lunes, 29 de julio de 2019

La música de Redención

He preparado una lista de reproducción con la música de mi novela Redención.
Creo que puede ser una experiencia aún más emotiva leer con banda sonora incluida y, en algunos casos, conocer directamente esos temas que marcaron los maravillosos y terribles meses en los que se desarrolla el relato.

Estos son los temas que suenan en cada capítulo:

Capítulo I
Goodbye for now / Stephen Sondheim (BSO Reds / Rojos)

Capítulo II
Marcha fúnebre de Sigfrido / Richard Wagner (El Ocaso de los Dioses)
And the band played Waltzing Matilda / The Pogues
Cantigas de Santa María, 77 / Alfonso X el Sabio
Jesse James / The Pogues


Capítulo III
A smile in a whisper / Fairground Attractions (Voz: Eddie Reader)

Capítulo IV
A Fairytale in New York / The Pogues
Cheek to cheek / Fred Astaire
Big Joe and Phantom 309 / Tom Waits

Capítulo V
Volver / Carlos Gardel

Capítulo VI
This side of the looking glass / Peter Hammill (Album Over)

Capítulo VII
Don´t love me / Coleman Hawkings (Album Today and now)


Capítulo VIII
A love so beautiful / Roy Orbison (Album Mistery Girl)
Misty morning, Abert Bridge / The Pogues

Capítulo X
My one and only love / Ben Webster y Art Tatum
Gone with the wind / Ben Webster y Art Tatum


Enlace a la lista de reproducción:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLfjbsp48_oAGlHdSTlEoy_PXGrdfQ5yLi

Enlace a la novela en Amazon:
https://www.amazon.es/dp/1079319611

Página del autor en Amazon con todos sus libros:
amazon.com/author/jesusgarciablanca

Entrevista con el autor sobre Redención y mucho más:
"La escritura es un ritual sagrado"
https://kefet.blogspot.com/2019/07/la-escritura-es-un-ritual-sagrado.html




domingo, 21 de julio de 2019

"La escritura es un ritual sagrado" Entrevista a Jesús García Blanca


Comparto esta entrevista que [nunca] me hicieron en un medio de comunicación digital [que probablemente no existe] y en la que me explayé sobre los libros, las ficciones y el martirio de la escritura.



"La escritura es un ritual sagrado"


Entrevista a Jesús García Blanca

ESCRITURAENLOSLÍMITESPUNTOCOM
Por Noé Xiste. 24 de junio, 2019


Jesús García Blanca nació en algún lugar del espacio mítico que une el Mar Interior y el Océano, o para entendernos, en las inmediaciones del Estrecho de Gibraltar que él llama “El paso de Briareo”. Tras decenios de silencio en lo que se refiere a ficciones —aunque ha publicado un puñado de ensayos críticos sobre salud, educación y ecología— ha decidido empezar a compartir sus textos, algunos escritos hace la friolera de cuarenta años. Estas circunstancias tan poco habituales en un escritor nos movió a Escrituraenloslímitespuntocom a contactar con él y proponerle una entrevista que realizamos vía correo electrónico, por lo que no estamos seguros de haberlo entrevistado, pero así son las cosas en los límites…

NX: Dos novelas casi al mismo tiempo ya es poco frecuente. Pero esperar casi cuatro décadas para publicar lo es menos aún…


JGB: Hice algunos intentos… hará quizá treinta años, y posteriormente hace diez años lo volví a intentar con más —digamos— empeño. Tengo una pequeña colección de negativas editoriales, algunas muy pintorescas… Pero hubo un momento en que me impliqué en temas sociales y me concentre en escribir y publicar sobre ellos… o mejor diría contra ellos: medicalización de la salud, vacunas, cientificismo, manipulación genética… pero por debajo continué escribiendo… a rachas… y ahora, ahora siento que ha llegado el momento de compartir mis ficciones con lectores, con lectores desconocidos… ya que hasta ahora solo he importunado a amigos y familiares.

NX: ¿Y por qué has elegido Amazon? Tengo que preguntártelo…

JGB: Verás… los manuscritos se estremecían en los cajones y los mecanoscritos se angustiaban encerrados en el disco duro… los escuchaba crujir por las noches… Yo creo que todo artista crea para compartir, para comunicarse con seres desconocidos que sobreviven en islas perdidas… Así que todo vale.


NX: Háblanos un poco de tus escritores, de los que te han impactado o han influido en tu escritura o los que más has disfrutado o disfrutas leyendo.

