces a Rodas donde se encuentra con Démades, uno de los soldados que desembarcaron para preparar el asedio de Demetrio. Perseguidos por un enemigo inefable navegarán juntos hacia el este, hasta Cartago, donde sus destinos se cruzarán con el del estratega Amilcar Barca y su interminable lucha contra la república romana.<br /><br />Démades y Apolonio emprenden entonces caminos separados: el primero hacia Roma, el segundo hacia Gadir, donde logrará terminar las <i>Argonáuticas</i> y encontrará las últimas respuestas a los interrogantes que lo han perseguido durante toda su vida. <br /><br /><i>El Manuscrito de Apolonio</i>, escrito y re escrito durante cuatro décadas, es un viaje a la antigüedad en el que la historia se funde constantemente con la ficción y las obsesiones de su autor: la geografía mítica de Homero, rituales secretos, batallas sangrientas, manuscritos cifrados, bibliotecas perdidas, un mundo subterráneo que conecta tierras, ciudades, edificaciones ciclópeas como el Faro en la bahía de Alejandría o el Coloso en la de Rodas… una búsqueda sin fin hasta el final del mundo más allá de las Puertas de Briareo.<br /><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiRarpBzD9XdXfXb7UnaMmn1UvTCMU5JqFwIGyc9TVLoTc5kTmsuCxdv3pai5l7Q_eegis5IDxeelNRodk-kul0zcQ1H-j9etdSCQP2LgazK8Wrtp6IkQFu0Gw9wvQV2C98dOQciUCQY19kkvMLlJu9HJnNtk2S0z0cw_Uvd3mYY4K_qdWYuaqjxKvlA/s1599/Dos%20lomos.jpeg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="823" data-original-width="1599" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiRarpBzD9XdXfXb7UnaMmn1UvTCMU5JqFwIGyc9TVLoTc5kTmsuCxdv3pai5l7Q_eegis5IDxeelNRodk-kul0zcQ1H-j9etdSCQP2LgazK8Wrtp6IkQFu0Gw9wvQV2C98dOQciUCQY19kkvMLlJu9HJnNtk2S0z0cw_Uvd3mYY4K_qdWYuaqjxKvlA/w612-h316/Dos%20lomos.jpeg" width="612" /></a><br /><br />DESCRIPCIÓN<br /><br />Edición tapa dura, Junio 2022<br />Dimensiones: 15,6 x 23,4<br />DOS TOMOS 424 + 339 = 763 pag.<br />Precio: 19 + 18 = 35 €<br />Envío gratis a España y Portugal<br />(Consultar en Amazon ofertas y envíos a otros países)<br /><br /><a href="https://www.amazon.es/dp/B0B4KM8DDG?binding=hardcover&qid=1655836610&sr=8-1&ref=dbs_dp_rwt_sb_pc_tukn" target="_blank">Enlace para pedidos</a><div><a href="https://www.amazon.com/author/jesusgarciablanca" target="_blank">Página del autor en Amazon.com</a><br /><a href="https://www.amazon.es/~/e/B07TRVXC4D" target="_blank">Página del autor en Amazon.es</a><br /><br />Blog del autor:<br /><i><a href="http://kefet.blogspot.com/" target="_blank">Kefet: Las Escrituras de la Noche</a></i><br /><br /><br /><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /></p><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /><p></p><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /></p><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /></p><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /></p><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /></p><p class="p4" style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px;"><span class="s1" style="font-kerning: none;"></span><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /></div>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-1647058496305541972022-06-09T18:44:00.003+02:002022-06-09T18:47:18.137+02:00El Manuscrito de Apolonio (edición en pasta dura)<p>Días intensos trabajando en la próxima edición en pasta dura de <i>El Manuscrito de Apolonio</i>, primera entrega de <i>El Segundo Río, </i>que estará disponible en pocos días.</p><p>Una cuidada revisión del texto que aparecerá en dos tomos con portada y cubierta fotografiadas, diseñadas y meticulosamente elaboradas por Lebasi, autora de casi todas mis portadas.</p><p><i>El Manuscrito de Apolonio</i> es la autobiografía de Apolonio de Rodas, autor de las Argonáuticas y durante un tiempo director de la gran biblioteca de Alejandría fundada por Tolomeo.</p><p>Comencé a trabajar en este complejo proyecto en 1980. Desde entonces, el mundo de <i>El Segundo Río</i> es mi mundo interior, que camina conmigo a donde quiera que voy gracias al inagotable aliento de mi compañera, que ha soportado -y seguirá soportando- mis terrible momentos de dudas, de inseguridad, de terrores implacables, de debilidad del cuerpo y del alma mientras busco lo inefable.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyV__qoc_yE_Tkz35yC1DOSQ3SilFSw5DLCTCp5ujCCi8WleqvnBrXggzUonsGYsubPhT4GptNNB4AxN7JeBNA2X-nZ_nxedvgifwNNW6CVokdaIlkHXZSTJbYKYjr5y2tqZU3ZEwqVGjkssPZdmc-rutCIdXuTBJojs9DroUY3DwIcV8vaJgRqBZECw/s3648/_C101211.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="423" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyV__qoc_yE_Tkz35yC1DOSQ3SilFSw5DLCTCp5ujCCi8WleqvnBrXggzUonsGYsubPhT4GptNNB4AxN7JeBNA2X-nZ_nxedvgifwNNW6CVokdaIlkHXZSTJbYKYjr5y2tqZU3ZEwqVGjkssPZdmc-rutCIdXuTBJojs9DroUY3DwIcV8vaJgRqBZECw/w564-h423/_C101211.jpeg" width="564" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p><i>El Segundo Río</i> es un viaje iniciático que se alimenta de mi pasión por el mar y la navegación, de mi obsesión por los rollos y las escrituras desconocidas, de ls profundas inquietudes artísticas, filosóficas y espirituales del mundo antiguo, no del mundo histórico, sino del que ha creado mi imaginación y mi necesidad irrevocable de contar historias, grandes y pequeñas historias que se entrecruzan como los hilos de las alfombras tejidas por los <i>amazigh</i>.</p><p>Hace cuarenta y dos años que recorro islas desaparecidas, ritos primigenios, ciudades luminosas, bibliotecas fabulosas... la geografía mítica de Homero y los túneles secretos en los que sopla el aliento del mal.</p><p><i>El Manuscrito de Apolonio</i> es el primer estrato desenterrado en esa búsqueda que continúa a pesar de todo, excavando en las profundidades de lo oculto hasta completar mi propia reflexión sobre la escritura y la existencia, sobre el pasado y la memoria, sobre el poder la dignidad y la resistencia.</p><p><br /></p><p><a href="http://kefet.blogspot.com/2019/07/la-escritura-es-un-ritual-sagrado.html" target="_blank">Más sobre El Segundo Rió y el resto de mis proyectos literarios</a></p><p><br /></p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-65460558362771181192021-06-24T16:42:00.003+02:002021-06-24T17:16:16.094+02:00Con Sabato y Fuentes en la noche de brujas<p>23/24 de junio</p><p>Noche de San Juan. Noche de brujas. Noche mágica que rompe el tiempo y nos obliga a mirar a los cielos.</p><p>Hace 110 años que un día como hoy/mañana nació <b>Sabato</b>. Nunca olvidaré aquellas palabras suyas en <i>Abaddón el Exterminador,</i> confesando q2ue su madre no le contestaba con exactitud sobre su nacimiento, una duda que lo atormentó siempre y que atribuía a que su madre no quiso inscribirlo en el Registro en fecha tan aciaga.</p><p>Pasan los años y no me libro del fantasma de Sabato cada noche de San Juan.</p><p>El cuaderno se acaba y me deja el sitio justo para apenas dejar constancia de esa presencia.</p><p>Del mismo modo que <i>Terra Nostra</i> supuso un límite para nosotros hace tantos años, un <i>Non Plus Ultra</i> en la confusa, contradictoria, apabullante, irrenunciable, maldita tarea de la escritura, Sobre Héroes y Tumbas había significado otra clase de límite, otro nadir, otra última estación en la escalada a las montañas que tocan el cielo, otra última bajada infernal a los dominios subterráneos que queremos y no queremos explorar.</p><p>La noche de brujas nos reúne a las puertas de El Mundo Nuevo, un giro dentro de los laberintos inabarcables de <i>Terra Nostra</i> y una promesa de volver, de continuar las relecturas de los grandes, de los pocos que para nosotros serán siempre los grandes.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXNhNM38cDXOzBODCKf-QsU71o-T7NZ-aopLk4p-HCu-8xztpC_1G5Rjz4EGepLO8L43OseFYmVGp6uRelIFd2J6ZeCW3RbzccxLAjUX8VfTjHhalJfE6_JB7tbQyvTEPvOKw6DKoUXDQ9/s512/unnamed.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="426" data-original-width="512" height="402" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXNhNM38cDXOzBODCKf-QsU71o-T7NZ-aopLk4p-HCu-8xztpC_1G5Rjz4EGepLO8L43OseFYmVGp6uRelIFd2J6ZeCW3RbzccxLAjUX8VfTjHhalJfE6_JB7tbQyvTEPvOKw6DKoUXDQ9/w484-h402/unnamed.jpg" width="484" /></a></div><span style="font-family: arial; font-size: x-small;"><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;">ERNESTO SABATO Y CARLOS FUENTES EN EXTREMOS OPUESTOS DE LA IMAGEN</div></span><p><br /></p><p>NOTA ACLARATORIA (O QUE LO PRETENDE):</p><p>A. y yo descubrimos el Boom allá por 1979 de la mano de nuestro profesor de literatura Miguel Teruel y Gregorio de Tejada: Gabo, Donoso, Cortázar, Fuentes, Sabato, Vargas Llosa. Recientemente, en el curso de una conversación telefónica en la que nos e4sforzábamos por pulir una lista escueta de las mejores novelas que habíamos leído en los últimos cuarenta y tantos años, le propuse a traición y acepto de inmediato releer <i>Terra Nostra</i> -como ya habíamos releído no ha mucho <i><a href="https://kefet.blogspot.com/2018/02/bajo-el-volcan-relectura-sincronizada.html" target="_blank">Bajo el Volcán</a></i> y <i><a href="https://kefet.blogspot.com/2015/11/el-obsceno-pajaro-35-anos-despues.html" target="_blank">El Obsceno Pájaro de la Noche</a></i>. La macrometanovela-desafío de Fuentes había sido durante años nuestro templo de la escritura inalcanzable, tanto que el miedo a que sus columnas se resquebrajasen hemos permanecido apartados de ella durante cuarenta y un años. Y ahí estamos...</p><p><br /></p><p><br /></p>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-29750795801798413412021-01-05T20:14:00.001+01:002021-01-05T20:14:51.577+01:00Que veinte meses no es nada (salvo medio centenar de libros)<br />Repasando las entradas de este blog acabo de hacerme consciente de que la última vez que hablé de mis lecturas literarias fue el 3 de febrero de 2019. Concretamente <a href="https://kefet.blogspot.com/2019/02/la-novela-de-la-perdida.html">este post</a> sobre <i>Ordesa</i>, de <b>Manuel Vilas</b>.<br />
