Comprenderás que por referencias comunes, cercanas y emocionales, me quede con la referencia del libro de Pérez Andújar.
El hecho de recordar, de resentir –volver a sentir- una breve pero intensa bocanada de sonidos de nuestro pasado, los mismos lugares, las mismas punzadas bajo la piel, la misma infancia descarnada, me sacude y me arranca una sonrisa cómplice.
Y me da por pensar que el paso de los años nos sorprende un buen día y todo aquello que vivimos y a lo que sobrevivimos, y que había estado esperando agazapado en algún lugar de nuestras tripas, revienta como carne de literatura. Y a uno no le queda más remedio que escribir.
Escribir desde el dolor de la memoria…
Un abrazo.
Antonio.
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