JGB: Como tantos otros, yo empecé con los tebeos, en mi caso El Guerrero del Antifaz y después pasé a Verne, Conan Doyle, Poe y Lovecraft junto con toda la ciencia ficción que llegaba entonces vía Bruguera: Asimov, Silverberg, Clarke, Dick… Esas lecturas marcaron mis primeros textos. Luego, gracias a un inolvidable profe de la Escuela de Magisterio, Miguel Teruel, conocí a los sudamericanos del Boom y otros: Cortazar, García Márquez, Donoso, pero sobre todo y por encima de todo, Sabato. Si hay un escritor al que deba no ya mi forma de escribir sino el hecho de escribir es Sabato. No por sus temas ni su estilo ni nada de eso. Sino por su actitud ante la escritura que definió para siempre mi propia relación con ella, especialmente en el caso de El Segundo Río en el que la escritura es en sí misma uno de los protagonistas: los rollos, las bibliotecas, las escrituras cifradas. En definitiva, por culpa de Sabato, la escritura es para mí un ritual sagrado.

NX: Y ahora, ¿qué lees?

JGB: Bueno, esta entrevista la hacemos un 24 de junio, que es la fecha mágica o maldita de nacimiento de Sabato. Y son ya muchas las veces que la fecha me mueve a releerlo. Así que estoy por enésima vez inmerso en Sobre Héroes y Tumbas. Y en la mesa me esperan los libros de Erri de Luca y en lontananza acabo de toparme con un escritor mexicano que no conocía en absoluto: Mario Bellatín. Aunque mis referencias habituales, son Kafka, Modiano, Kenzaburo Oe, Vila-Matas, Bolaño o Cartarescu entre muchos que olvido… si alguien está interesado puede mirar mi blog Kefet: Las Escrituras de la Noche en el que llevo un modesto diario de lecturas y micro reseñas.




NX: Y por qué esa obsesión tuya con la K, con las palabras con K o con la misma letra K… ¿algo relacionado con Kafka?

JGB: La K es obviamente Kafka. Pero es más cosas, algunas muy personales. Para empezar es Peter Hammill, quien allá por el 82 sacó un disco que se titulaba Enter K y entonces no sé muy bien por qué la K comenzó a significar ese otro yo oculto, el otro músico dentro de PH y el otro escritor dentro de mí, y ese escritor no podía ser más que Kafka, que rompía las reglas de lo real, que representaba el escritor sagrado que quizá Sabato quiso ser, ese escritor capaz de estar sentado una noche entera y escribir al dictado de lo desconocido. Sabato es el hierofante y K es el único que viajó al otro lado y volvió, eso sí, por poco tiempo. Y PH/K es mi Caronte para el territorio mágico de la música… él pulsa esos acordes que me trastornan, esa teclas del piano que retuercen mis entrañas… una cosa es escuchar música y otra muy distinta escuchar a todas esas presencias dentro de PH: K, Nadir, el angel, el asesino, el refugiado…

NX: Las dos novelas recién aparecidas en Amazon son como he dicho muy diferentes al menos exteriormente: hablamos de una novela corta de apenas un centenar de páginas y de un complejo novelón de más de setecientas páginas, una novela-río ¡y nunca mejor dicho!

JGB: En este caso yo diría más bien una novela-mar, el Mar Interior… en todos los sentidos.

NX: Hay otro contraste llamativo entre ambas novelas: tardaste decenios en escribir El Manuscrito de Apolonio mientras que Redención dices haberla acabado en apenas dos meses. Está claro que no tienes un método fijo de trabajo…

JGB: No, no hay método. Hay escritura. Hay ese ritual sagrado que te he mencionado, una ritual que desconozco previamente y al que me abandono…

NX: Sabrás que ya hay quien especula por ahí sobre esto, así que acláranoslo de una vez: ¿Es Redención una historia real?

JGB: Desde que comencé a escribir he buscado los límites entre imaginación y memoria… y debo confesar que no los he encontrado…

NX: Entonces cómo debemos leer esa historia…

JGB: No tengo nada que decir sobre cómo leerla. Cada lector verá, buscará, encontrará o no su relación con ese… desgarro. Para mí es una historia real… tan real como las de Apolonio, Kissos o Anaxándrides…




NX: El Segundo Río ¿es una trilogía, una novela por entregas, una novela demasiado extensa para editar reunida o simplemente un texto que aún no has acabado?

