hay gente que no debería morir nunca
o al menos vivir siete vidas más que el resto
o al menos vivir siete vidas más que el resto
porque nos regalan siete veces más
porque nos inspiran setecientas veces más
porque nos salvan siete mil veces del hastío
porque distorsionan siete millones de veces
la realidad lo que creemos la realidad
lo que ellos saben muy bien que no es la realidad
lo que únicamente ellos son capaces de trasmitir
en guiones laberínticos
en pesadillas descarnadas
entre acordes de rotunda emotividad
hay gente que no debería morir nunca
una de esas personas era David Lynch