Eso supone 20 meses sin decir ni pío sobre lo que leo.<div><br /></div><div><br /><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7jhyBVFRRQpicasmK3pBqGbbRWLzhuy3FFloXZeVQiUT-tdOQh5Ts4sCcv98pjre7C2l7p_BmNsWFOiCqXYZwXZWeVoZSxJk86iLltFXVWoYVauRExJo5edKySnrATfq3VUfthyqiH07c/s2048/_4209703.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="607" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7jhyBVFRRQpicasmK3pBqGbbRWLzhuy3FFloXZeVQiUT-tdOQh5Ts4sCcv98pjre7C2l7p_BmNsWFOiCqXYZwXZWeVoZSxJk86iLltFXVWoYVauRExJo5edKySnrATfq3VUfthyqiH07c/w455-h607/_4209703.JPG" width="455" /></a></div><div><br /></div><div><br /></div>
Y no porque no haya leído, sino debido a mi habitual pereza.<br />
A ese "mañana lo haré" o "cuando pueda me pongo y echo la vista atrás"...<br />
Pero a veces se pierden las impresiones que esas lecturas me produjeron.<br />
<br />Y ahora me encuentro, aquí en el cajón de mi mesa, un folio en el que he ido apuntando los libros leídos en esos meses:<br /><br />
Después de <i>Ordesa </i>empecé a buscar toda la prosa de Vilas.</div><br /><div>No sé io en este orden, pero todo lo que pude encontrar lo devoré entre mayo y junio: <i>España, Los inmortales, El luminoso regalo, Lou Reed era español, Alegría, Zeta y Setecientos millones de rinocerontes</i>... una experiencia en el límite, Vilas.</div><div><br />
Entretanto me alimenté de Vila-Matas (de a poquito) y se me cruzaron algunos libros menores:<br /><i>
El viajero más lent</i>o, de Vila-Matas<br /><i>
Días de Combate</i>, de <b>Paco Ignacio Taibo II</b><br /><i>
Carta sobre los ciegos para uso de los que pueden ver</i>, de <b>Mario Bellatín</b><br /><i>
La muerte blanca</i>, de <b>Eugenia Rico</b><br /><br />Algo más de Bellatín (entresacado sin orden de su<i> Obra reunida:</i><br /><i>
Salón de belleza<br />
Efecto invernadero<br />
Canon perpétuo</i><br />
<br />Dos libros exiguos de una autora totalmente desconocida que no he vueto a encontrar:<br /><i>
Letra muerta</i> y <i>Voces</i>, de L<b>inda Le</b><br />
<br />Y un recorrido de largo alcance con casi todo lo de <b>Erri de Luca</b>:<br /><i>
El contrario de uno<br />
Montedidio<br />
Aquí no, ahora no<br />
Historia de Irene<br />
En el nombre de la madre<br />
La natura expuesta<br />
El camino del soldado<br />
Tú, mío<br />
El día antes de la felicidad</i><br />
<br />Después, no sé cómo ni por qué, un salto a <b>Stanislav Lem</b>: <i>Congreso de Futurología</i><br />
Y la tercera temporada de <i>Twin Peaks</i> me llevó a <i>La Historia Secreta de Twin Peaks</i> y a una entretenida novela bélica de <b>Mark Frost</b>:<i> El segundo objetivo</i><br />
Otro salto a la ciencia ficción postergada:<br /><i>
La isla de cemento</i>, de <b>Ballard</b><br /><i>
En la tierra sombría</i>, de<b> Philip K. Dick</b><br />
<br /><i>
La dama del viento sur</i>, de <b>Javier García Sánchez</b>, de quien también logré llegar a la mitad exacta de su <i>El mecanógrafo</i>. Me llevé <i>Berlín Alexanderplatz, </i>de <b>Alfred Döblin</b> a Friburgo y de regreso dos clásicos de la SF sesentera: <b>Robert Silverberg</b> (<i>El libro de los cráneos</i>) y <b>Arthr C. Clarke</b> (<i>Cita con Rama</i>).<br />
<br />Aquí se me cruzaron textos variopintos entresacados de mi biblioteca:<br /><i>
Retrato en sepia</i>, de<b> Isabel Allende</b>; <i>Madame Bovary</i>, el <b>Flaubert </b>más Flaubert; <i>La casa de los espíritus</i> de Allende, el mítico y decepcionante <i>París era una fiesta</i>, de <b>Hemingway</b>; un aperitivo de <b>Murakami </b>también decepcionante, <i>After dark</i>; y un rezagado de la SF: <i>A la caída de la noche</i>, de C. Clarke.<br /></div><div><br /></div><div>Y acabé con un sprint final de relectura de los grandes del boom: <b>Márquez</b>, <b>Cortazar </b>y Sabato:</div><div>
<i>Ojos de perro azul,</i> el librito de entrañables ilustraciones <i>Cortazar y los libros</i>, más cuentos de Cortázar<br />la conferencia de <i>Sabato en Oviedo</i> en edición especial de la Universidad, y fragmentos de Abaddon y <i>Rayuela</i>.<br />
<br />Pasado un tiempo, y ya a las puertas del Año de la Falsa Pandemia, me leí <i>54</i>, de los Wu Ming, comencé y no terminé <i>El santuario inmortal</i>, de <b>Augusto Martínez Torre</b>s, y me despedí de la literatura con <i>El consejo de Egipto</i>, de <b>Leonardo Sciascia y<i> </i></b><i>El cuaderno rojo</i>, de Paul Auster.</div><div><br /></div><div>Mi retorno tras once meses dedicados enteramente a investigar la falsa pandemia y escribir sobre ella se ha producido con <i>El hacedor de silencio,</i> de <b>Antonio di Benedetto y </b>El frío y Un niño, de <b>Thomas Bernhardt.</b></div><div><br /></div><div>Aquí dejo esta entrada atípica que poco dice de mis lecturas y que cierra una etapa.</div><div>Desde ahora prometo escribir sobre lo que lea.</div><div>Y lo primero será otro de los grandes libros de <b>Cartarescu</b>.</div><div>
<br /><br />
<br />
<br /></div></div>Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-45504437380303083122020-06-24T16:54:00.000+02:002020-06-24T16:54:12.837+02:0024 de junio 2020Imposible resistirse.<br />
<br />
He elegido el pasaje clave de <i>Abaddón</i>: "Salió a caminar sin rumbo" en el que S. termina transformándose en Vidal Olmos y las dos novelas se superponen como pieles irritadas y escarnecidas que se tocaran en una oscuridad sangrante.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhygqDzeSAYk9PKPROz_n_11u6KRLyaBCDZjYA-h7pOP9Cb60PHmwnA1WAXsUIPqVtfSagro-gWNQX8bz2mzXHvHpzEICTe9fJx1GXFoQbMcnYgyGh9d58itVVXsJ8ZXsOQZaLqKpx5mtr6/s1600/sabato.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="472" data-original-width="362" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhygqDzeSAYk9PKPROz_n_11u6KRLyaBCDZjYA-h7pOP9Cb60PHmwnA1WAXsUIPqVtfSagro-gWNQX8bz2mzXHvHpzEICTe9fJx1GXFoQbMcnYgyGh9d58itVVXsJ8ZXsOQZaLqKpx5mtr6/s400/sabato.jpg" width="306" /></a></div>
<br />
<br />
La iglesia circular de la Inmaculada Concepción en el corazón del barrio de Belgrano, el nudo sabatiano del Universo de los Ciegos, el centro del laberinto de la escritura nocturna, el vórtice de los fantasmas y las obsesiones, el lugar al que conducen los caminos de Martín, de Bruno, de Marcelo, de Soledad, del propio Sabato... todos ellos y muchos más, como Fernando Vidal, como R., como el doctor Schneider, convocados una y otra vez por el fuego del dolor y la recreación en el que se consume la imagen de Alejandra caminando para siempre en la tarde del Parque Lezama.<br />
<br />
Estoy en mi cafetería de siempre.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Sobre la mesa, el vaso de café ya vacío con las marcas de espuma cada medio centímetro, delatando las veces que me lo he llevado a la boca con esos círculos marrones imprecisos, y junto al vaso, el libro comprado en la InterZona en 1982, último año de mis estudios de magisterio, el año de Miguel Teruel y el los escritores del <i>Boom</i>: Cortázar, Donoso y Sabato, sobre todo, los escritores que marcaron la segunda herida de mi vida de escritor después de la primera con Poe a la cabeza de una legión nocturna.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZlBj6uyLy1bqeaNI-oWo6XR78Az6ofZ7nYYylyMSUkQVQGZH2yz8THmGZ7Szz5nJ1XTJGGIGlaA2nAIJfr3N46t2Re0FObOusOswQqwe_uzs_Mvx9-f8jKhxCswKHF6SDabwFwnr6B9A6/s1600/Abaddon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="900" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZlBj6uyLy1bqeaNI-oWo6XR78Az6ofZ7nYYylyMSUkQVQGZH2yz8THmGZ7Szz5nJ1XTJGGIGlaA2nAIJfr3N46t2Re0FObOusOswQqwe_uzs_Mvx9-f8jKhxCswKHF6SDabwFwnr6B9A6/s640/Abaddon.jpg" width="360" /></a></div>
<br />
<br />
<i>Abaddón el exterminador.</i> Edición de Seix Barral. Primera edición definitiva en Biblioteca Breve de la tercera edición argentina corregida y revisada por el autor en marzo de 1978. La enésima revisión definitiva. Bordes amarillentos. Reparado con cinta adhesiva. Esquinas deterioradas. Páginas manoseadas. Y sobre todo, esas ocho puñaladas cuyo autor nunca logré establecer y que traspasan con furia las primeras ciento veinte páginas, justo hasta la carta al joven escritor cuya copia me envió hace una eternidad el propio S.<br />
<br />
Noche de brujas.<br />
Noche de escritura para siempre.Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-81699041010704913042019-08-02T12:33:00.002+02:002019-08-02T12:33:35.250+02:00Emociones a ritmo de jazz y oleajeUn café frente a la playa. <div>
<br /></div>
<div>
Entre mis manos, esa mirada inasible recortada sobre la luz de un patio y la imagen de un faro siempre majestuoso. </div>
<div>
<br />Un olor agridulce se apodera de mí; el comienzo -pausado, pero persistente- de un firme fluir de imágenes sepia a ritmo de jazz. La escritura luminosa de Antonio Ñeco me envuelve...</div>
<div>
<br />Camposoto, el mar, Sancti Petri... paisajes que despiertan emociones casi olvidadas con un pulso contenido.</div>