JGB: El Segundo Río es mi exploración del mundo antiguo, no del “verdadero” mundo antiguo, quiero decir, ese que asoma en los libros de historia, sino del que tengo dentro de mí, dentro de mi memoria y dentro de mi imaginación: imágenes distorsionadas, hechos que me emocionaron cuando era un niño, ciudades que imaginaba y con las que soñaba, trirremes atravesando el Mar Interior, bibliotecas perdidas llenas de manuscritos misteriosos que contenían secretos inconfesables o trascendentes para la humanidad, hazañas épicas que poco a poco fueron tiñéndose de sangre, criaturas míticas, subterráneos que comunican islas, túneles infernales, monstruos indescriptibles…

NX: Cuarenta años ¿no es una pasada... ?¿De verdad has dedicado cuarenta años a una novela?

JGB: Depende de lo que signifique “dedicar”. ¡Desde luego que no he estado escribiendo cuarenta años! Hace unas semanas, cuando decidí volver a esta novela tras varios años de abandono recopilé los manuscritos y mecanoscritos que tenía en casa, en un viejo baúl junto a la documentación. He ordenado y archivado un total de 18 carpetas que contienen un número desconocido de folios… cientos, muchos cientos en diferente estado de envejecimiento… y afortunadamente fechados, por lo que he podido establecer períodos de escritura física de escritura efectiva si podemos llamarla así.
Empece en 1980 en La Línea, esbocé los primeros esquemas de la primera entrega en Jerez, en 1986. A partir de ahí, cada retorno tras un amargo abandono se lo debo a ella, a mi compañera actual a la que conocí en 1987 y que hizo suyo el proyecto, el personaje, y al autor. Así volví al manuscrito casi un año entre el 88 y e 89 en Calafell, dos años entre 1991 y 1993 en Granada, un curso en Guadix entre el 93 y el 94, meses de 1995 y 1997 de nuevo en La Línea, y a partir de ahí en Ex: años entre 2002 y 2005, un salto a 2007 y momentos sueltos entre 2007 y 2013; después revisiones hasta hace un mes.

NX: A mí me salen doce años que ya es una cifra apabullante y más aún si entre medias no has dejado de darle vueltas, y además has escrito otras novelas, entre ellas, esta breve historia que publicas también en Amazon, pero hay más textos, ¿no es así? Cuéntanos...

JGB: Hubo un momento… no sabría situarlo con exactitud… pero sería allá por los ochenta, en el que comenzaron a surgir textos que no pertenecían a Heptaplus, que es como yo llamaba entonces a El Segundo Río. Eran una mezcla de relatos, recuerdos, reflexiones, todas en forma de cartas, de hecho los fui titulando Epistografía y publiqué algunos en Ediciones Elm Street, una loca aventura que se menciona en Redención. Era una tentación de comodidad dejar por un tiempo el complejo mundo de Apolonio y dejarme llevar por esas cartas que fluían sin esfuerzo.

NX: Y esos textos ¿se han convertido en novelas, en libros de relatos…?

JGB: No. La mayor parte están por ahí en carpetas, abandonados. Algún fragmento acabó formando parte del Manuscrito de Apolonio, y otros fueron el arranque de mis viajes de retorno a la infancia: Cámara oscura, que ahonda en esas cosas que nos parecen tan misteriosas cuando somos niños y que se mezclaron a fuerza de mirar fotos antiguas con un misterio de adulto: ¿cómo se fijan las imágenes en el papel? ¿Cómo se atrapa el tiempo? Así que hice un esfuerzo de depuración de recuerdos, de pregunta sin respuesta y lo mezcle con recuerdos que nunca tuve: los orígenes de la fotografía y los empeños meticulosos de Joseph Nicéphore Niepce para detener el tiempo.



NX: ¿Hay mucho más en esas carpetas?

JGB: No sabría decirte lo que ahora me parecería aprovechable y lo que simplemente volvería a guardar porque me cuesta mucho tirar… sé que tengo mucho papel acumulado que nunca verá la luz, desde hace unos años me pasé a las libretas y tengo una nutrida colección de todos los tamaños y estilos, unas pocas vacías y algunas rellenas sin orden ni concierto que se dice… y hay por ahí una etapa de microrrelatos. Creo que fue cuando se me ocurrió abrir el blog Las Escrituras de la Noche… llevaba mucho tiempo sin escribir… sin escribir para El Segundo Río, digo… y pensé que podía retomar la escritura dando esos pasos breves que no exigen planificación, ni siquiera pensar, solo poner las manos en el teclado. Después decidí que el blog sería un diario de lecturas pero soy muy poco disciplinado y a veces lo abandono durante semanas y luego tengo que hacer memoria de los libros que había leído… Los microrrelatos son cómodos, no te llegas a encariñar con ellos y te importa menos lo que les pase… El Segundo Río es lo contrario, es un peso descomunal, una responsabilidad abrumadora, ni siquiera cuando no escribo, durante esos meses o años, he podido dejar de pensar en ese mundo, de recordar las historias que he ido contando o las que estoy por contar…

