domingo, 3 de marzo de 2019

Wilhelm Reich, un himno a la libertad

La revista italiana Scienza e Conoscenza incluye en su número 67, de enero de este año, un especial dedicado a Wilhelm Reich en el que, junto con artículos de Roberto Maglione y Antonio Morandi, publican una breve aportación mía aludiendo a mi libro recién publicado por la editorial italiana Macro titulado Wilhelm Reich, il genio dell'energiaorgonica e della liberazione sessuale (traducción italiana del texto publicado en España por Cauac con el título Wilhelm Reich, inspirador de rebeldía. Reproduzco aquí con el permiso de los editores, la versión en castellano del artículo.



Reich llegó a mis manos por primera vez allá por 1977. Se trataba del libro La función del orgasmo. El descubrimiento del orgón, publicado en España por la Editorial Paidos en su Biblioteca de Psicología Profunda. Aquel libro -que aún reposa protegido por un forro de plástico en mi biblioteca- me fascinó. Entendí muy poco, pero aquella mezcla de reportaje científico, diario vital y crítica filosófica me dejó atrapado y me impulsó a seguir leyendo lo que pude encontrar de su autor.
La lectura de su obra me impulsó a recorrer una multitud de caminos en los campos de la educación, la ecología y la salud, que con los años determinaron mi actividad como escritor de investigación. Reich me condujo a Neill y su carismática visión de la educación que me impulsó en su día a estudiar magisterio y que inspiró la forma en que me he relacionado con mis hijos. Y no solo eso, le debo a Reich mi aproximación crítica a la realidad, mi rebeldía y el cuestionamiento sin concesiones de la autoridad.

Y aquí estoy, cuarenta años después, procurando compartir lo que he aprendido y conseguir que este personaje excepcional logre hechizar a la mayor cantidad de gente posible. Con ese ánimo me decidí a escribir un libro que reuniera dos características básicas: que respetara al máximo las ideas y los descubrimientos de Reich con el rigor que él siempre se exigió en sus investigaciones, y que fuera accesible para personas sin formación especializada en las materias que Reich abordó.

UN LIBRO RIGUROSO Y DIDÁCTICO

Con esos objetivos me planteé un libro con tres partes bien diferenciadas en cuanto a tono, contenido y tratamiento. Una primera parte para contar la historia de Reich, en un tono novelístico que trasmite todo el dramatismo de su peripecia vital a partir de las biografías ya publicadas y de los diarios y la autobiografía del propio Reich.

En la segunda parte hago un recorrido por lo que denomino doce descubrimientos que hubieran podido cambiar el mundo... y que de hecho pueden cambiarlo si conseguimos que se abran paso entre la maraña de relaciones de poder que obstaculizan el acceso a conocimientos vitales. Cada uno de estos descubrimientos va enlazado con un itinerario de lectura que permite acceder a la obra clave de Reich y a otros libros suyos o de otros autores que profundizan en ese tema concreto.

Por último, en la tercera parte explico cual ha sido el destino del archivo de Wilhelm Reich con todo su legado intelectual, científico y humano, así como la influencia que ha tenido su obra a nivel internacional en las disciplinas en las que hizo aportaciones relevantes e incluso trascendentales: psicoterapia, psicología social, educación, medicina, microbiología, biología, ecología y muchas más.



ORGÓN: LA ENERGÍA PRIMORDIAL

Desde que comenzó sus estudios de medicina, Reich se sintió atraído por la sexualidad y el psicoanálisis y desde el principio se esforzó en plantear los trastornos y el sufrimiento de sus pacientes en términos de energía, traduciendo a una fórmula de economía energética la salud y la enfermedad, la capacidad de sentir placer o la incapacidad que se traduce en angustia debido a las defensas que la persona levantó para protegerse primero del exterior y después de sí mismo y a las que Reich denominó "coraza".

Pero Reich consideraba que los problemas no provenían de la estructura humana sino del entorno social; en otras palabras, lo que había que "curar" no era a las personas sino a una sociedad autoritaria y represora que los enfermaba. De ahí que se convirtiera en un pionero de la psicología social y planteara muy pronto cambios radicales en la forma de concebir, parir y criar a las criaturas basándose en el respeto de la autorregulación de sus impulsos y necesidades.

Huyendo de la `persecución del nazismo recorrió varios países europeos y se estableció un tiempo en Noruega donde llevó a cabo experimentos con bioelectricidad y cruzó la frontera de la biología descubriendo los fundamentos de la formación de materia viva, lo que le condujo a su descubrimiento más importante y clave de su obra posterior: la energía vital cósmica que denominó orgón.
La energía orgónica era la energía de las antiguas tradiciones, la líbido que Freud concebía de un modo casi metafórico y la fuerza de la que venían hablando las corrientes vitalistas desde hacía siglos. Reich consiguió hacerla visible y describir sus propiedades: libre de masa, presente en todas partes, en constante movimiento, puede manipularse y controlarse mediante dispositivos especiales, constituye el medio en el que se producen los fenómenos electromagnéticos y gravitacionales, forma unidades de funcionamiento tanto vivas como no vivas y es anterior a la materia que se crea a partir de ella.