<div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgBWGMJR1QWQD8XAHQ09dseOCdowxLsheWtLgFRJ53cbEoe9bbYGWhAqIxWnUuqdkOq0sQaIqxqXNODAg07KafqG3lu1cYtU3KdFIuq9eWN68aieCvGfZWEbKVlTTKXNvh2yi-Pt00NER6/s1600/41taV6Y3YaL._AC_UL436_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="436" data-original-width="290" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgBWGMJR1QWQD8XAHQ09dseOCdowxLsheWtLgFRJ53cbEoe9bbYGWhAqIxWnUuqdkOq0sQaIqxqXNODAg07KafqG3lu1cYtU3KdFIuq9eWN68aieCvGfZWEbKVlTTKXNvh2yi-Pt00NER6/s400/41taV6Y3YaL._AC_UL436_.jpg" width="265" /></a></div>
<div>
<br />A medida que pasan las páginas -mucho más rápido de lo que quisiera- las heridas se abren. Lo que comenzó como sensación agridulce ahora empieza a mostrarse como ternura, dolor, inminencia de tragedias.</div>
<div>
<br />No es facil viajar al pasado, y menos aún encontrar el tono, el ritmo, el lenguaje adecuado para compartir ese viaje hasta el final. <i>El maestro de Casas Viejas</i> lo consigue magistralmente.</div>
<div>
<br />Unas pocas palabras rotundas, sin adornos, con el filo descarnado de su propio perfil son capaces de devolvernos la consciencia de la dignidad.</div>
<div>
<br />Y después... la caída, el cabo de Buena Esperanza, el abismo.</div>
<div>
<br />Entre tantos personajes entrañables, me quedo con Jonás...</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<a href="https://www.amazon.es/maestro-Casas-Viejas-Antonio-Brioso/dp/1079047670/ref=sr_1_1?qid=1564741808&refinements=p_27%3A%C3%91eco+Brioso%2C+Antonio&s=books&sr=1-1">El libro en Amazon</a></div>
Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-33647401764627431062019-07-29T19:51:00.000+02:002019-07-31T16:42:07.720+02:00La música de RedenciónHe preparado una lista de reproducción con la música de mi novela <i>Redención</i>.<br />
Creo que puede ser una experiencia aún más emotiva leer con banda sonora incluida y, en algunos casos, conocer directamente esos temas que marcaron los maravillosos y terribles meses en los que se desarrolla el relato.<br />
<br />
Estos son los temas que suenan en cada capítulo:<br />
<br />
Capítulo I<br />
<i>Goodbye for now</i> / Stephen Sondheim (BSO <i>Reds</i> / <i>Rojos</i>)<br />
<br />
Capítulo II<br />
<i>Marcha fúnebre de Sigfrido</i> / Richard Wagner (<i>El Ocaso de los Dioses</i>)<br />
<i>And the band played Waltzing Matilda</i> / The Pogues<br />
<i>Cantigas de Santa María, 77</i> / Alfonso X el Sabio<br />
Jesse James / The Pogues<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6ucAAyALHjNJyCYzndNKSXsAwlq_MZI_c74tsLfQw-H6Sf62M6A-Mhv7offlTyG3QcitD86ozzNChp_LZyLcxMKt4HmgUs8Gk5HzoJL4fZgW5Lf9222uU2R53wUpeUB3AQFQSekwJ81RB/s1600/efc84a69.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="395" data-original-width="790" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6ucAAyALHjNJyCYzndNKSXsAwlq_MZI_c74tsLfQw-H6Sf62M6A-Mhv7offlTyG3QcitD86ozzNChp_LZyLcxMKt4HmgUs8Gk5HzoJL4fZgW5Lf9222uU2R53wUpeUB3AQFQSekwJ81RB/s400/efc84a69.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Capítulo III<br />
<i>A smile in a whisper</i> / Fairground Attractions (Voz: Eddie Reader)<br />
<br />
Capítulo IV<br />
<i>A Fairytale in New York</i> / The Pogues<br />
<i>Cheek to cheek</i> / Fred Astaire<br />
<i>Big Joe and Phantom 309</i> / Tom Waits<br />
<br />
Capítulo V<br />
<i>Volver</i> / Carlos Gardel<br />
<br />
Capítulo VI<br />
<i>This side of the looking glass</i> / Peter Hammill (Album <i>Over</i>)<br />
<br />
Capítulo VII<br />
<i>Don´t love me</i> / Coleman Hawkings (Album <i>Today and now</i>)<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisW-amJ7AiZN6L4q-h6ivB3n6tQayYKq-4c9yhdrQJ0G67d8TzwLNWN-1IHsK9Y0BwVY6wqXjZVXS4vlg2RbcgvotjLFfP8rQZbUMa-17tILL_HLsnT0BYoHv2S4hlrCK88hBX1P4T7xKU/s1600/41EpAnMuB9L._SX355_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="355" data-original-width="355" height="398" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisW-amJ7AiZN6L4q-h6ivB3n6tQayYKq-4c9yhdrQJ0G67d8TzwLNWN-1IHsK9Y0BwVY6wqXjZVXS4vlg2RbcgvotjLFfP8rQZbUMa-17tILL_HLsnT0BYoHv2S4hlrCK88hBX1P4T7xKU/s400/41EpAnMuB9L._SX355_.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Capítulo VIII<br />
<i>A love so beautiful</i> / Roy Orbison (Album <i>Mistery Girl</i>)<br />
<i>Misty morning, Abert Bridge</i> / The Pogues<br />
<br />
Capítulo X<br />
<i>My one and only love</i> / Ben Webster y Art Tatum<br />
<i>Gone with the wind</i> / Ben Webster y Art Tatum<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTcMs0qESbJOruhx-cVT2zAFlB3k2FhV62307qO9NZFaNoD_VvikNL3tUPymseW8lBFpLt3wQ-l6rwARRJZfpVmnQF31Tqgdr8fQ8V65rMPnJMJ5OpHJdVRIvF90nR6zMkSz0ceMVdVQmn/s1600/118195728.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="503" data-original-width="503" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTcMs0qESbJOruhx-cVT2zAFlB3k2FhV62307qO9NZFaNoD_VvikNL3tUPymseW8lBFpLt3wQ-l6rwARRJZfpVmnQF31Tqgdr8fQ8V65rMPnJMJ5OpHJdVRIvF90nR6zMkSz0ceMVdVQmn/s400/118195728.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Enlace a la lista de reproducción:<br />
<a href="https://www.youtube.com/playlist?list=PLfjbsp48_oAGlHdSTlEoy_PXGrdfQ5yLi">https://www.youtube.com/playlist?list=PLfjbsp48_oAGlHdSTlEoy_PXGrdfQ5yLi</a><br />
<br />
Enlace a la novela en Amazon:<br />
<a href="https://www.amazon.es/dp/1076697488">https://www.amazon.es/dp/1079319611</a><br />
<br />
Página del autor en Amazon con todos sus libros:<br />
amazon.com/author/jesusgarciablanca<br />
<br />
Entrevista con el autor sobre Redención y mucho más:<br />
"La escritura es un ritual sagrado"<br />
<a href="https://kefet.blogspot.com/2019/07/la-escritura-es-un-ritual-sagrado.html">https://kefet.blogspot.com/2019/07/la-escritura-es-un-ritual-sagrado.html</a><br />
<br />
<br />
<br />
<br />Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-26339069018275401292019-07-21T18:51:00.002+02:002022-06-09T18:42:52.727+02:00"La escritura es un ritual sagrado" Entrevista a Jesús García Blanca<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<h3>
Comparto esta entrevista que [nunca] me hicieron en un medio de comunicación digital [que probablemente no existe] y en la que me explayé sobre los libros, las ficciones y el martirio de la escritura.</h3>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk23Jay6GZ8bGeodq6VYbA114ap-O2jR0NDiOWz89nud78iChPQqXOV4pK6a5gyDUS1NjOQB-396ih6_yF54_y85NNHkKD_l7CufRw2bRu1johS2XsdaMmdO54Nc7p2TTukf5QSbTbHz-L/s1600/Portada+Redencio%25CC%2581n+DEF.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1382" data-original-width="922" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk23Jay6GZ8bGeodq6VYbA114ap-O2jR0NDiOWz89nud78iChPQqXOV4pK6a5gyDUS1NjOQB-396ih6_yF54_y85NNHkKD_l7CufRw2bRu1johS2XsdaMmdO54Nc7p2TTukf5QSbTbHz-L/s400/Portada+Redencio%25CC%2581n+DEF.jpg" width="266" /></a></div>
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<h2>
<span style="font-size: x-large;">"La escritura es un ritual sagrado"</span></h2>
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<h3>
Entrevista a Jesús García Blanca</h3>
ESCRITURAENLOSLÍMITESPUNTOCOM<br />
Por Noé Xiste. 24 de junio, 2019<br />
<br />
<br />
<b>Jesús García Blanca nació en algún lugar del espacio mítico que une el Mar Interior y el Océano, o para entendernos, en las inmediaciones del Estrecho de Gibraltar que él llama “El paso de Briareo”. Tras decenios de silencio en lo que se refiere a ficciones —aunque ha publicado un puñado de ensayos críticos sobre salud, educación y ecología— ha decidido empezar a compartir sus textos, algunos escritos hace la friolera de cuarenta años. Estas circunstancias tan poco habituales en un escritor nos movió a Escrituraenloslímitespuntocom a contactar con él y proponerle una entrevista que realizamos vía correo electrónico, por lo que no estamos seguros de haberlo entrevistado, pero así son las cosas en los límites…<br /><br />NX: Dos novelas casi al mismo tiempo ya es poco frecuente. Pero esperar casi cuatro décadas para publicar lo es menos aún…</b><br />
<br />
JGB: Hice algunos intentos… hará quizá treinta años, y posteriormente hace diez años lo volví a intentar con más —digamos— empeño. Tengo una pequeña colección de negativas editoriales, algunas muy pintorescas… Pero hubo un momento en que me impliqué en temas sociales y me concentre en escribir y publicar sobre ellos… o mejor diría contra ellos: medicalización de la salud, vacunas, cientificismo, manipulación genética… pero por debajo continué escribiendo… a rachas… y ahora, ahora siento que ha llegado el momento de compartir mis ficciones con lectores, con lectores desconocidos… ya que hasta ahora solo he importunado a amigos y familiares.<br />
<br />
<b>NX: ¿Y por qué has elegido Amazon? Tengo que preguntártelo…</b><br />
<br />
JGB: Verás… los manuscritos se estremecían en los cajones y los mecanoscritos se angustiaban encerrados en el disco duro… los escuchaba crujir por las noches… Yo creo que todo artista crea para compartir, para comunicarse con seres desconocidos que sobreviven en islas perdidas… Así que todo vale.<br />
<div>
<b><br /></b></div>
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<br /></div>
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<b>NX: Háblanos un poco de tus escritores, de los que te han impactado o han influido en tu escritura o los que más has disfrutado o disfrutas leyendo.</b></div>
<div>
<b><br /></b></div>
<div>
