Finalizado a últimos de septiembre el ciclo no-correspondencia, no-diarios de lecturas de Kafka la imposibilidad de abandonar siquiera sea rescoldos de su mundo me llevó a las Cartas a Milena. Y así, junto a la Basílica de las Angustias de Granada lei las primeras misivas dirigidas a su traductora.
Quería Kafka comunicarse con el mundo? Quería hacerlo en el momento de escribir y luego se arrepintió? Qué significaba realmente esa lucha contra / con la escritura?
Creía estar dando cumplimiento a un destino? O era absolutamente al contrario: creía luchar sin fuerzas al borde de la enfermedad y la muerte contra un destino que lo condenaba al silencio?
No son todos los miedos uno solo? O dicho de otro modo: no se expresa un miedo de múltiples formas? Quizá el miedo sea algo en sí mismo que busca constantemente la forma de expresarse.
K y yo estamos agobiados, sumidos en la angustia, peleando contra nada —imposible vencer.
K y yo escribimos página tras página sin saber a dónde irá a parar lo que escribimos: será parte de una carta, de un diario, fragmentos de novela, textos que acabarán considerados ficción, fantasía transformada en realidad?
Las cartas de K... las inquietudes de K tal y como las expresa en esas cartas a un ser especial para él... me remueven, me inquietan, me libersan por momentos, me consuelan, me hacen sentir que puedo viajar hasta Praga, Viena, Gmünd... esos lugares en los que aún palpita un rastro suyo.
Si leer a Kafka es una experiencia intensa, leer las cartas que escribió a Milena supone una vuelta de tuerca de enorme intensidad por una razón clave: la personalidad de Milena. Nadie parece haber comprendido a Kafka como ella, nadie lo liberó —momentáneamente, por supuesto— de sus miedos y sufrimientos, y nadie le concedió como ella la posibilidad de confesarse, de abrirse, de expresarse, de retirar sus barreras de protección.
Acabadas esas tremendas cartas, no podía dejar de leer el libro de Margarete Buber-Neumann titulado en su edición original Milena la amiga de Kafka y aquí en traducción de Tusquets simplemente Milena. Pero mientras las inefables agencias de transporte transportaban el libro se me cruzó otro: El último proceso de Kafka, de Benjamin Balint, que resultó ser una apasionante narración del destino de los manuscritos de K, tan retorcido como el de sus alter ego de ficción.
Y la conclusión es que a pesar de todo, no tenemos la certeza de localización de los manuscritos. Cuántos papeles, cuadernos, cartas, andan por ahí en lugares desconocidos llenos de palabras esculpidas por K?
15 de marzo: las tropas alemanas entran en Praga. Recorren la calle principal de la Praga vieja mientras en las aceras la gente mira hacia abajo. Estamos al borde de otra tragedia inminente comparable con aquella?
Si las cartas a Milena son una desgarradora novela de amor, Milena es un testimonio sencillo y brutal de lo que significó la II Guerra Mundial pera millones, pero especialmente para personas sensibles, creativas y solidarias de las que Milena constituye un ejemplo sobrecogedor.
Y en esas llegó el Dia de los Muertos, en este caso no solo de la mano del calendarios sino de primerísima mano en los relatos de mi hijo Olmo que pasó esos días en México en 2021 y recorrió la ruta del Cónsul leyendo Bajo el Volcán.
Y ahora, dos años después casi viajamos con él a beber mezcal en los tugurios de Lowry.
Eso sí, inevitable pensar en Antonio y en todo lo que nos une como escritores, como lectores y como amigos durante más de cincuenta años.
Pensar en eso es como pulsar un conmutador que dispara imágenes y las veo como en aquellos pequeños juguetes en los que metíamos una diapositiva de plástico y lo mirábamos a contraluz. Son imágenes reales y al mismo tiempo falsas. Reales poirque corresponden a personas y objetos que existen de verdad (o eso creo), y son falsas en el sentido de que están ahí, entre la luz y tu ojo, como flotando en un mar de tiempo irreal que hoy te inunda de alguna forma pero que mañana ya no estará.
Son imágenes o son memoria? Son recuerdos o imágenes de recuerdos? Todo está ahí. Son al mismo tiempo una cosa y la otra: se unen en el contraluz para cobrar existencia.
Día de los Muertos, dia de Malcolm Lowry, día del Cónsul, día de Bajo el Volcán para siempre.
Una búsqueda que es la nuestra —la de todos los lectores— un viaje que es el nuestro, un recorrido hacia el infierno que repetimos una y otra vez.
Caminamos con Lowry en la noche mágica de Cuahunauac, subimos con el Cónsul a la rueda de la vida, tomamos mezcal en las incontables tabernas bajo el Popo y recorremos el camino iniciático que nos arroja al barranco para comenzar de nuevo al amanecer rogando a la Virgen que nos devuelva el amor perdido.
Y el 3 de noviembre, con la resaca de los muertos una fotografía mostrando una novela recién sacada del horno por Anagrama me lanzó de nuevo a la calle y a mi recorrido habitual de tiendas de libros con un resultado jugoso.
He entrado en el mundo de Benjamin Labatut: solo unos pocos párrafos que me han conducido al abismo.
MANIAC tiene un arranque magnífico y sus primeras páginas sugieren una novela potente y densa. Creo que tengo un nuevo escritor al que seguir y perseguir
Para que no resulte excesivamente chiripitifláutica la elección de los tres siguientes libros, hay que comprender que los personajes de Labatut son algo así como avatares modernos de los sabios de la antigüedad y que muchos de estos pueblan las páginas de El Segundo Río en cuyo trance de escritura me hallaba en esos momentos.
Esos libros son: una biografía de Kurt Gödel, un recorrido por las ideas de la secta pitagórica y el Apocalipsis de D H Lawrence que incluye frases como esta: "es muchísimo mejor leer un libro seis veces a intervalos, que leer seis libros distintos", o esta: "Un libro solo vive mientras tiene el poder de conmovernos, y conmovernos de una manera distinta, mientras nos parezca diferente cadsa vez que lo leemos".
Regreso a los cuadernos acompañado de dos lecturas simultáneas: Chevreuse, lo último traducido de Modiano y La noche más oscura, que narra la investigación del escritor estadounidense John Evangelist de la misteriosa muerte de Edgar Allan Poe.
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