Un grito.
Eso es este libro.
No tiene sentido preguntarse si es una novela o no.
Kenzaburo nos grita desde su posición de intimidad nimbada de honestidad hasta el desgarro.
Poner al descubierto las heridas no es fácil, pero poner al descubierto lo que queda de uno después de que un apocalipsis nuclear haya arrasado tu piel, tus disfraces y el muro que una nación ha construido para encerrar la vergüenza, es puro heroísmo sólo accesible a unos pocos.
Entre ellos, K.
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