NX: Nos ha llamado especialmente la atención un título que aparece en tu biografía: El Misterio de la Caja Negra, que parece un título que intencionadamente remite a literatura de género…

JGB: El Misterio de la Caja Negra es un caso aparte. Mi compañera y yo leímos juntos todas las historias de Sherlock Holmes cuando compartíamos un apartamento en Calafell, en 1989. Así que cuando se acabaron decidí escribir una para ella y regalársela por capítulos en nuestro aniversario de “encuentro” que también es su cumpleaños. Se me ocurrió escribir no un caso de Holmes que me imponía mucho respeto y me parecía demasiado evidente, sino lo que yo proponía como la última aventura del Dr. Watson antes de su retirada a Escocia viejo y enfermo.

NX: Entonces no aparece Holmes?

JGB: Aparece fugazmente, no lo desvelaré, pero está presente todo el tiempo encarnado en Louis Coq, un personaje basado en un amigo que hice por esa época a raíz de mi interés por Egipto, un rebelde de la Egiptología, un desmontador de mitos que me impresionó por su lucidez y que trasladé a mi historia convertido en detective-arqueólogo que seguro dará mucho de sí…

NX: Anuncias una serie o algo parecido?

JGB: No me atrevo, pero estaba trabajando en un segundo caso de Coq cuando ella -una vez más- volvió a ser decisiva para retornar a El Segundo Río y abandonar todo lo que tenía entre manos…

NX: Bueno, a razón de cuarenta años por entrega, vas a necesitar al menos ochenta para acabar, ¿no?

JGB: No, procuraré acabar en cuarenta y dejarme los otros cuarenta para disfrutar de las ventas, la fama y todo eso… En serio, esta vez no habrá excusas. Y ten en cuenta que el proceso de documentación está hecho salvo pequeños detalles, así que la cosa es escribir, escribir y escribir mientras pueda.


Entrevista publicada originalmente en LITERATURAENLOSLÍMITESPUNTOCOM:
http://literaturaenloslimines.com/entrevistas.98663kk.html

Las novelas en Amazon:



martes, 16 de julio de 2019

Redención


Os invito a entrar en Redención, a compartir las primeras palabras que escribí tras muchas vacilaciones, excusas, dudas y promesas de que empezaría "uno de estos días..." Al fin conseguí empezar, o quizá sería más exacto decir que no tuve más remedio que empezar, tanto es así que aquellas páginas surgieron como una exhalación en pocas semanas. Y ahí están.





Ex, 2 de enero, 2016

Más de 30 años después...

Necesitaba un acto en el límite...
Y he necesitado superar pruebas de horas para poner la punta del cálamo sobre estas hojas.
Incluso cuando la decisión ya estaba tomada, mi mano se resistía y he tenido que obligarla.
Ha sido una lucha desigual y difícil.
Ha sido como un lanzarse al vacío, un vacío de 120 páginas.
Son las que me concedo para contar esta historia, la más difícil... no por compleja, no porque exija esfuerzos de memoria inalcanzables.
No.
La historia más difícil es la que llevas clavada en el alma, atravesando todo tu ser.



I

La primera vez que la vi sus ojos brillaban de tal modo que ya sentí —sin admitirlo, sin que siquiera me estuviese mirando— que mi vida había cambiado.
En ese momento no podía sospechar los años que tendrían que pasar hasta que ese cambio se produjera, se materializara, se instalara en nuestras vidas; no tenía ni idea del dolor que me esperaba, pero aún sin tenerla, ya sentía que ese dolor merecería la pena: ¿quién no estaría dispuesto a sangrar a cambio de ese brillo iluminando cada hora de su vida?
Sin saberlo —hasta mucho después— yo acepté ese trueque el primer día.

Después hay un tiempo de oscuridad.
No sabría decir qué ocurrió en ese tiempo. Y tampoco importa demasiado: años de eso que consideramos vida cuando aún no hemos vivido de verdad: trabajo, estudio, alquiler, pequeños acontecimientos perfectamente prescindibles, y lo peor de todo: autoengaño —que salpica a todo lo que te rodea.
Te mentiste despiadadamente y dejaste que todos creyeran tus mentiras, que interpretaran como una vida mediocre lo que no era sino una mezcla terrible de autocompasión, necesidad de supervivencia, cobardía... el refugio de los débiles que ignoran mucho más de lo que temen.

