martes, 8 de febrero de 2011

Quignard y la música del alma

Quería que mi primer libro de Quignard fuese este.
Quizá las manos de Jordi Savall acariciando una viola en los altavoces de mi estudio...
Quizá la promesa de voluptuosas emociones contenidas en breves trazos.
Quizá esa estructura a la manera de los trípticos en la que se recorren tres épocas y lugares distantes.
Pero Quignard no es -aquí- un narrador total como prometían sus analistas.
Quizá tarde en volver a él.

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