JGB: Como tantos otros, yo empecé con los tebeos, en mi caso <i>El Guerrero del Antifaz</i> y después pasé a <b>Verne</b>, <b>Conan Doyle</b>, <b>Poe</b> y <b>Lovecraft</b> junto con toda la ciencia ficción que llegaba entonces vía Bruguera: <b>Asimov</b>, <b>Silverberg</b>, <b>Clarke</b>, <b>Dick</b>… Esas lecturas marcaron mis primeros textos. Luego, gracias a un inolvidable profe de la Escuela de Magisterio, Miguel Teruel, conocí a los sudamericanos del Boom y otros: <b>Cortazar</b>, <b>García</b> <b>Márquez</b>, <b>Donoso</b>, pero sobre todo y por encima de todo, <b>Sabato</b>. Si hay un escritor al que deba no ya mi forma de escribir sino el hecho de escribir es Sabato. No por sus temas ni su estilo ni nada de eso. Sino por su actitud ante la escritura que definió para siempre mi propia relación con ella, especialmente en el caso de <i>El Segundo Río</i> en el que la escritura es en sí misma uno de los protagonistas: los rollos, las bibliotecas, las escrituras cifradas. En definitiva, por culpa de Sabato, la escritura es para mí un ritual sagrado.<br />
<br />
<b>NX: Y ahora, ¿qué lees?</b><br />
<br />
JGB: Bueno, esta entrevista la hacemos un 24 de junio, que es la fecha mágica o maldita de nacimiento de Sabato. Y son ya muchas las veces que la fecha me mueve a releerlo. Así que estoy por enésima vez inmerso en <i>Sobre Héroes y Tumbas</i>. Y en la mesa me esperan los libros de <b>Erri de Luca </b>y en lontananza acabo de toparme con un escritor mexicano que no conocía en absoluto: <b>Mario</b> <b>Bellatín</b>. Aunque mis referencias habituales, son <b>Kafka</b>, <b>Modiano</b>, <b>Kenzaburo Oe</b>, <b>Vila-Matas</b>, <b>Bolaño</b> o <b>Cartarescu</b> entre muchos que olvido… si alguien está interesado puede mirar mi blog <i>Kefet: Las Escrituras de la Noche</i> en el que llevo un modesto diario de lecturas y micro reseñas.<br />
<br /></div>
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<br />
<div>
<br /></div>
<div>
<b>NX: Y por qué esa obsesión tuya con la K, con las palabras con K o con la misma letra K… ¿algo relacionado con Kafka?</b></div>
<div>
<b><br /></b></div>
JGB: La K es obviamente Kafka. Pero es más cosas, algunas muy personales. Para empezar es <b>Peter Hammill</b>, quien allá por el 82 sacó un disco que se titulaba <i>Enter K</i> y entonces no sé muy bien por qué la K comenzó a significar ese otro yo oculto, el otro músico dentro de PH y el otro escritor dentro de mí, y ese escritor no podía ser más que Kafka, que rompía las reglas de lo real, que representaba el escritor sagrado que quizá Sabato quiso ser, ese escritor capaz de estar sentado una noche entera y escribir al dictado de lo desconocido. Sabato es el hierofante y K es el único que viajó al otro lado y volvió, eso sí, por poco tiempo. Y PH/K es mi Caronte para el territorio mágico de la música… él pulsa esos acordes que me trastornan, esa teclas del piano que retuercen mis entrañas… una cosa es escuchar música y otra muy distinta escuchar a todas esas presencias dentro de PH: <i>K, Nadir, el angel, el asesino, el refugiado…</i><br />
<i><br /></i>
<b>NX: Las dos novelas recién aparecidas en Amazon son como he dicho muy diferentes al menos exteriormente: hablamos de una novela corta de apenas un centenar de páginas y de un complejo novelón de más de setecientas páginas, una novela-río ¡y nunca mejor dicho!</b><br />
<br />
JGB: En este caso yo diría más bien una novela-mar, el Mar Interior… en todos los sentidos.</div>
<div>
<br />
<b>NX: Hay otro contraste llamativo entre ambas novelas: tardaste decenios en escribir <i>El Manuscrito de Apolonio </i>mientras que <i>Redención</i> dices haberla acabado en apenas dos meses. Está claro que no tienes un método fijo de trabajo…</b></div>
<div>
<b><br /></b>JGB: No, no hay método. Hay escritura. Hay ese ritual sagrado que te he mencionado, una ritual que desconozco previamente y al que me abandono…<br />
<br />
<b>NX: Sabrás que ya hay quien especula por ahí sobre esto, así que acláranoslo de una vez: ¿Es <i>Redención</i> una historia real?</b></div>
<div>
<b><br /></b>JGB: Desde que comencé a escribir he buscado los límites entre imaginación y memoria… y debo confesar que no los he encontrado…<br />
<br />
<b>NX: Entonces cómo debemos leer esa historia…</b><br />
<br />
JGB: No tengo nada que decir sobre cómo leerla. Cada lector verá, buscará, encontrará o no su relación con ese… desgarro. Para mí es una historia real… tan real como las de Apolonio, Kissos o Anaxándrides…<br />
<br />
<b><br /></b></div>
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<div>
<b><br /></b></div>
<div>
<b>NX: <i>El Segundo Río</i> ¿es una trilogía, una novela por entregas, una novela demasiado extensa para editar reunida o simplemente un texto que aún no has acabado?</b></div>
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<br /></div>
<div>
JGB: <i>El Segundo Río</i> es mi exploración del mundo antiguo, no del “verdadero” mundo antiguo, quiero decir, ese que asoma en los libros de historia, sino del que tengo dentro de mí, dentro de mi memoria y dentro de mi imaginación: imágenes distorsionadas, hechos que me emocionaron cuando era un niño, ciudades que imaginaba y con las que soñaba, trirremes atravesando el Mar Interior, bibliotecas perdidas llenas de manuscritos misteriosos que contenían secretos inconfesables o trascendentes para la humanidad, hazañas épicas que poco a poco fueron tiñéndose de sangre, criaturas míticas, subterráneos que comunican islas, túneles infernales, monstruos indescriptibles… <br />
<br />
<b>NX: Cuarenta años ¿no es una pasada... ?¿De verdad has dedicado cuarenta años a una novela?</b><br />
<br />
JGB: Depende de lo que signifique “dedicar”. ¡Desde luego que no he estado escribiendo cuarenta años! Hace unas semanas, cuando decidí volver a esta novela tras varios años de abandono recopilé los manuscritos y mecanoscritos que tenía en casa, en un viejo baúl junto a la documentación. He ordenado y archivado un total de 18 carpetas que contienen un número desconocido de folios… cientos, muchos cientos en diferente estado de envejecimiento… y afortunadamente fechados, por lo que he podido establecer períodos de escritura física de escritura efectiva si podemos llamarla así.<br />
Empece en 1980 en La Línea, esbocé los primeros esquemas de la primera entrega en Jerez, en 1986. A partir de ahí, cada retorno tras un amargo abandono se lo debo a ella, a mi compañera actual a la que conocí en 1987 y que hizo suyo el proyecto, el personaje, y al autor. Así volví al manuscrito casi un año entre el 88 y e 89 en Calafell, dos años entre 1991 y 1993 en Granada, un curso en Guadix entre el 93 y el 94, meses de 1995 y 1997 de nuevo en La Línea, y a partir de ahí en Ex: años entre 2002 y 2005, un salto a 2007 y momentos sueltos entre 2007 y 2013; después revisiones hasta hace un mes.<br />
<br />
<b>NX: A mí me salen doce años que ya es una cifra apabullante y más aún si entre medias no has dejado de darle vueltas, y además has escrito otras novelas, entre ellas, esta breve historia que publicas también en Amazon, pero hay más textos, ¿no es así? Cuéntanos...</b><br />
<br />
JGB: Hubo un momento… no sabría situarlo con exactitud… pero sería allá por los ochenta, en el que comenzaron a surgir textos que no pertenecían a <i>Heptaplus</i>, que es como yo llamaba entonces a <i>El Segundo Río.</i> Eran una mezcla de relatos, recuerdos, reflexiones, todas en forma de cartas, de hecho los fui titulando <i>Epistografía</i> y publiqué algunos en Ediciones Elm Street, una loca aventura que se menciona en <i>Redención</i>. Era una tentación de comodidad dejar por un tiempo el complejo mundo de Apolonio y dejarme llevar por esas cartas que fluían sin esfuerzo.<br />
<br />
<b>NX: Y esos textos ¿se han convertido en novelas, en libros de relatos…?</b><br />
<br />
JGB: No. La mayor parte están por ahí en carpetas, abandonados. Algún fragmento acabó formando parte del Manuscrito de Apolonio, y otros fueron el arranque de mis viajes de retorno a la infancia: <i>Cámara oscura</i>, que ahonda en esas cosas que nos parecen tan misteriosas cuando somos niños y que se mezclaron a fuerza de mirar fotos antiguas con un misterio de adulto: ¿cómo se fijan las imágenes en el papel? ¿Cómo se atrapa el tiempo? Así que hice un esfuerzo de depuración de recuerdos, de pregunta sin respuesta y lo mezcle con recuerdos que nunca tuve: los orígenes de la fotografía y los empeños meticulosos de <b>Joseph Nicéphore</b> <b>Niepce</b> para detener el tiempo.</div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUPg7EUY1HKj2j-Uw8AHyM1IMM3XBGbNO3woEpiFeHwbZ-mAGG9x0ZvA1y1FY_zJ-hQMNXMB-V9TyugnZP5y7vsoXS2yTpc67ENj8BEJok4tbKXaDcjRnScSLdhgfZqOT-_nelntNHcgqG/s1600/43373651-Imagen-sabato.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="763" data-original-width="970" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUPg7EUY1HKj2j-Uw8AHyM1IMM3XBGbNO3woEpiFeHwbZ-mAGG9x0ZvA1y1FY_zJ-hQMNXMB-V9TyugnZP5y7vsoXS2yTpc67ENj8BEJok4tbKXaDcjRnScSLdhgfZqOT-_nelntNHcgqG/s400/43373651-Imagen-sabato.jpg" width="400" /></a></div>
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<br /></div>
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<b><br /></b></div>
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<b>NX: ¿Hay mucho más en esas carpetas?</b><br />
<br />
