miércoles, 28 de diciembre de 2011

... y allá voy

Ha estado un mes encima de mi mesa, esperando pacientemente a que yo me decida...

... y allá voy.

sábado, 26 de noviembre de 2011

David Foster Wallace me espera...



El faro de la última decepción


Irresistible. El trasunto de esta novela que podemos resumir en una palabra: Poe -irresistible, ya digo.
Al principio me pareció simplemente correcta. Hay un momento -aunque quizá haya que aguantar demasiadas páginas- en que comienza a ser prometedora, sugerente. Pero el último tramo es lastimosamente decepcionante.

Al final, lo mejor del libro es un título que no hay que agradecer a su autor, sino al traductor, ya que el original se ciñe al título de Verne, El faro del fin del mundo. Sinceramente, creo que la cosa daba para más, para mucho más. Pero el texto se limita a dar vueltas alrededor de cuatro tópicos aderezándolos con ciertos personajes del genial autor de Ligeia para atrapar al lector el tiempo justo de encajarle un culebrón que nada tiene en común con el mundo, ni la poética, ni la sintáxis, ni nada que suene a Edgar Allan Poe.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Bergounioux: el paisaje y la memoria


Si se quiere pasar un rato perdido en el tiempo; si se quiere abrir un pequeño libro junto a un café y dejarse llevar por una peculiar puntuación que nos recuerda constantemente que leemos; si se busca un breve lapso de paz en el que recobrar la distancia de tiempos teñidos de azul; si se quiere volver una y otra vez, siguiendo sinuosos meandros de adjetivos enternecedores y fecundos; si se quiere leer y que la lectura no nos deje indiferentes... no sería mala idea poner un poco de azul en el paisaje.

Un libro escribe Bergounioux afecta en mayor o menor grado a lo que pensamos y, por lo tanto, a lo que somos. Cambia, en cierta medida, el mundo que consiste, en parte, en la idea que tenemos de él, ya lo adorne y agrande, ya consuma su ruina... No conozco libro, cuando ha importado, que no haya hecho temblar el suelo de la existencia...


Una voz intensa, reconcentrada y escueta. La calma que precede a la tempestad... en estos momentos en los que estoy a punto de dar el salto hasta la broma infinita...

sábado, 5 de noviembre de 2011

Génesis


Peculiar novela, Génesis.

A quienes tuvimos nuestra particular etapa poblada de libros de ciencia-ficción de Bruguera nos recuerda los viejos tiempos en los que nos pirrábamos por aquellos argumentos ingeniosos, aquellas pequeñas joyas de la anticipación entreveradas de misterios más o menos trascendentes.

Génesis te atrapa desde el principio, te envuelve en un cruce entre novela y teatro, diálogo científico e interrogatorio de serie negra. Sin ser una obra maestra y asomando la nariz fuera de los estrictos límites del género, es una narración breve, robusta y con recursos suficientes para ser recordada.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La estirpe de Caín


Desplegar una vez más la vieja edición de Anaya de edad indeterminada, con sus páginas amarillentas despidiendo ese brumoso olor a papel largamente almacenado en los estantes y su tipografía caótica, fue toda una experiencia de hondas repercusiones emotivas.

¿Por qué he vuelto a Demian 34 años después?

¿Y qué más da? Lo que importa es que esas páginas continúan atesorando igual que hace cien años unas pocas revelaciones que nos sirven en el camino de aprendizaje de la vida:

"Eramos hombres que habíamos despertado o despertábamos y nuestra aspiración era llegar a una vigilia aún más perfecta, mientras que la aspiración y la felicidad de los demás estribaba en ligar cada vez más estrechamente sus opiniones, sus ideales y sus deberes, su vida y su fortuna, a los del rebaño... para nosotros, la humanidad era un lejano futuro hacia el que todos caminábamos, sin que nadie conociera su imagen ni constaran escritas sus leyes en parte alguna".


lunes, 5 de septiembre de 2011

Erlendur Sveinsson: el hermano menor de Wallander




Descubrí a Arnaldur Indridason en una librería de restos: Las Marismas me pareció una novela entretenida con dosis adecuadas de elegancia, misterio y la parsimonia nórdica que tanto me hipnotizo en la serie Wallander.

