jueves, 29 de marzo de 2012

Contra el día (primer retorno)


La mitad del Dietario Voluble de Vila Matas me devuelve a Pynchon.
¿Por qué? Imposible no saberlo. Imposible explicarlo.
Así que aquí estoy en la página 519 a punto de terminar la segunda parte y adentrarme en Bilocaciones.
¿Qué me tiene reservado el Espato de Islandía? 
¿Cuánto tiempo seré capaz de aguantar esta vez?

martes, 27 de marzo de 2012

Modiano, Echenoz, Michon

¿Qué lector que se precie -quiero decir que se precie de ejercer es grandiosa ocupación- no está en un momento u otro perdido en alguna parte de alguna de esas grandísimas novelas de Pynchon?



Interrumpí Contraluz para caminar por senderos cortos de ida y vuelta. Pero antes de regresar me topé con La Broma Infinita, que a su vez interrumpí para caminar nuevos senderos de los que aún no he regresado del todo -ni a Wallace ni a Pynchon:



La brevísma y concentrada narración -que no novela- de Michon, El orígen del mundo, que parece rozarte la mejilla con un frío cortante; la menos breve pero más accesible -aunque admito que algo decepcionante en su tramo final- Relámpagos; y la enorme -no por el tamaño, claro, Trilogía de la ocupación de Modiano.


Aquí tengo que hacer un punto y aparte.

Modiano es mucho para mí. Es como caminar sin rumbo por una ciudad desconocida y detenerse de tanto en tanto a tomar una copa en un local extraño en el que constantemente nos parece haber bebido toda la vida. Me preguntó qué haré cuando haya leído todas las novelas de Modiano... ¿Empezar de nuevo? ¿Viajar a París? ¿Confiar en que su ritmo de escritura supere a los empeños editoriales de traducción o a mi propia capacidad para conseguir los libros?

Terrible dilema.