JGB: No sabría decirte lo que ahora me parecería aprovechable y lo que simplemente volvería a guardar porque me cuesta mucho tirar… sé que tengo mucho papel acumulado que nunca verá la luz, desde hace unos años me pasé a las libretas y tengo una nutrida colección de todos los tamaños y estilos, unas pocas vacías y algunas rellenas sin orden ni concierto que se dice… y hay por ahí una etapa de microrrelatos. Creo que fue cuando se me ocurrió abrir el blog <i>Las Escrituras de la Noche</i>… llevaba mucho tiempo sin escribir… sin escribir para <i>El Segundo Río</i>, digo… y pensé que podía retomar la escritura dando esos pasos breves que no exigen planificación, ni siquiera pensar, solo poner las manos en el teclado. Después decidí que el blog sería un diario de lecturas pero soy muy poco disciplinado y a veces lo abandono durante semanas y luego tengo que hacer memoria de los libros que había leído… Los microrrelatos son cómodos, no te llegas a encariñar con ellos y te importa menos lo que les pase… <i>El Segundo Río</i> es lo contrario, es un peso descomunal, una responsabilidad abrumadora, ni siquiera cuando no escribo, durante esos meses o años, he podido dejar de pensar en ese mundo, de recordar las historias que he ido contando o las que estoy por contar…<br />
<br />
<b>NX: Nos ha llamado especialmente la atención un título que aparece en tu biografía: <i>El Misterio de la Caja Negra</i>, que parece un título que intencionadamente remite a literatura de género…</b><br />
<br />
JGB: <i>El Misterio de la Caja Negra</i> es un caso aparte. Mi compañera y yo leímos juntos todas las historias de <b>Sherlock Holmes</b> cuando compartíamos un apartamento en Calafell, en 1989. Así que cuando se acabaron decidí escribir una para ella y regalársela por capítulos en nuestro aniversario de “encuentro” que también es su cumpleaños. Se me ocurrió escribir no un caso de Holmes que me imponía mucho respeto y me parecía demasiado evidente, sino lo que yo proponía como la última aventura del <b>Dr. Watson</b> antes de su retirada a Escocia viejo y enfermo.<br />
<br />
<b>NX: Entonces no aparece Holmes?</b><br />
<br />
JGB: Aparece fugazmente, no lo desvelaré, pero está presente todo el tiempo encarnado en <b>Louis Coq</b>, un personaje basado en un amigo que hice por esa época a raíz de mi interés por Egipto, un rebelde de la Egiptología, un desmontador de mitos que me impresionó por su lucidez y que trasladé a mi historia convertido en detective-arqueólogo que seguro dará mucho de sí…<br />
<br />
<b>NX: Anuncias una serie o algo parecido?</b><br />
<br />
JGB: No me atrevo, pero estaba trabajando en un segundo caso de Coq cuando ella -una vez más- volvió a ser decisiva para retornar a <i>El Segundo Río</i> y abandonar todo lo que tenía entre manos…<br />
<br />
<b>NX: Bueno, a razón de cuarenta años por entrega, vas a necesitar al menos ochenta para acabar, ¿no?</b><br />
<br />
JGB: No, procuraré acabar en cuarenta y dejarme los otros cuarenta para disfrutar de las ventas, la fama y todo eso… En serio, esta vez no habrá excusas. Y ten en cuenta que el proceso de documentación está hecho salvo pequeños detalles, así que la cosa es escribir, escribir y escribir mientras pueda.<br />
<br />
<br />
Entrevista publicada originalmente en LITERATURAENLOSLÍMITESPUNTOCOM:<br />
<i><a href="http://literaturaenloslimines.com/entrevistas.98663kk.html">http://literaturaenloslimines.com/entrevistas.98663kk.html</a></i><br />
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Las novelas en Amazon:</div>
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<i>Redención</i> (impreso): <a href="https://www.amazon.es/dp/1079319611">https://www.amazon.es/dp/1079319611</a></div>
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<i>Redención</i> (ebook): <a href="https://www.amazon.com.mx/dp/B07V52NGC8">https://www.amazon.com.mx/dp/B07V52NGC8</a></div>
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Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-46507576382874573272019-07-16T19:46:00.003+02:002019-07-16T20:00:37.360+02:00Redención<br />
<h3>
Os invito a entrar en Redención, a compartir las primeras palabras que escribí tras muchas vacilaciones, excusas, dudas y promesas de que empezaría "uno de estos días..." Al fin conseguí empezar, o quizá sería más exacto decir que no tuve más remedio que empezar, tanto es así que aquellas páginas surgieron como una exhalación en pocas semanas. Y ahí están.</h3>
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<a href="https://www.amazon.es/dp/1079319611"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiO3J_jZ4m1VeVaXjZOGnPrpOWk0m5Ip6Q_6zCXk3h-2CBP2SS2cAz0fiBA_fCppZdUURF6cLW9QKY53XJgGBIG0vczwQaLxTouMc1LWP8Ot54UHIb0SPb6HD7jWcwKE4KUSaCO1bUFbUhT/s400/Portada+Redencio%25CC%2581n+DEF.jpg" width="266" /></a></div>
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<i>Ex, 2 de enero, 2016</i></div>
<i></i><br />
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<i><i>Más de 30 años después...</i></i></div>
<i>
<br />Necesitaba un acto en el límite...<br />Y he necesitado superar pruebas de horas para poner la punta del cálamo sobre estas hojas.<br />Incluso cuando la decisión ya estaba tomada, mi mano se resistía y he tenido que obligarla.<br />Ha sido una lucha desigual y difícil.<br />Ha sido como un lanzarse al vacío, un vacío de 120 páginas.<br />Son las que me concedo para contar esta historia, la más difícil... no por compleja, no porque exija esfuerzos de memoria inalcanzables.<br />No.<br />La historia más difícil es la que llevas clavada en el alma, atravesando todo tu ser.</i><br />
<br />
<br />
I<br />
<br />
La primera vez que la vi sus ojos brillaban de tal modo que ya sentí —sin admitirlo, sin que siquiera me estuviese mirando— que mi vida había cambiado.<br />
En ese momento no podía sospechar los años que tendrían que pasar hasta que ese cambio se produjera, se materializara, se instalara en nuestras vidas; no tenía ni idea del dolor que me esperaba, pero aún sin tenerla, ya sentía que ese dolor merecería la pena: ¿quién no estaría dispuesto a sangrar a cambio de ese brillo iluminando cada hora de su vida?<br />
Sin saberlo —hasta mucho después— yo acepté ese trueque el primer día.<br />
<br />
Después hay un tiempo de oscuridad.<br />
No sabría decir qué ocurrió en ese tiempo. Y tampoco importa demasiado: años de eso que consideramos vida cuando aún no hemos vivido de verdad: trabajo, estudio, alquiler, pequeños acontecimientos perfectamente prescindibles, y lo peor de todo: autoengaño —que salpica a todo lo que te rodea.<br />
Te mentiste despiadadamente y dejaste que todos creyeran tus mentiras, que interpretaran como una vida mediocre lo que no era sino una mezcla terrible de autocompasión, necesidad de supervivencia, cobardía... el refugio de los débiles que ignoran mucho más de lo que temen.<br />
<br />
Hasta que un día, el calor de ese brillo en unos ojos vivos te remueve las entrañas, y la ilusión te corroe, te posee, te arrastra.<br />
Sigues viviendo tu vida como si no te dieras por enterado: utilizas esa máscara tuya tan socorrida que siempre te da resultado porque la gente se ve impelida a hacer como que se la cree. La máscara de la inocencia, del descuido, de la fragilidad... que solo puede usar con eficacia alguien lo suficientemente infeliz como para exponerse al mundo con esa segunda piel más fina que la propia —¡el disfraz perfecto!<br />
<br />
Aparentar una falsa debilidad para esconder otra debilidad mayor, más dolorosa, más cerca del abismo: ¿quién podría sospechar que bajo esa capa de modales descuidados, de pequeñas torpezas cotidianas, de inseguridad, de palabras vacías... lo que se esconde es otro vacío, la monstruosidad de una vida que no quiere ser vivida?<br />
Y así, lo único que puede cortar en pedazos esa máscara invisible, resulta ser la ilusión, la ilusión de otra vida posible.<br />
<br />
Pero no es tan sencillo. La ilusión alimenta el dolor, aviva rescoldos, esparce las cenizas del amanecer y vuelve a arrancar pequeñas llamas azules.<br />
La imaginabas en habitaciones desconocidas realizan-do pequeñas tareas cotidianas, oyendo discos con ralladuras extraídos de fundas de cartón desgastado, bajo las gotas ardientes de una ducha borrosa o, peor aún, abrazada a él bajo las sábanas de una madrugada inacabable.<br />
¿Cómo reunir fuerzas para ese salto imponente al vacío de la otra vida que llenabas cada día con imaginación alentada por la fiebre?<br />
¿Cuánto se prolongó ese tiempo sin tiempo, esa cadena de instantes paralizados que formaban rúbricas como escuadrones de aves siniestras lanzándose sobre presas desprevenidas?<br />
¿Cuántas noches sin sueños, cuántas finas esquirlas de tiempo arrancadas a la eternidad?<br />
<br />
[…]<br />
<br />
<i>Me tiembla la mano ante la idea de apoyarla sobre aquellos días luminosos... miro fijamente esos puntos suspensivos que acabo de escribir, reuniendo fuerzas para cruzar el umbral... más dudas... más puntos suspensivos... un punto cierra un ciclo de pensamiento y sin embargo más puntos no lo refuerzan sino que lo abren a la duda...<br /><br />Una vez cruzado ese umbral, una vez dado ese paso tan simple y abrumador que te paraliza —como los invitados de El Ángel Exterminador de Buñuel— estaremos —todos; los lectores, tú y yo— en el otro lado, el lado luminoso —en el que ya no dejarás de mirar nunca los ojos de ella— aunque no por ello exento de dolor y de sombras agazapadas.<br /><br />De hecho, en ese lado —y precisamente por la presencia constante de la luz— las sombras son más evidentes y el dolor más agudo, como tristemente se verá...<br /><br />Si consigues dar el paso.<br />Por ahora... imposible. </i><br />
<div>
<i><br /></i></div>
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<i><br /></i></div>
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<br />
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<div class="vanityURLLink" style="box-sizing: border-box; color: #666666; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin: 10px 0px;">
<br /></div>