Después he ido leyendo todo lo que RBA está traduciendo del autor islandés. Y he seguido pasando buenos ratos con historias que enganchan, mantienen razonablemente el interés y finalmente se despiden de ti con la sensación de haberte defraudado.

Y eso es El hombre del lago. Ni más ni menos.

martes, 23 de agosto de 2011

Despertad, oh jóvenes de la globalización!


Un grito.
Eso es este libro.
No tiene sentido preguntarse si es una novela o no.
Kenzaburo nos grita desde su posición de intimidad nimbada de honestidad hasta el desgarro.
Poner al descubierto las heridas no es fácil, pero poner al descubierto lo que queda de uno después de que un apocalipsis nuclear haya arrasado tu piel, tus disfraces y el muro que una nación ha construido para encerrar la vergüenza, es puro heroísmo sólo accesible a unos pocos.
Entre ellos, K.

lunes, 30 de mayo de 2011

Desaforada empresa leer a Pynchon.
Tened paciencia.

sábado, 21 de mayo de 2011

Por fin ha entrado en imprenta...
Visita el blog Cámara Oscura

domingo, 1 de mayo de 2011

Sabato ha muerto


Ayer recibí la noticia de la muerte de Sabato.

De alguna forma era algo que esperaba y temía.
Sabato lleva años desafiando su pesimismo, su tentación autodestructiva, su lado nocturno; todo eso que se ha confundido con debilidad.

Parecía que su vida se acabaría al perder a Matilde, pero es evidente que su espíritu atormentado había encontrado otras razones para resistir.
Y entre ellas quizá ocupaba un lugar fundamental la obligación autoimpuesta de trasladar un mensaje de esperanza a pesar de todo: inmensa paradoja que siempre había dominado su vida y su obra, la de infundir esperanza siendo él mismo un alma a la deriva.


Debo a Sabato la fuerza necesaria para escribir.
Y ahora me enfrento al desafío de estar a la altura de esa responsabilidad.
Hasta siempre, maestro.

viernes, 29 de abril de 2011

Bernhard y el desconcierto

No es fácil leerlo.
Pero eso ya lo saben. Lo saben quienes lo han leído y lo saben muchos que aún no lo han hecho.
Hace mucho que lo tengo en mi lista. Esa lista interminable de libros que esperan pacientemente su turno de lectura.
Y de repente le tocó a Corrección.
Y aquí estoy: atrapado en este libro escrito en dos párrafos y que trata sobre la disección de la realidad, asi Bernhard.
¿Qué voy a leer después de este tour de force? ¿Cómo voy a echar el freno para no estrellarme contra el muro infranqueable de lo inasible que vigila más allá del texto compacto de estos dos casi interminables párrafos?
De momento no veo más allá del bosque de Kobernauss, así Bernhard.

viernes, 22 de abril de 2011

Soucy, Escritor con mayúsculas

Para los que creían que ya no hay Escritores con mayúsculas.
Un remanso de grandeza entre la pretenciosidad, la mediocridad y la sequía dominantes.
Soucy concentra de tal manera la sugerencia, la primera mirada sobre las cosas y la desnudez de los sentimientos que consigue lo que muy pocos: que el lector salga transformado del viaje.

Hamam, el baño turco


¿Podemos sentir nostalgia de un mundo en el que no hemos vivido?
¿Podemos recuperar recuerdos que nunca nos pertenecieron?
¿Podemos intuir que se desbocarán nuestras pasiones entre azulejos multicolores y la luz mágica que se filtra desde pequeñas cúpulas de piedra milenaria?
¿Podemos abandonarnos a la memoria de una vida que no vivimos pero que sentimos como nuestra?

