Llevo desde julio inmerso en un viaje al pasado del que daré cuenta cuando esté de regreso.
Pero, entretanto, un viaje en el presente para presentar mi libro Wilhelm Reich, inspirador de rebeldía, me ha llevado a dos autores peculiares.
Uno de ellos es Nicos Cavadías, al que no conocía en absoluto hasta que en el mercadillo de Nerja me topé con este librito de Editorial Funambulista que me entró por los ojos (nunca mejor dicho, porque llevo días con unas gafas de repuesto y me cuesta un trabajo enorme leer).
Li es una pequeña historia, sin grandes pretensiones, que refleja la realidad en los sampanes del puerto de Hong Kong.
Poesía y hiperrealismo en pequeñas dosis.
Una lectura dulce para viajar a trescientos kilómetros por hora en las vías del AVE.
El otro autor es Erri de Luca, uno de esos escritores que están en mi lista y van subiendo y bajando peldaños sin llegar nunca al nivel en el que compro uno de sus libros y lo leo.
Hasta ahora.
Y a partir de ahora, más.
Esta breve novela con el sugerente título Los peces no cierra los ojos te engancha desde la magnífica fotografía de portada y te la lees de un tirón, especialmente si durante horas no puedes moverte de un asiento y el paisaje pasa a toda velocidad oscureciéndose poco a poco hasta desaparecer.
Es la historia de un primera amor casi infantil, de una venganza casi adulta, de una relación que queda olvidada en el tiempo de la preadolescencia pero confiriendo significado a las vidas de esos dos entrañables personajes: el narrador y la chica.
Cierro el paréntesis del viaje al presente para dejar la promesa abierta del viaje al pasado.
Viaje al futuro pasado o al pasado futuro... sea lo que sea, está a punto de acabar.
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