<span style="background-color: white; font-family: "verdana" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 13px;"></span></div>
Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-29879172995789028402019-07-01T20:50:00.000+02:002019-07-25T18:29:53.307+02:00El Segundo Río<div style="text-align: center;">
<i>"Las aguas del espíritu corren siempre bajo el suelo".</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>Kata-kruptos</i></div>
<div style="text-align: center;">
Neikóphilos de Abdera</div>
<br />
Los primeros borradores de esa novela que entonces no tenía título y que escribí tecleando en una vieja Olivetti con tinta azul datan de 1980. Los últimos trabajos de revisión para esta primera edición los he hecho durante la última semana de junio de este año, 2019.<br />
<br />
Casi cuarenta años.<br />
<br />
Cuarenta años de dudas, de inseguridad, de preguntas, de búsqueda, de dolor, de horizontes llenos de luz durante un breve instante, de bibliotecas, hemerotecas, museos, archivos primero en una multitud de ciudades y luego en la red, de interminables horas ante la Olivetti, después la Underwood, los folios y finalmente el teclado del ordenador, de incontables cafés, de angustia, de felicidad, de sombras, de fantasmas, de voces que susurran o gritan, de sonrisas, de llantos, de sueños perdidos y pesadillas recurrentes.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc-HGVeWLtuxWw2sQZbXH5oFvN5KIQigHLKEBcVrdvr8nhU9RlfUiYdJfE4MwqvkzE9w6tl4OL7zy8kqLRhuEkvRhVPMrZC8aIzaLrLiy5VSEmNJi57WD_28_uDPFU5XKBVX_1iadPW8JT/s1600/Portada+Amazon+2_page-0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1382" data-original-width="922" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc-HGVeWLtuxWw2sQZbXH5oFvN5KIQigHLKEBcVrdvr8nhU9RlfUiYdJfE4MwqvkzE9w6tl4OL7zy8kqLRhuEkvRhVPMrZC8aIzaLrLiy5VSEmNJi57WD_28_uDPFU5XKBVX_1iadPW8JT/s640/Portada+Amazon+2_page-0001.jpg" width="425" /></a></div>
<br />
Y aquí está la primera entrega, la primera mirada a ese mundo extraño, inquietante y maravilloso en el que estoy atrapado ya para siempre. <i>El manuscrito de Apolonio</i>, la autobiografía de Apolonio de Rodas, autor de las <i>Argonáuticas</i> y director de la Biblioteca de Alejandría. He decidido hacerla pública mientras trabajo en las otras dos miradas: <i>El manuscrito de Kissos</i> y <i>El manuscrito perdido</i>.<br />
<br />
Una compleja reflexión sobre la escritura y la existencia, sobre el pasado y la memoria, sobre el poder, la dignidad y la resistencia.<br />
<br />
<br />
Página del libro en Amazon: <a href="https://www.amazon.es/dp/1076697488">https://www.amazon.es/dp/1076697488</a><br />
Correo de contacto: <a href="mailto:El.segundo.rio.kemet@gmail.com">El.segundo.rio.kemet@gmail.com</a><br />
<br />
<br />Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-35717008378380745162019-06-23T16:05:00.001+02:002019-06-23T16:05:11.370+02:00Sabato, siempre<b>Sabato</b> nació hace 108 años y aunque su madre nunca supo o quiso precisarle y eso lo atormentaba, fue en la noche mágica de San Juan, una noche de brujas que lo obsesionó siempre.<br />
<br />
No sé cuales fueron las lecturas que con pocos años alimentaron mis ansias de escribir, cómo algo dentro de mí dio un paso invisible: de servirse de la lectura para experimentar emociones --esas que no estaban en la vida real-- a utilizarla como material de construcción, de reconstrucción, de recuperación de los sueños, de abandono a las ficciones.<br />
<br />
Pero sí sé cuál fue el momento preciso en el que todo eso se transformó en otra cosa: la mera tarea de escribir adquirió otra dimensión, hacia abajo --hacia raíces invisibles-- y hacia arriba -en un viaje trascendente.<br />
<br />
Fue mientras leía a Sabato por primera vez.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxJw9D52AbY1zpP-9b_Cl8ljGajlqlcQ0V1osCX_VhJcLnflD6P6vXhmwTy99iboZyUC4QgTBr7OukmA2cznaiT25YG7TCL9xezITHBw0t9mDFFb8YqxNyXIHlSs4dvufV_RBA1EV8YXyw/s1600/8.11_sabato.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="835" data-original-width="1280" height="416" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxJw9D52AbY1zpP-9b_Cl8ljGajlqlcQ0V1osCX_VhJcLnflD6P6vXhmwTy99iboZyUC4QgTBr7OukmA2cznaiT25YG7TCL9xezITHBw0t9mDFFb8YqxNyXIHlSs4dvufV_RBA1EV8YXyw/s640/8.11_sabato.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
Eso fue con la edición de Cátedra de <i>El túnel</i>, en 1980.<br />
<br />
Pero ese libro no está ahora en mi biblioteca. Sufrió el extraño destino del resto de las novelas de Sabato que leí en esos años --no sé decir si oscuros o luminosos. Dos de ellas desaparecidas --en el caso de <i>El túnel</i> desconozco o he olvidado cómo, <i>Sobre héroes y tumbas</i> prestada y jamás devuelta-- y la tercera, A<i>baddon el exterminador</i>, acuchillada.<br />
<br />
Hace poco recuperé una edición de Cátedra en una librería de viejo de Granada, aquella con la mujer en la ventanita. Y tengo un par de ediciones más --la de Seix Barral en Biblioteca de Bolsillo, una cuarta edición de 1985, y la de Edhasa/Sudamericana, una segunda edición de 1975.<br />
<br />
Por supuesto la recuperación de todas las novelas de Sabato, en edición corregida y "definitiva", ilustrada y en pasta dura con sobrecubierta, se la debo a una ocurrencia que Charo tuvo en mi cumpleaños de 1992 (o 1993?), cuando me regaló los tres tomos del Círculo de Lectores editados entre 1990 y 1991 --que prometían un cuarto libro con textos varios, borradores, versiones abandonadas... que nunca se editó.<br />
<br />
Hasta ese cuarto libro desconocido sufrió el mismo destino: desaparecer sin llegar a existir.<br />
<br />
Así que 23 de junio de 2019. Comienzo la relectura de sus tres novelas por enésima vez.<br />
<br />Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-5211196605301223342019-03-03T17:36:00.002+01:002019-03-03T17:36:30.381+01:00Wilhelm Reich, un himno a la libertad<h3>
La revista italiana <i>Scienza e Conoscenza</i> incluye en su número 67, de enero de este año, un especial dedicado a Wilhelm Reich en el que, junto con artículos de <b>Roberto Maglione </b>y <b>Antonio Morandi</b>, publican una breve aportación mía aludiendo a mi libro recién publicado por la editorial italiana <i>Macro </i>titulado <i>Wilhelm Reich, il genio dell'energiaorgonica e della liberazione sessuale</i> (traducción italiana del texto publicado en España por <i>Cauac </i>con el título <i>Wilhelm Reich, inspirador de rebeldía</i>. Reproduzco aquí con el permiso de los editores, la versión en castellano del artículo.</h3>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic4rHozeWNIyQz61KoEAL7MZLHDQYzH26Cv9lS1cQa4kFiW992TWTTW98XqpPCPKoB2p1H-qY6Nr_3LC9q8OIccUv-8xmTiCIDa58Nj0sq8HPyEi40FUPeoEJtUmUQj8WVN8xcRoX4nYbV/s1600/scienza-e-conoscenza-n-67.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="611" data-original-width="450" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic4rHozeWNIyQz61KoEAL7MZLHDQYzH26Cv9lS1cQa4kFiW992TWTTW98XqpPCPKoB2p1H-qY6Nr_3LC9q8OIccUv-8xmTiCIDa58Nj0sq8HPyEi40FUPeoEJtUmUQj8WVN8xcRoX4nYbV/s400/scienza-e-conoscenza-n-67.jpg" width="293" /></a></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<div class="MsoNormal">
Reich llegó a mis manos por primera vez allá por 1977. Se
trataba del libro La función del orgasmo. <i>El descubrimiento del orgón</i>,
publicado en España por la Editorial Paidos en su Biblioteca de Psicología
Profunda. Aquel libro -que aún reposa protegido por un forro de plástico en mi
biblioteca- me fascinó. Entendí muy poco, pero aquella mezcla de reportaje
científico, diario vital y crítica filosófica me dejó atrapado y me impulsó a
seguir leyendo lo que pude encontrar de su autor.</div>
<div class="MsoNormal">
La lectura de su obra me impulsó a recorrer una multitud de
caminos en los campos de la educación, la ecología y la salud, que con los años
determinaron mi actividad como escritor de investigación. Reich me condujo a
<b>Neill </b>y su carismática visión de la educación que me impulsó en su día a
estudiar magisterio y que inspiró la forma en que me he relacionado con mis
hijos. Y no solo eso, le debo a Reich mi aproximación crítica a la realidad, mi
rebeldía y el cuestionamiento sin concesiones de la autoridad.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y aquí estoy, cuarenta años después, procurando compartir lo
que he aprendido y conseguir que este personaje excepcional logre hechizar a la
mayor cantidad de gente posible. Con ese ánimo me decidí a escribir un libro
que reuniera dos características básicas: que respetara al máximo las ideas y
los descubrimientos de Reich con el rigor que él siempre se exigió en sus
investigaciones, y que fuera accesible para personas sin formación especializada
en las materias que Reich abordó.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
UN LIBRO RIGUROSO Y DIDÁCTICO</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Con esos objetivos me planteé un libro con tres partes bien
diferenciadas en cuanto a tono, contenido y tratamiento. Una primera parte para
contar la historia de Reich, en un tono novelístico que trasmite todo el
dramatismo de su peripecia vital a partir de las biografías ya publicadas y de
los diarios y la autobiografía del propio Reich. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En la segunda parte hago un recorrido por lo que denomino
doce descubrimientos que hubieran podido cambiar el mundo... y que de hecho
pueden cambiarlo si conseguimos que se abran paso entre la maraña de relaciones
de poder que obstaculizan el acceso a conocimientos vitales. Cada uno de estos