Estas y otras infinitas preguntas son las que Ozpetek nos lanza desde la ternura de su mirada, desde la música de timbales que resuena entre los viejos muros del hamam, desde la transfirguración de unos seres que acaban reconociéndose en el lenguaje de otro mundo, en sus sueños, en sus colores, en sus pequeñas casas y en las cúpulas majestuosas entre la bruma del atardecer azul... aunque la vida se escape derramándose como la sangre.

lunes, 11 de abril de 2011

Vila-Matas piensa en su arte

Escribir.
Escribir y leer.
Escribir, leer y escribir.
Escribir sobre la escritura y escribir sobre las lecturas y leer sobre escritura y escribir sobre lecturas que tratan sobre la escritura.
Escribir sobre escritores que leen sobre escritores.
Escribir sobre lectores que escriben sobre lectores.
Escribir.
Escribir y escribir y no dormir y leer y escribir.
Transformarse en escritor que se transforma en escritor que escribe sobre escritores que se transforman en lectores que se transforman en libros que se transforman...

En dos palabras: Vila-Matas.


sábado, 9 de abril de 2011



Prodigioso ejercicio de minimalismo abrasivo.

Bodor posee una escritura tan rotunda y lacerante como la misma sonoridad de su apellido.
Acantilado ha traducido tres breves obras maestras de la concisión hiriente, especialmente La sección, una ráfaga brutal que te derriba despiezado apenas has comenzado a poner los ojos sobre las páginas.

Bodor ha creado un mundo propio, desolado aunque paradójicamente lleno de un frágil aliento poético.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Meroe: el Nilo interior

Acabado el viaje narrativo de Rolin, queda la sensación de haber leído una de esas novelas-río de tropecientas páginas; hay que volver a mirar la última para constatar que sólo han sido 216. Y es que, ante todo, Meroe es una agotadora incursión en el Nilo interior -no el interior geográfico, sino el interior del corazón o del espíritu o de ese lugar al que se refiere el propio Rolin, cuando escribe: "opino que los libros viven dentro de nosotros varias existencias, y una de ellas es una prolongada ceremonia mágica".

Y eso es Meroe, una prolongada ceremonia mágica que por momentos recuerda la grandiosa escritura ralentizada de El cuarteto de Alejandría, de Durrell o la narración sin límites de El cielo protector, de Bowles.


martes, 15 de marzo de 2011

Quignard: la Odisea del lector desaparecido

Sí: Quignard es excesivo. Es barroco. Su prosa resulta afectada, a veces parece una pose innecesaria; a veces labrada por la ingenuidad del sabio.

En este caso, a pesar de todo eso -o además de todo eso- nos regala algunas de las más penetrantes reflexiones jamás escritas sobre la lectura:

El libro es la ausencia del mundo. A la ausencia del mundo que es el libro se suma esa ausencia del mundo que es la soledad. El lector está dos veces sólo.

Quien lee a libro abierto, lee a mundo cerrado.

Una vez en la gruta el ojo único del lector lo más cerca posible del volumen, el ojo único se aniquila. El nombre del lector es Nadie.





El oscuro viaje de Sadeq Hedayat

A fuerza de mirar, se me han desgastado los ojos contra la superficie de los objetos, esa delgada y dura corteza que esconde el alma.

Lo dicho: mi intuición suele llevarme al lugar adecuado. En este caso, ha conseguido resarcirme completamente. Hace dos años que decidí leer La lechuza ciega. Y hace unos días encontré el momento perfecto.

Quien quiera explorar los vericuetos del alma humana sometida a tormento, quien quiera acercarse a la percepción de los seres excepcionales capaces de ver a través de la piel, quien quiera acompañar en su viaje interior a uno de esos pocos escritores que se alimentan de la oscuridad y la trascienden, que se arrojen a las páginas de Sadeq Hedayat.

jueves, 10 de marzo de 2011

Ilustrado: premio al aburrimiento

Mira que suelo tener lo que se dice un don especial para no equivocarme con estas cosas.
Desde siempre he comprado música y libros con una intuición especial que me ha conducido a lugares de enorme interés con los ojos vendados.
Pero con este, me falló la intuición. ¿O no?
¿Es Ilustrado la obra maestra que pretende Tusquets? ¿Es una "lectura deslumbrante"? ¿Es una "aventura soberbia"? Para nada. Es un libro correcto que retoma ciertas estrategias narrativas ya en desuso y que aburre mortalmente, salvo que tengas un interés desmedido en las islas filipinas.
Lo confieso. No he pasado de la página cien. No he podido. Me he pasado casi 99 páginas diciéndome "dale una oportunidad". Pero no. Tengo demasiados libros esperando.
Estupenda portada. Magnífica campaña publicitaria. Conseguirán vender muchos ejemplares. La pregunta es cuántos de esos ejemplares se leerán más allá de la página cien.

lunes, 28 de febrero de 2011

¿Quién es Volodine?