Hasta que un día, el calor de ese brillo en unos ojos vivos te remueve las entrañas, y la ilusión te corroe, te posee, te arrastra.
Sigues viviendo tu vida como si no te dieras por enterado: utilizas esa máscara tuya tan socorrida que siempre te da resultado porque la gente se ve impelida a hacer como que se la cree. La máscara de la inocencia, del descuido, de la fragilidad... que solo puede usar con eficacia alguien lo suficientemente infeliz como para exponerse al mundo con esa segunda piel más fina que la propia —¡el disfraz perfecto!

Aparentar una falsa debilidad para esconder otra debilidad mayor, más dolorosa, más cerca del abismo: ¿quién podría sospechar que bajo esa capa de modales descuidados, de pequeñas torpezas cotidianas, de inseguridad, de palabras vacías... lo que se esconde es otro vacío, la monstruosidad de una vida que no quiere ser vivida?
Y así, lo único que puede cortar en pedazos esa máscara invisible, resulta ser la ilusión, la ilusión de otra vida posible.

Pero no es tan sencillo. La ilusión alimenta el dolor, aviva rescoldos, esparce las cenizas del amanecer y vuelve a arrancar pequeñas llamas azules.
La imaginabas en habitaciones desconocidas realizan-do pequeñas tareas cotidianas, oyendo discos con ralladuras extraídos de fundas de cartón desgastado, bajo las gotas ardientes de una ducha borrosa o, peor aún, abrazada a él bajo las sábanas de una madrugada inacabable.
¿Cómo reunir fuerzas para ese salto imponente al vacío de la otra vida que llenabas cada día con imaginación alentada por la fiebre?
¿Cuánto se prolongó ese tiempo sin tiempo, esa cadena de instantes paralizados que formaban rúbricas como escuadrones de aves siniestras lanzándose sobre presas desprevenidas?
¿Cuántas noches sin sueños, cuántas finas esquirlas de tiempo arrancadas a la eternidad?

[…]

Me tiembla la mano ante la idea de apoyarla sobre aquellos días luminosos... miro fijamente esos puntos suspensivos que acabo de escribir, reuniendo fuerzas para cruzar el umbral... más dudas... más puntos suspensivos... un punto cierra un ciclo de pensamiento y sin embargo más puntos no lo refuerzan sino que lo abren a la duda...

Una vez cruzado ese umbral, una vez dado ese paso tan simple y abrumador que te paraliza —como los invitados de El Ángel Exterminador de Buñuel— estaremos —todos; los lectores, tú y yo— en el otro lado, el lado luminoso —en el que ya no dejarás de mirar nunca los ojos de ella— aunque no por ello exento de dolor y de sombras agazapadas.

De hecho, en ese lado —y precisamente por la presencia constante de la luz— las sombras son más evidentes y el dolor más agudo, como tristemente se verá...

Si consigues dar el paso.
Por ahora... imposible.



https://www.amazon.es/dp/1079319611
amazon.com/author/jesusgarciablanca

lunes, 1 de julio de 2019

El Segundo Río

"Las aguas del espíritu corren siempre bajo el suelo".
Kata-kruptos
Neikóphilos de Abdera

Los primeros borradores de esa novela que entonces no tenía título y que escribí tecleando en una vieja Olivetti con tinta azul datan de 1980. Los últimos trabajos de revisión para esta primera edición los he hecho durante la última semana de junio de este año, 2019.

Casi cuarenta años.

Cuarenta años de dudas, de inseguridad, de preguntas, de búsqueda, de dolor, de horizontes llenos de luz durante un breve instante, de bibliotecas, hemerotecas, museos, archivos primero en una multitud de ciudades y luego en la red, de interminables horas ante la Olivetti, después la Underwood, los folios y finalmente el teclado del ordenador, de incontables cafés, de angustia, de felicidad, de sombras, de fantasmas, de voces que susurran o gritan, de sonrisas, de llantos, de sueños perdidos y pesadillas recurrentes.


Y aquí está la primera entrega, la primera mirada a ese mundo extraño, inquietante y maravilloso en el que estoy atrapado ya para siempre. El manuscrito de Apolonio, la autobiografía de Apolonio de Rodas, autor de las Argonáuticas y director de la Biblioteca de Alejandría. He decidido hacerla pública mientras trabajo en las otras dos miradas: El manuscrito de Kissos y El manuscrito perdido.

Una compleja reflexión sobre la escritura y la existencia, sobre el pasado y la memoria, sobre el poder, la dignidad y la resistencia.


Página del libro en Amazon: https://www.amazon.es/dp/1076697488
Correo de contacto: El.segundo.rio.kemet@gmail.com