descubrimientos va enlazado con un itinerario de lectura que permite acceder a
la obra clave de Reich y a otros libros suyos o de otros autores que
profundizan en ese tema concreto.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por último, en la tercera parte explico cual ha sido el
destino del archivo de Wilhelm Reich con todo su legado intelectual, científico
y humano, así como la influencia que ha tenido su obra a nivel internacional en
las disciplinas en las que hizo aportaciones relevantes e incluso
trascendentales: psicoterapia, psicología social, educación, medicina,
microbiología, biología, ecología y muchas más.</div>
<div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHDZ8ppxqPnGZen88Hwp048RnLqJO42fgfuhs3NC73CeuE-DBNLUMduj7bqI2tsyecTxHjs4bZLg9ijOn2jv1B1oZJ-hdqBAfHu6uwMUmUWukbYlhaeJ5Sj627ogrAHwXT7dQFNZCdzclh/s1600/wilhelm-reich-il-genio-che-volevano-cancellare-dalla-storia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1054" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHDZ8ppxqPnGZen88Hwp048RnLqJO42fgfuhs3NC73CeuE-DBNLUMduj7bqI2tsyecTxHjs4bZLg9ijOn2jv1B1oZJ-hdqBAfHu6uwMUmUWukbYlhaeJ5Sj627ogrAHwXT7dQFNZCdzclh/s400/wilhelm-reich-il-genio-che-volevano-cancellare-dalla-storia.jpg" width="262" /></a></div>
<div>
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
ORGÓN: LA ENERGÍA PRIMORDIAL</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Desde que comenzó sus estudios de medicina, Reich se sintió
atraído por la sexualidad y el psicoanálisis y desde el principio se esforzó en
plantear los trastornos y el sufrimiento de sus pacientes en términos de
energía, traduciendo a una fórmula de economía energética la salud y la
enfermedad, la capacidad de sentir placer o la incapacidad que se traduce en
angustia debido a las defensas que la persona levantó para protegerse primero
del exterior y después de sí mismo y a las que Reich denominó
"coraza".</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero Reich consideraba que los problemas no provenían de la
estructura humana sino del entorno social; en otras palabras, lo que había que
"curar" no era a las personas sino a una sociedad autoritaria y
represora que los enfermaba. De ahí que se convirtiera en un pionero de la
psicología social y planteara muy pronto cambios radicales en la forma de
concebir, parir y criar a las criaturas basándose en el respeto de la
autorregulación de sus impulsos y necesidades.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Huyendo de la `persecución del nazismo recorrió varios
países europeos y se estableció un tiempo en Noruega donde llevó a cabo
experimentos con bioelectricidad y cruzó la frontera de la biología
descubriendo los fundamentos de la formación de materia viva, lo que le condujo
a su descubrimiento más importante y clave de su obra posterior: la energía
vital cósmica que denominó orgón.</div>
<div class="MsoNormal">
La energía orgónica era la energía de las antiguas
tradiciones, la líbido que <b>Freud </b>concebía de un modo casi metafórico y la fuerza
de la que venían hablando las corrientes vitalistas desde hacía siglos. Reich
consiguió hacerla visible y describir sus propiedades: libre de masa, presente
en todas partes, en constante movimiento, puede manipularse y controlarse
mediante dispositivos especiales, constituye el medio en el que se producen los
fenómenos electromagnéticos y gravitacionales, forma unidades de funcionamiento
tanto vivas como no vivas y es anterior a la materia que se crea a partir de
ella.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Este descubrimiento lo llevó a reformular toda su teoría
psicoanalítica y psicosocial y avanzar abriendo puertas insospechadas para
mostrarnos las relaciones ocultas entre fenómenos aparentemente inexplicables y
dispersos: las neurosis, el masoquismo, la escisión esquizofrénica, la maldad
humana, la violencia, la indolencia de las masas, su abandono en manos de
líderes autoritarios, la represión de la sexualidad, el maltrato a las
criaturas, la educación coercitiva, el origen de la vida, los interrogantes del
cáncer, los fenómenos atmosféricos, el comportamiento de los tornados o la
formación de las galaxias.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
CAMBIAR LA SOCIEDAD</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Desgraciadamente, su honestidad provocó su trágico final:
por una parte su coherencia científica y moral que lo impulsó a no detenerse
jamás; por otro, fue víctima de la lógica destructiva que había cartografiado y
que denominó plaga emocional, una biopatía crónica que se implanta en el ser
humano desde que nace y que se manifiesta tanto a nivel individual como social
pudiendo adquirir las proporciones de una pandemia, como es el caso de la
Inquisición en los siglos XV al XVII o el fascismo de los años treinta del
siglo XX.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y es que todos los descubrimientos de Reich ponen en
cuestión o atacan directamente las bases del sistema, y, más allá, aportan
herramientas para enfrentarnos a él, argumentos para la desobediencia,
conocimientos para la rebeldía. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
De hecho, Reich predijo con impasible serenidad lo que iba a
sucederle debido a las reacciones de la plaga contra lo viviente y contra
quienes -como el propio Reich- pusieran en evidencia esas reacciones y sacaran
a la luz los fundamentos de las funciones naturales del vivir. Los continuos y
violentos ataques de la plaga hasta acabar con su vida demostraron
efectivamente el descubrimiento social más dramático de Reich: como individuos
acorazados, aislados de la naturaleza, aterrorizados de sus propios deseos,
atrapados por la ira ante su impotencia, desatan el infierno de la envidia, de
la difamación, de la represión contra la espontaneidad, la honestidad, la
salud, la racionalidad y la verdad conectada con la naturaleza.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Son los mismos que en todas las épocas separan a los bebés
recién nacidos de sus madres, los mismos que castran sus impulsos sexuales y
amorosos, los mismos que destruyen su creatividad, los mismos que reaccionan
con indiferencia al llanto de un bebé... son los que difaman, persiguen, queman
en las hogueras reales o simbólicas a los investigadores honestos y sirven como
brazos ejecutores contra la verdad al servicio de los poderes que llevan
demasiado tiempo controlando el mundo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHWK61ODGZBRRO8MWO3gv2YVJ-tZ4HpqftQzFw9AnJS7FRDhFftFnnAlQz9Tp58n5rB5tLpUx6_QgMCwR4dqozhFvHoQZR136LzJVSqyNIjTjGGy50hrUThOMds9J64GGXXhJEH0EBYbGM/s1600/convegno-di-orgonomia.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="197" data-original-width="200" height="394" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHWK61ODGZBRRO8MWO3gv2YVJ-tZ4HpqftQzFw9AnJS7FRDhFftFnnAlQz9Tp58n5rB5tLpUx6_QgMCwR4dqozhFvHoQZR136LzJVSqyNIjTjGGy50hrUThOMds9J64GGXXhJEH0EBYbGM/s400/convegno-di-orgonomia.png" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<!--[endif]--><br />
<div class="MsoNormal">
CRIANDO A LOS NIÑOS DEL FUTURO</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Frente a esos brazos ejecutores que atentan contra la vida,
debemos recuperar nuestra parte animal, la que nos conecta con los ritmos
naturales, con los flujos de energía, la espontaneidad y, en definitiva, con lo
vivo. Reich estableció con precisión el papel de la familia patriarcal
autoritaria que niega o reprime la sexualidad infantil y adolescente
perturbando los flujos energético y provocando disfunciones físicas, mentales o
emocionales; una labor complementada cada vez a más temprana edad por sistemas
educativos basados en la disciplina, el castigo y la autoridad, la
medicalización del embarazo y el parto -arrebatados a la intimidad y la
sexualidad de las mujeres- y una crianza presidida por la separación de la
diada madre-bebé, la imposición de protocolos médicos y el empeño en que los
bebés se acostumbren, se plieguen, se amolden, se sometan de modo que los
adultos acorazados satisfagan sus frustraciones y su miedo a lo vital y
espontáneo y que ha dado como resultado una sociedad enferma e incapacitada
para abandonarse a las emociones, a la libertad y a una sexualidad sana.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Para ello, Reich nos señaló una responsabilidad inexorable:
criar a nuestros hijos en esa "tierra de nadie" entre el presente
acorazado y el futuro regido por las leyes de la naturaleza; una
responsabilidad que recae sobre quienes vivimos en la confusión, rodeados por
la plaga, cuestionados por ese orden social que él combatió hasta su muerte.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La tarea es por tanto proteger a nuestras criaturas de la
plaga emocional, construir un refugio con las herramientas que Reich nos dejó:
contactar con nuestro lado salvaje para que los cachorros humanos se mantengan
a salvo en su ecosistema primario: el cuerpo de la madre conectados primero a
través del cordón umbilical y luego en el exterior por ese otro cordón que es
la leche materna, el contacto piel con piel, la conexión orgonótica, la mirada,
las caricias, el pezón vivo.</div>
<div class="MsoNormal">
Posibilitar la autorregulación no consiste en seguir un
conjunto de normas, una técnica artificiosa ni un proceso intelectual, sino
justo lo contrario: implica buscar las grietas en nuestra propia coraza para
comunicarnos con nuestras crías y entender que deben seguir su propio camino.