Cuando digo Volodine, estoy pensando principalmente en uno de estos cuatro escritores: Lutz Bassmann, Manuela Draeger, Elli Kronauer y Antoine Volodine.
Crónica posmoderna de la desolación que, tras una tajadura en el abdomen, se introduce entre tus vísceras, revuelve tus intimidades y asciende hasta la aorta para estrujarte el corazón.
Eso es Ángeles menores.
Asomarse al abismo de una Nada cartografiada desde la minuciosa interconexión de instantes inexplicables que sólo adquieren parte de su significado cuando cierras la última página de este libro único.

Leed los libros de Fred Zenfl, los libros sin fin así como aquellos que escribió hasta el final y cuya última página siempre está penosamente embadurnada de sangre y de hollín, leed las novelas que ha copiado a veces en dos o tres ejemplares para distribuirlos a los aficionados, algunos continúan su estancia quizá en una u otra fosa común, son fácilmente accesibles si se raspa la ceniza que les rodea y si se separa la cal viva que los impregna y si no se preocupa uno de sus propios sollozos, algunos otros flotan aún entre dos aguas verduzcas, bajo la superficie de sus sueños o los vuestros, leedlos aunque ya no sepáis leer, queredlos, a menudo describen los paisajes de la abyección donde han obligado a respirar a aquellos que habían atravesado vivos la abyección, también encontramos en ellos bonitas escenas de ternura sensual, son novelas que, pese a todo, de vez en cuando no renuncian a la luminosidad de las fidelidades amorosas y del recuerdo, son libros construidos sobre lo que queda cuando no queda nada...

Leed los libros de Volodine-Bassmann-Draeger-Cronauer...

Catarsis island

Tras una de mis habituales visitas al blog de Juan Francisco Ferré, me fui directo al Google para saber algo más de David Vann.
Y después de explorar un rato, llamé inmediatamente a mi librería habitual para encargar un ejemplar de Sukkwan Island, encontrándome con la sorpresa de que disponía de una docena de ejemplares.
Esta claro que David Vann ha conseguido dar la vuelta a un destino brutal. Y lo ha hecho sobre el papel, arrancándose a sí mismo esta estupenda narración, pero también en su propia vida, que según cuenta en la red parecía haber llegado a un pozo sin fondo.

Los sinsabores del verdadero Bolaño

Leer a Bolaño es para mí reencontrarse con eso que yo llamo Escritor con mayúsculas pero que no sé definir en absoluto. Por eso me lo dosifico. De tanto en tanto, me meto entre las páginas de un Bolaño. Y voy despacio, porque a no mucho tardar me habré quedado sin mas Bolaños. Y lo cierto -por desgracia- es que la lista de Escritores con mayúsculas no es lo que se dice nutrida.

No me interesa la polémica que parece rodear el nuevo manuscrito rescatado por Anagrama. Para mí, este libro es más novela que muchos -muchísimos- que se proclaman tal cosa. Pero también es cierto que no conviene leerlo sin haber leído al menos 2666, de modo que el aliento mítico de lo que considero una de las mejores novelas jamás escritas pueda envolver este texto evidentemente inconcluso pero que supura genialidad por todas sus heridas.

domingo, 13 de febrero de 2011

Desde el otro lado (I)

Comprenderás que por referencias comunes, cercanas y emocionales, me quede con la referencia del libro de Pérez Andújar.


El hecho de recordar, de resentir –volver a sentir- una breve pero intensa bocanada de sonidos de nuestro pasado, los mismos lugares, las mismas punzadas bajo la piel, la misma infancia descarnada, me sacude y me arranca una sonrisa cómplice.


Y me da por pensar que el paso de los años nos sorprende un buen día y todo aquello que vivimos y a lo que sobrevivimos, y que había estado esperando agazapado en algún lugar de nuestras tripas, revienta como carne de literatura. Y a uno no le queda más remedio que escribir.


