
Tan buenos chicos es otro retazo de memoria robada y recuperada. Mira que llevo novelas de Patrick, pero en la siguiente me vuelve a coger desprevenido: vuelve a robarme un trozo de pasado para devolvérmelo lentamente en ciento cincuenta páginas tan dolorosas como hipnóticas.
"Hay lugares que imantan las almas que han perdido el rumbo y rocas que la tempestad no inmuta".
Siempre hay una pequeña revelación en cada libro de Modiano.
En Ropero de la infancia, se permite darnos su pequeño truco para componer historias:
"Se trata de tres cuadernos donde había copiado, mirando diarios atrasados, de hace cuarenta años, nombres propios; señas; anuncios por palabras; nombres de caballos de galope plano y de obstáculos y los de sus jockeys y los de sus dueños; anuncios; declaraciones de quiebra, y otras muchas cosas...  Desde las doce de la noche y hasta las seis de la mañana, Mercadié, Simone Delorme o Jacques Lemoine leen extractos de esa gigantesca agenda caducada por los micrófonos de Radio Mundial. Lo hacen durante diez minutos más o menos, al finalizar todos los noticiarios. Las voces de los locutores a esas horas son límpidas y se elevan por encima de un silencio libre de toda interferencia. Entonces entiendo por qué no puedo volver a escribir novelas, por qué he renunciado a la literatura. En adelante, escribir será llenar cuadernos como los tres anteriores, con todos esos detalles heteróclitos y olvidados que un locutor leerá con voz precisa y despertarán un eco en alguien, en París o en el otro extremo del mundo si sintoniza esa emisión remota. Espero a diario la carta de un oyente desconocido que haya respondido a la invitación que Mercadié repite, al micrófono, siempre que lee un fragmento de mis "cuadernos": "Se ruega a toda persona en condiciones de darnos más detalles sobre este asunto que nos escriba".Un día de estos escribiré a Modiano para contarle que he sintonizado su emisora.
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