Supone un doble sufrimiento: el de abrir nuestras heridas, que tanto nos costó
cicatrizar, y el de aprender a soportar la libertad y la capacidad de decidir
su destino de esos hijos que quisiéramos poseer para siempre pero que "son
hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma" -unas palabras que podría
haber escrito Reich, pero que escribió en 1923 el poeta libanés <b>Jalil Yibran</b>.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
-------------------------------------------------</div>
<div class="MsoNormal">
*Jesús García Blanca (La Línea, 1960) es educador, escritor
y periodista de investigación, colabora con diversas revistas de salud y
publicaciones de contrainformación. Es autor de <i>El rapto de Higea</i> (Virus,
2010), <i>Il potere occulto dellíndustria della sanitá</i> (Macroedizioni, 2013), <i>La
Sanidad contra la Salud </i>(iEdiciones, 2015), <i>Vacunas: una reflexión crítica</i> (iEdiciones, 2016 y Llibres de
l'Index, 2016) junto al Dr. Enric Costa, y <i>Wilhelm Reich, inspirador de
rebeldía </i>(Cauac, 2017). Contacto: keffet@gmail.com. Blog de referencia: <i>http://saludypoder.blogspot.com</i></div>
<div class="MsoNormal">
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MÁS INFORMACIÓN:</div>
<div>
<a href="http://cauac.org/uncategorized/wilhelm-reich-inspirador-de-rebeldia/">El libro en la editorial Cauac</a></div>
<div>
<a href="https://www.gruppomacro.com/prodotti/wilhelm-reich">El libro en Macroedizione</a></div>
<div>
<a href="https://www.scienzaeconoscenza.it/prodotti/scienza-e-conoscenza-n-67">Número 67 de la revista Scienza e Conoscenza</a></div>
<div>
<a href="https://www.scienzaeconoscenza.it/eventi/convegno-di-orgonomia">Congreso de Orgonomía: El legado de Wilhelm Reich</a></div>
Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-54260697395065765142019-02-03T18:45:00.001+01:002019-02-03T18:45:19.172+01:00La novela de la pérdida<i>1 de enero, 2019</i><br />
<br />
Vilas me obliga a pensar en mi propia <i>Ordesa </i>-que creo está dispersa en varios libros; algunos ya escritos, otros escribiéndose y otros por escribir.<br />
<br />
Todos los escritores tienen su <i>Ordesa</i>: algunos la escriben y otros no; algunos la individualizan en un libro y otros no...<br />
<br />
<i>2 de enero</i><br />
<br />
Vilas despierta en mí emociones latentes. Cada vez que habla de sus padres, para mí es como si mis hijos hablaran de mí. En ningún momento me veo en su pellejo hablando de mis padres: no es posible. En ninguna de sus poderosas frases, de sus frases arrasadoras sobre su relación con sus padres puedo identificarme con él. Recibo lo que el entrega...<br />
<br />
No es el pasado lo que me remueve Vilas.<br />
<br />
Es el futuro.<br />
<br />
<br />
<i>4 de enero</i><br />
<br />
Yo nunca escribiré un libro como <i>Ordesa</i>.<br />
<br />
Nunca escribiré sobre mis padres como lo ha hecho Vilas.<br />
<br />
Vilas ha escrito la novela de la pérdida. No solo de sus pérdidas -el padre, la madre, la esposa, los hijos- sino de la pérdida como un pozo que se abre a nuestros pies y nos engulle antes de que podamos reaccionar.<br />
<br />
Y nos dejamos tragar -nos dejamos porque es nuestro destino: una pérdida tras otra hasta el momento en que nosotros mismos nos convertimos en la pérdida de alguien.<br />
<br />
Hay un cierto parentesco entre <i>Ordesa </i>y <i>Cámara Oscura</i>. En el lenguaje, en la dirección de fotografía -si fuesen filmes- incluso en la música de fondo. La diferencia es que <i>Cámara Oscura</i> está llena de preguntas sin respuesta y <i>Ordesa </i>está llena de respuestas a esas preguntas que nadie se hace.<br />
<br />
Nadie excepto los escritores.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh46UtxRK9yV7bq4Nvc-f9b6I2fwKVw5nOAoMXi5AsOZioZ48T471dxrGGQFrGRvsOlUlGWpC0GkusfIl2A6KqV0yJDHOcRFVaJvdRAyHkx7MUO6UNCk13ORx2-TXLG3WmUsOVUQb2710rp/s1600/ordesa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="353" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh46UtxRK9yV7bq4Nvc-f9b6I2fwKVw5nOAoMXi5AsOZioZ48T471dxrGGQFrGRvsOlUlGWpC0GkusfIl2A6KqV0yJDHOcRFVaJvdRAyHkx7MUO6UNCk13ORx2-TXLG3WmUsOVUQb2710rp/s400/ordesa.jpg" width="252" /></a></div>
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<i>6 de enero</i><br />
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Una vez más las reflexiones de Vilas me hieren.<br />
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¿Reflexiones? ¿Es esa la palabra? Yo, precisamente, sé muy bien que no, que no es esa la palabra. Lo sé porque esos breves capítulos son muy similares a esas notas que escribo cada día, cada mañana y cada tarde, cada café. Tienen la misma cadencia, el mismo ritmo, muchas veces impuesto pro el tamaño de la hoja.<br />
<br />
<br />
<i>8 de enero</i><br />
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No sé si Ordesa ha logrado cicatrizar las heridas de Vilas o al menos procurarle un breve bálsamo por esas profundas tajaduras que atraviesan la pared invisible que separa el alma de la escritura.<br />
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Espero que sí.<br />
<br />
Con la fuerza que me da el haberme hermanado con él durante 387 páginas, el haberme acercado sin pudor durante once días, café tras café, a su sufrimiento sin medida, le deseo esa mínima paz que permite vivir.<br />
<br />
Yo nunca escribiré una novela así. Lo sabía mientras avanzaba por sus páginas, lo supe en la primera página ya. Y ahora, tras otras 386 acaso con la certeza de lo que ya supe: yo nunca escribiré un libro como <i>Ordesa</i>. Lo sé yo, lo saben mis padres y lo sabe Vilas.<br />
<br />
Hemos compartido once días de sentimientos encontrados, de sentimientos opuestos que conviven oponiéndose pero no en la misma dirección. Por eso Vilas es el narrador de <i>Ordesa</i> y yo no soy el narrador de <i>Cámara Oscura</i> ni de ese otro libro que comienza a vivir a través del Fonoautógrafo.<br />
<br />
974310439...<i> "márcalo ahora, márcalo si tienes valor y te contestarán todos los misterios inconmensurables: el tiempo y la nada, la ira roja de los peores huracanes celestiales, la ávida y blanca nada convertida en una mano negra".</i><br />
<br />
Hice lo que Vilas ordenaba: marqué el número, el número maldito, el mismo que Vilas quiere llevar tatuado en su brazo, el número que marca una y otra vez esperando encontrar un vivo donde hay un muerto.<br />
<br />
Marqué el número: 974310439.<br />
<br />
Y efectivamente me contestaron todos los misterios inconmensurables: <i>"el número que ha marcado" </i>susurró una voz lejana sin inflexiones distinguibles, sin pasión pero no del todo indiferente, <i>"no corresponde a ningún cliente" </i>-que educada forma de decir que había encontrado al vivo donde hay un muerto, el vivo que me trasmite todos los misterios: <i>"no corresponde a ningún..." </i><br />
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<br />Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3847918645871709122.post-19651400637396080762019-02-02T20:39:00.001+01:002019-02-02T20:39:13.834+01:00Enterrad mi corazón en Wounded Knee y eso es todo<i>4-23 de diciembre</i><br />
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Comenzar esta historia épica me ha hecho sentir de nuevo el temblor de los libros excepcionales. ¿Será <b>Alvaro Enrigue</b> uno de esos escritores excepcionales? Está por ver. Aunque todo -las primeras páginas- lo anuncia con fuerza.<br />
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Se adivina que Enrigue tiene una deuda emocional con la Apachería, con el territorio y con la historia. No es de extrañar siendo mexicano y consciente de un pasado brutal -épico pero brutal.<br />
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Pero no escribe únicamente para saldar esa deuda -eso hubiese producido una novela menor, incluso un pobre alegato. Pero Enrigue no ha escrito una elegía reivindicativa, ni siquiera una reconstrucción histórica -que tan de moda están- con sabor épico.<br />
<br />
Enrigue ha escrito una novela.<br />
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Compleja desde el punto de vista de la construcción, del montaje, medida al milímetro con cuidadosa paciencia para interrumpir y retornar, para trasladar el punto de vista zamarreando al lector entre peñascos quemados, diálogos lacerantes llenos de un humor que bordea lo siniestro, miradas que narran por sí mismas episodios casi grotescos, personajes construidos con pasión y un sentido particular del ritmo que convierte su novela sobre un mundo arrancado de cuajo a la historia en uno de esos libros que se quedan para siempre tras leer las últimas palabras.<br />
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Hay al menos tres miradas a diferentes distancias: la mirada desde lejos en el tiempo y en el espacio -desde Harlem primero y acercándose, pero al fin, la mirada de un mexicano; la mirada compartida en el tiempo pero distanciada desde el bando de los ojos blancos, conquistadores, educados, disciplinados en comparación con los pinches de ese nuevo territorio arrebatado a la Apachería y después arrebatado por los gringos; y la mirada cercana, a lomos de caballo o a pie, arrastrándose por el polvo, entreverada en los ojos aún infantiles de Gerónimo.<br />
<br />
Las tres convergen en un punto, brillante bajo el sol, disputado durante décadas, latiendo en un pasado que se quedó a merced de los museos, las tumbas y las reservas: las montañas chiricahuas, un espacio libre y salvaje que se merecía otra historia.<br />
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Tres miradas entre el silencio, la crueldad, el calor, los designios de dioses en ambos bandos y la sonoridad polvorienta de lenguas sin posible comunicación.<br />
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<i><br /></i>
<i>23-31 de diciembre</i><br />
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Más de cuarenta años después comienzo aquel libro perdido que no llegué a comprar -¿por qué no?<br />
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Entretanto sigue ahí el impacto de la magnífica novela de Enrigue y sus magistrales descripciones, su perfecto encaje de piezas, su enorme capacidad para contar las cosas en perfecto desorden creando espectativas y resolviéndolas con fluidez y sin decepcionar nunca, conduciéndote como los apaches por lo más intrincado, por lo mas duro, por lo más bello de aquellos territorios de otro planeta.<br />
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Avanzo en la lectura de <i>Enterrad mi corazón en Wounded Knee</i> del mismo modo que los indios retrocedían ante el hombre blanco: a veces con valor, a veces con rebeldía y otras con esa enorme dignidad que finalmente les hizo desaparecer de colinas, montañas y praderas.<br />
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528 páginas dolorosas que narran con aparente frialdad que no es si no una contenida pasión, el inexorable exterminio de los habitantes libres de esos territorios sin nombre.<br />
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Estados Unidos nació, creció y se consolidó entre la sangre de estos seres del viento. No puede extrañar que ahora sean lo que son: opresión, destrucción y muerte -no son más que las señas de identidad de su origen y su expansión, la expansión del progreso que arrasa con la vida y quienes la representan.<br />
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<br />Jesús García Blancahttp://www.blogger.com/profile/04389397158101644574noreply@blogger.com0