Escribir desde el dolor de la memoria…


Un abrazo.

Antonio.

sábado, 12 de febrero de 2011

Providence

Rescato a partir de ahora algunas lecturas más lejanas que merece la pena recuperar.
Reproduzco aquí mis correos a Juan Francisco Ferré enviados durante el proceso de lectura de su magnífica Providence, que posteriormente Juan Francisco tuvo la amabilidad de reproducir en su suculento blog La vuelta al mundo (http://juanfranciscoferre.blogspot.com/).

1.

Saludos, Juan Francisco.

Acabo de terminar el primer nivel de Providence.
Aunque leí algunas reseñas antes de empezar con ella, reconozco que no la compré por las flores que le echaban, ni tampoco por haberle gustado a Herralde. Lo hice porque Lovecraft está en la portada... y porque me fio mucho de mi intuición y olía ese aire especial que tienen las novelas con mayúsculas, esas en las que uno echa los restos.
Sé que estoy sólo en la antesala, pero me encanta tu ironía y la promesa que empapa estas primeras páginas de que nos aguarda algo grande, algo que no vamos a olvidar nunca...

2.

Nueva intromisión.

Tras esa genial vuelta de tuerca con que acaba el segundo, acabo de ingresar en el tercer nivel de tu, no sé si llamarla Hipernovela echando mano de algo que parezca estética ciberpunk, o retomar aquellas entrañables escenificaciones del "Boom" calificándola de Novela totalizante; en cualquier caso, como te adelanté, Novela con Mayúsculas, que es lo mismo que Expedición de Búsqueda, si no del tiempo perdido, quizá de algún pedazo de nuestro ser.

Más allá de las piruetas conceptuales de Jesús Andrés, más allá de las evidentes constataciones de Masoliver Ródenas y de los circunloquios multiculturales de Goytisolo, e incluso del hecho de compartir innumerables referentes cinematográfico-musicales-literarios, lo que me mantiene atado a su lectura es algo mucho más... llamémoslo primario: hacía mucho tiempo que una novela no me inquietaba: la organización del texto, esa mirada -tan de "Arrebato"- que obliga al lector a transformarse en voyeur pasado por el filtro de De Palma, el montaje -que deja caer los hilos de la narración y los retoma de modo aparentemente caótico-, la exacerbación de la ironía, el detalle aparentemente insignificante de que las "tomas" no sean correlativas, como sugiriendo textos invisibles, desarrollos alternativos, abandonos fantasmáticos...

El lenguaje está envenenado, las palabras podridas, el diálogo corrompido, ¿cómo escapar del bucle?...

Me siento tentado de contestar: escribiendo -porque escribir no es meramente utilizar el lenguaje, amontonar palabras, construir diálogos... escribir es alimentarse de todo eso para huir o para buscar ¿quién decide de qué lado miramos el asunto?

Quizá vuelva.

3.

Toma descartada, 9:

De: Mike Ryan
Para: Darth
CC: JFF.
Enviado el: 01/01/Año Uno
Asunto: Lo innombrable

El vacío.

Para nuestra desesperación, eso es lo que encontramos al finalizar una gran novela.
Pero, ¿puede decirse esto de una novela que no respeta las reglas del principio-desarrollo-final? ¿Puede uno en propiedad afirmar que ha terminado de leer una novela acribillada de trozos de vacío, de agujeros narrativos, de saltos y tomas repetidas y personajes perdidos y autorreferencias en espejo y caminos desechados o sugeridos y tiempo retorcido?
El viaje que usted propone, mi querido Darth –mi temido Darth-; el viaje que hicimos en un tiempo jamás recobrado; el viaje en que estamos inmersos ahora y para siempre; es el viaje al vacío porque nunca se llega a destino, un viaje sin motivo porque el motivo es el tiempo, una parada eterna debido a algún fallo en los dispositivos de una nave milenaria que debió saltar al hiperespacio y se quedó suspendida en ninguna parte, por capricho de una tecnología obsoleta o excesivamente complicada para la insana simplicidad de nuestros sueños.