Este descubrimiento lo llevó a reformular toda su teoría psicoanalítica y psicosocial y avanzar abriendo puertas insospechadas para mostrarnos las relaciones ocultas entre fenómenos aparentemente inexplicables y dispersos: las neurosis, el masoquismo, la escisión esquizofrénica, la maldad humana, la violencia, la indolencia de las masas, su abandono en manos de líderes autoritarios, la represión de la sexualidad, el maltrato a las criaturas, la educación coercitiva, el origen de la vida, los interrogantes del cáncer, los fenómenos atmosféricos, el comportamiento de los tornados o la formación de las galaxias.

CAMBIAR LA SOCIEDAD

Desgraciadamente, su honestidad provocó su trágico final: por una parte su coherencia científica y moral que lo impulsó a no detenerse jamás; por otro, fue víctima de la lógica destructiva que había cartografiado y que denominó plaga emocional, una biopatía crónica que se implanta en el ser humano desde que nace y que se manifiesta tanto a nivel individual como social pudiendo adquirir las proporciones de una pandemia, como es el caso de la Inquisición en los siglos XV al XVII o el fascismo de los años treinta del siglo XX.

Y es que todos los descubrimientos de Reich ponen en cuestión o atacan directamente las bases del sistema, y, más allá, aportan herramientas para enfrentarnos a él, argumentos para la desobediencia, conocimientos para la rebeldía.

De hecho, Reich predijo con impasible serenidad lo que iba a sucederle debido a las reacciones de la plaga contra lo viviente y contra quienes -como el propio Reich- pusieran en evidencia esas reacciones y sacaran a la luz los fundamentos de las funciones naturales del vivir. Los continuos y violentos ataques de la plaga hasta acabar con su vida demostraron efectivamente el descubrimiento social más dramático de Reich: como individuos acorazados, aislados de la naturaleza, aterrorizados de sus propios deseos, atrapados por la ira ante su impotencia, desatan el infierno de la envidia, de la difamación, de la represión contra la espontaneidad, la honestidad, la salud, la racionalidad y la verdad conectada con la naturaleza.

Son los mismos que en todas las épocas separan a los bebés recién nacidos de sus madres, los mismos que castran sus impulsos sexuales y amorosos, los mismos que destruyen su creatividad, los mismos que reaccionan con indiferencia al llanto de un bebé... son los que difaman, persiguen, queman en las hogueras reales o simbólicas a los investigadores honestos y sirven como brazos ejecutores contra la verdad al servicio de los poderes que llevan demasiado tiempo controlando el mundo.



CRIANDO A LOS NIÑOS DEL FUTURO

Frente a esos brazos ejecutores que atentan contra la vida, debemos recuperar nuestra parte animal, la que nos conecta con los ritmos naturales, con los flujos de energía, la espontaneidad y, en definitiva, con lo vivo. Reich estableció con precisión el papel de la familia patriarcal autoritaria que niega o reprime la sexualidad infantil y adolescente perturbando los flujos energético y provocando disfunciones físicas, mentales o emocionales; una labor complementada cada vez a más temprana edad por sistemas educativos basados en la disciplina, el castigo y la autoridad, la medicalización del embarazo y el parto -arrebatados a la intimidad y la sexualidad de las mujeres- y una crianza presidida por la separación de la diada madre-bebé, la imposición de protocolos médicos y el empeño en que los bebés se acostumbren, se plieguen, se amolden, se sometan de modo que los adultos acorazados satisfagan sus frustraciones y su miedo a lo vital y espontáneo y que ha dado como resultado una sociedad enferma e incapacitada para abandonarse a las emociones, a la libertad y a una sexualidad sana.

Para ello, Reich nos señaló una responsabilidad inexorable: criar a nuestros hijos en esa "tierra de nadie" entre el presente acorazado y el futuro regido por las leyes de la naturaleza; una responsabilidad que recae sobre quienes vivimos en la confusión, rodeados por la plaga, cuestionados por ese orden social que él combatió hasta su muerte.

La tarea es por tanto proteger a nuestras criaturas de la plaga emocional, construir un refugio con las herramientas que Reich nos dejó: contactar con nuestro lado salvaje para que los cachorros humanos se mantengan a salvo en su ecosistema primario: el cuerpo de la madre conectados primero a través del cordón umbilical y luego en el exterior por ese otro cordón que es la leche materna, el contacto piel con piel, la conexión orgonótica, la mirada, las caricias, el pezón vivo.
Posibilitar la autorregulación no consiste en seguir un conjunto de normas, una técnica artificiosa ni un proceso intelectual, sino justo lo contrario: implica buscar las grietas en nuestra propia coraza para comunicarnos con nuestras crías y entender que deben seguir su propio camino. Supone un doble sufrimiento: el de abrir nuestras heridas, que tanto nos costó cicatrizar, y el de aprender a soportar la libertad y la capacidad de decidir su destino de esos hijos que quisiéramos poseer para siempre pero que "son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma" -unas palabras que podría haber escrito Reich, pero que escribió en 1923 el poeta libanés Jalil Yibran.

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*Jesús García Blanca (La Línea, 1960) es educador, escritor y periodista de investigación, colabora con diversas revistas de salud y publicaciones de contrainformación. Es autor de El rapto de Higea (Virus, 2010), Il potere occulto dellíndustria della sanitá (Macroedizioni, 2013), La Sanidad contra la Salud (iEdiciones, 2015),  Vacunas: una reflexión crítica (iEdiciones, 2016 y Llibres de l'Index, 2016) junto al Dr. Enric Costa, y Wilhelm Reich, inspirador de rebeldía (Cauac, 2017). Contacto: keffet@gmail.com. Blog de referencia: http://saludypoder.blogspot.com




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