¿Qué hay más allá de esa intemporalidad?
Algo que no tiene nombre pero que intuimos y que tratamos de tocar, de comunicar mediante la hiperescritura. Curiosa la mención –en este intercambio de mensajes electrónicos- de Calvino y Perec. No sólo por la sugestiva circunstancia de que la última toma de PVD ostente el número 99 y esa sea la cantidad de capítulos de La vida, instrucciones de uso, como una –dice Calvino- “fisura a lo inconcluso en un libro ultradeterminado”. Lo más sugestivo es el hecho de que la descripción que Calvino hace de su última propuesta para el milenio –la multiplicidad- parece corresponder a un retrato-robot de Providence: ¿no es Providence esa “novela como una gran red”, esa “máquina de multiplicar las narraciones” partiendo de iconos multisignificantes, una obra “concebida fuera del self”?

No me cabe duda de que JFF es un viajero hacia el vacío que nos ha legado una enorme propuesta para el milenio en curso plagada de “fisuras a lo inconcluso”, un explorador del abismo –que decía Vila Matas que dijo Kafka pero no lo dijo; aunque a efectos de escritura, ¿importa?

Aquí me detengo.
Pulso enviar y a continuación hago click en el icono Cthulhu.

martes, 8 de febrero de 2011

Una vez más, Bolaño


Me adentro en el texto con el impacto de 2666 disparos de emoción en mi espíritu.
Y por las noches: los sinsabores del policía de ficción... comienzo mi primer libro de Jo Nesbo.

Quignard y la música del alma

Quería que mi primer libro de Quignard fuese este.
Quizá las manos de Jordi Savall acariciando una viola en los altavoces de mi estudio...
Quizá la promesa de voluptuosas emociones contenidas en breves trazos.
Quizá esa estructura a la manera de los trípticos en la que se recorren tres épocas y lugares distantes.
Pero Quignard no es -aquí- un narrador total como prometían sus analistas.
Quizá tarde en volver a él.

domingo, 30 de enero de 2011

Pierre Michon

Regreso al cobijo de los grandes.
Michon tiene el olor inconfundible de la escritura como lucha por la vida.
Las dos obras incluidas en este libro comparten esa brevedad a la que se ven obligados los escritores que te proponen una selva compacta que debes atravesar a golpe de machete.
Leerlo es ser consciente de estar compartiendo la misma azarosa búsqueda que quien lo escribió.
Las Mitologías son fogonazos de sombras, punzadas sangrantes que te hacen retorcer y contener el aliento.
El Emperador es un texto casi preciosista que sin embargo no elude la brutalidad, el horror de una época siniestra. Prodigioso juego de perspectivas y miradas para un texto tan breve: se acaba con la sensación de haber leído una larga novela llena de avatares.
Minimalismo expresionista.

sábado, 29 de enero de 2011

El misterio del cuarto amarillo



Para recuperarme de las decepciones recurrí a lo seguro.
Se me había despistado este libro de Gaston Leroux que basa su capacidad para atrapar al lector en el reto intelectual que supone descifrar el clásico enigma del asesinato en habitación cerrada por dentro junto a otros enigmas menores que salpican una narración que a veces se le escapa de las manos al autor. Yo diría que sobran al menos cincuenta páginas. Pero el efecto final de una explicación sin trampas para un desafío lógico de altura recompensa la paciencia.
Como otras muchas veces, lo que me devuelve a la literatura de verdad es una novela de género sin grandes pretensiones y resuelta con maestría.

lunes, 24 de enero de 2011

Y desde el mar...

Atrapado aún en los pecios fantasmas, voy entrando en otros libros.
Dos decepciones: Los diarios de Regent Street, de Gonzalez-Barba y Imprenta Babel, de Andreu Carranza. Ambos pertenecen a esa rara especie de libros que no logro acabar. El primero porque no es lo que pretende, no cumple lo que promete; y esta redactado por alguien que no sabe escribir por mucho que su profesión de periodista pudiera inducir a pensar lo contrario. El segundo me produjo un profundo malestar cuando empecé a leer una escena que -salvando las distancias- ya me había hecho llorar en Cinema Paradiso. Los abandoné; lo siento: son demasiados libros por leer y corto el tiempo...